La sociedad civil o pueblo en general, o como guste usted definir a la población que nos consideramos mexicanos porque vivimos en el territorio conocido como los Estados Unidos Mexicanos, o simplemente como México, estamos a unos días de concretar con nuestro voto, otros seis años bajo el sistema democrático que establece nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
El único presidente de México que se ha atrevido a denunciar la corrupción del Poder Judicial de la Federación es Andrés Manuel López Obrador. Desde las lujosas exigencias de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCN), así como los super sueldos y las diversas resoluciones favorables a intereses creados por los empresarios y políticos que se han beneficiado a costa del erario.
Igualmente, lo que desconoce la mayoría de la gente, es que quien ha cambiado el rumbo acerca de nuestras costumbres y forma de vida tradicional, ha sido a través de las resoluciones de la SCJN, mediante tesis de jurisprudencia que ya se aplica en la práctica jurídica, aunque no esté plasmada en los códigos de los estados.
Como ejemplo tenemos que en el Estado de Chihuahua el matrimonio entre personas del mismo sexo no está autorizado en el Código Civil, pero en la práctica todas las oficialías del Registro Civil del estado celebran los matrimonios entre personas del mismo sexo.
Otro ejemplo es el aborto, que está tipificado como delito en nuestro estado porque así lo dispone el código penal, sin embargo, es letra muerta, ya que la SCJN resolvió que es un derecho humano de la mujer decidir. Ambos ejemplos son basados en el derecho humano del libre desarrollo de la personalidad. Y así podemos continuar con una larga lista como la identidad de género, al grado de limitar el derecho de los padres para educar a sus hijos en cuestión de definir su sexo.
Desde el año 2011 en que se reformó la Constitución para establecer los derechos humanos, desapareciendo a las garantías individuales, la SCJN ha definido en forma amplia cada derecho humano, sobre todos los fundamentales como el derecho a la vida. De tal manera que, por ser la autoridad más alta de nuestro sistema jurídico, todas sus resoluciones son obligatorias para el país.
Lo mismo sucede con los Tribunales Electorales del Poder Judicial de la Federación, a donde llegan las impugnaciones de todas las elecciones, con la facultad de decidir con fuerza vinculativa para las partes todas las controversias que se susciten y que no admiten recurso alguno. Tienen el poder de elegir contra la voluntad del pueblo que votó por determinado candidato.
Les comento lo ocurrido a mi familia en las dos últimas elecciones, que la casilla que se nos asignó fue anulada la totalidad de los votos. Tanto en el 2018, como en el 2021, más de quinientos votos anulados en cada elección, por el Tribunal Electoral del Poder Judicial del Estado de Chihuahua y ratificado por el de Guadalajara. Usted amable lector, pudo ser víctima también de que tres magistrados decidan por la mayoría.
La gente culpa de todos nuestros males y desgracias al poder ejecutivo, en este caso al presidente de México, quien se atrevió a denunciar a los ministros involucrados en la corrupción al más alto nivel. Donde la justicia ya no da para más y donde se impuso la corrupción y el nepotismo.
La revolución mexicana se distinguió por la lucha de obreros, campesinos, pequeños comerciantes, indígenas y la clase humilde sometida por un gobierno dictador, ante la perversidad de políticos y militares que dominaban en 1910 cuando estalló y que después de cientos de miles de muertes de héroes anónimos, y conocidos caudillos se logró consolidar el sistema político nacional con tres poderes emanados de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos el 5 de febrero de 1917.
Así es como se consolida y se establece un gobierno de izquierda, porque otorga derechos e igualdad a todos los individuos de la nación, así como garantizar las libertades de creencia, de trabajo, de educación y la competencia comercial y empresarial, considerando como bienes de la nación a los recursos naturales y limitando la propiedad privada a extranjeros. Siempre escuché decir a líderes priistas que su ideología era de derecha, pero más inclinada hacia la izquierda.
Sin embargo, en la revolución hubo demasiadas bajas por traiciones como le ocurrió a Madero, a Zapata, a Villa y a Carranza. Después del “triunfo”, los siguientes presidentes emanados del PRI, se convirtieron en expertos para fraudes electorales y eliminaron gran parte de lo logrado, reformando a la constitución para el grupo conservador y neoliberal que son los que siempre se han beneficiado por encima del pueblo.
El movimiento que emprendió Andrés Manuel López Obrador es otra revolución, pero la declaró pacífica, por eso no ha permitido que intervengan las fuerzas armadas, a pesar de las múltiples provocaciones en su contra, ante la infamia y la calumnia para hacer creer a la gente lo contrario de la realidad. Ya la Cuarta Transformación, como la define el presidente, logró estabilizar la riqueza de nuestros recursos naturales y les arrebató la careta a los conservadores y neoliberales del PRIAN.
Héctor Molinar Apodaca
Abogado especialista en Gestión de Conflictos y Mediación.
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