Sentado en su cómodo sillón de pliana cuadriculada que se ubicaba al extremo de su modesto estudio junto a sendos libreros que iban de pared a pared.
Ahí, bajo la resolana que se filtraba por la ventana detrás de él, tengo el recuerdo de mi abuelo, leyendo, siempre leyendo.
Mi abuelo, nacido en la segunda década del siglo pasado, hombre recio, de palabras cortas, pero sabias y precisas; de humor seco y correcto; pocas veces con picardía.
Tengo en mi mente una lejana estampa de él leyendo la revista Proceso, de la que era asiduo lector, en épocas donde el PRI era el sistema opresor.
También tengo la edad para dar fé, por vivencias propias de que así fue, por lo menos en el centro del país donde crecí.
Ubiquese, estimado lector, al término de la época de Arturo “el negro” Durazo, cuyo terror azotó el otrora Distrito Federal entre 1976 y 1982 como jefe de la policía capitalina en tiempos del sexenio del presidente José Luis López Portillo, después apodado “el perro”.
Fue una época gris, de inseguridad y abusos de quienes juraron cuidarnos, de crisis económica y devaluaciones una tras otra. De ahí el apodo que el propio presidente se acuñó para sí mismo con la célebre frase que lo acompañó el resto de su sexenio y de su vida: “defenderé al peso como un perro…”
La Ciudad de México (DF) ha sido descrita como la «Ciudad de los Palacios» por las esplendorosas edificaciones que la han adornado en diversas etapas de la historia: El Palacio de Bellas Artes, el Palacio Postal, el Palacio de Minería, el Castillo de Chapultepec, el Palacio de la Autonomía, el Palacio Negro o mejor conocido como el Palacio de Lecumberri, el Templo Mayor o el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, construido por encargo de Hernán Cortés en 1522.
En el libro “The Rambler in Mexico” (El excursionista en México) del inglés Charles La Trobe, describió su encuentro con la Ciudad de México en el siglo XIX:
«Mira sus obras: los acueductos monumentales, iglesias, caminos y la lujosa Ciudad de los Palacios…»
Tal vez, es que inspirados en ese epíteto, ex presidente y ex jefe de la policía quisieron aportar a la arquitectura de la ciudad con sus propios palacetes, indignos monumentos a la corrupción.
¿Le sorprendió la casa blanca de Enrique Peña Nieto?
Durazo, “el negro” no el Moreno, construyó, perdido en su megalomanía, un Partenón en Tlalpan la ciudad de México y otro más, como villa de descanso y de rendición a los placeres, en Zihuatanejo.
López Portillo, por su parte edificó la famosa Colina del Perro, nombre dado precisamente por la revista Proceso en ese ejemplar del que guardo memoria.
Pero hablábamos de mi abuelo. Jamás seré tan culto y ávido lector como él, sin embargo, sí fue justo bajo ese rayo de cálida luz donde sembró la curiosidad, la duda y el cuidado por las letras, pero más aún por la verdad.
Yo era un preadolescente, como dicen ahora, allá a inicio de los 80s, cuando me sentaba en el suelo a su lado para recibir los mismos rayos de sol que él.
Así, puso en mis mano la serie completa de las Aventuras de Sherlock Holmes con la que me inició en la lectura…
Sin duda fueron otros tiempos.
La Fuerza de las Palabras, cómo hablar y escribir para triunfar; es un raro y extraordinario libro de consulta lingüística, editado por Selecciones del Reader’s Digest allá por los 70s u 80s, desconozco si edite una versión actualizada, era su libro de cabecera.
Lo recuerdo, como si fuera ayer, tomando el libro para consultar alguna expresión que le parecía incorrecta para luego escribir a lápiz con su bella letra caligráfica alguna observación en los márgenes del libro o revista que leía.
Este libro y otro, “Birds“, pasaron a mi reducida biblioteca.
Me hubiera gustado conservar la edición en varios tomos finamente empastada en cuero de cerdo del Quijote de la Mancha que adornaba la repisa central más alta de su librero, pero no me tocaba, me tuve que conformar con adquirir tiempo después, la versión de pasta dura del IV Centenario.
Hablando de libros, está semana salió a la venta la magnum opus de la escritora argentina, Olga Wornat: “Felipe, El Oscuro” editada por Editorial Planeta. Obra en la que la gaucha desvela el manto a la presunta corrupción y violencia del sexenio del ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa.
Al respecto, disculpe mi suspicacia, pero no me puedo reservar mis comentarios, primero me parece oportunista por el timing electoral.
¿Coincidencia? No lo creo, de hecho me enviaron, sin solicitarlo, un bello ejemplar “finamente” exportado en PDF de la obra en cuestión; lo que me despierta suspicacias adicionales:
O alguien en la editorial le jugó chueco a la autora compartiendo el día de su lanzamiento el libro original en su versión digital, pues el que recibí no fue escaneado de uno de papel, sino que fue creado en PDF de una fuente editable.
O alguien tiene urgencia por colocar esta historia al alcance de todos, por lo que no dudaría entonces que la edición ya esté remunerada a la autora, se venda o no…
Si lo quiere, cómprelo, pero no me lo pida, no guardo piratería.
Este episodio me recuerda a Noam Chomsky, un afamado catedrático, filósofo, lingüista y activista norteamericano, que ha estado en el centro de casi todo lo importante en los últimos 60 años y hoy mismo, a sus más de 90 años, sigue siendo un pensador activo.
Manufacturing Consent. The political economy of the mass media, llegó al mercado hispano parlante bajo el nombre de Los Guardianes de la Libertad alrededor de 1990, escrito en coautoría con Edward S. Herman en 1988; y fue una lectura obligada en mis años de universidad.
La obra trata, como su nombre original lo dice, de la fabricación de conciencias y de la política económica de los medios masivos.
El profesor Chomsky nos relata de el poder de las palabras de la comunicación estatista (pública o privada) y de cómo se siembra la “propaganda” ideológica en diferentes momentos de la historia.
Por cierto, mi abuelo no era ajeno a Chomsky, trabajó toda su vida en una fábrica de acero allá por la zona de los grandes lagos, por lo que entendía los problemas sociales de la clase trabajadora norteamericana, él lo ubicaba por su papel central en el activismo con un discurso más bien de izquierda, de hecho recuerdo que alguna una vez lo citó diciéndome:
«…cuando uno actúa como si no hubiera posibilidades para el cambio, está garantizando que no habrá cambio alguno.»
-Noam Chomsky
David Gamboa
Mercadólogo por la UVM. Profesional del Marketing Digital y apasionado de las letras. Galardonado con la prestigiosa Columna de Plata de la APCJ por Columna en 2023. Es Editor General de ADN A Diario Network.