César Costa era “Papá Soltero” en el programa de los noventas que reflejaba los enredos y complicaciones que traía para un hombre la paternidad.
El protagonista vivía en un departamento con sus tres hijos, una empleada doméstica, un chofer y otros lujos moderados, sin duda era un hombre exitoso y al final de la serie siempre resultaba esperanzador ver cómo la vida le sonría y premiaba su esfuerzo como padre.
Iván también es papá soltero pero no sale en la tele, es abogado y desde que su esposa se fue al mandado y nunca volvió se hace cargo de sus dos hijos.
-¿Exitoso?- Pero como no iba a serlo si los hombres son de por sí los proveedores por excelencia y como dice mi comadre – No hay cosa más triste que un bato sin dinero – entonces Iván se esfuerza demasiado para aparentar una vida que se parezca un poco a la del Sr. Costa, disfruta cada momento con sus hijos y aprendió hacer comida.
Fabián no tuvo tanta suerte, no pudo estudiar pues desde los quince años trabaja, se casó muy joven con Angélica que de pronto le dio tres hijas, las cosas no fueron bien entre ellos y lo dejó para irse con su nuevo bebé fruto de su Second Love. Ahora trabaja de noche para convivir un poco con sus hijas ayudarlas en la escuela y el quehacer de la casa.
No pretendo enviarles un Diploma a estos hombres por hacer lo que muchas mujeres hacen, lo que sí es interesante es reconocer cómo cada vez una mayor cantidad de ellos han instaurado en la vida social Las Nuevas Masculinidades.
Esta tendencia busca repensar la manera tradicional de ser Hombre, como buscó en sus inicios el feminismo, trata de que cada hombre exprese su género como prefiera y en libertad.
Si partimos de una conciencia igualitaria debemos reconocer que los hombres también han sido víctimas del machismo, que en su mayoría han obedecido a patrones culturales impuestos incluso por las mismas mujeres, que hemos perpetuado en conjunto la idea de que solo hay una forma de ser Hombre; -él que provee, al que le decimos “caballeroso” por pagar la cuenta cuando en realidad es un “hombre amable” , él que no expresa sus sentimientos. no se muestra vulnerable y se autodefine por ego como un ser “ Autoritario” , al que no le permitimos no traer dinero cuando a las mujeres siempre se les disculpa bajo el arquetipo de “Dama”, estas y demás conceptualizaciones que nos han instituido que en México “Los hombres no lloran “ .
Afortunadamente y retomando el ejemplo de Ivan y Fabian me parece que las nuevas generaciones de hombres han emprendido una valiosísima transformación en lo significa “ser hombre” sin que los estereotipos marquen el camino y en buena medida han iniciado en sus hogares. Cada vez más de ellos participan en la educación de los hijos, se involucran en sus espacios recreativos, y no creen que “ayudan” a las mujeres a lavar o planchar si no que comparten igualitariamente las tareas.
Sin embargo creo también, que deben existir esfuerzos mayores, que sería extraordinario que los hombres promovieran y nosotras con ellos que cada hombre es libre de asumir la masculinidad como prefiera según su propia personalidad y visión de vida.
Me encantaría ver a los hombres prepararse en temas de sensibilidad y expresión de sentimientos, que nos ayudaran a aprender a cambiar las llantas, que compartiéramos cada vez más los cuidados y atención de los hijos y nos involucraran más en los negocios, para que todos construyamos relaciones personales más igualitarias para que dejemos de ser “sus damas” paguemos las cuentas y nos convirtamos en “mujeres amables”.
Rocío Saenz
Lic. En Comercio Exterior. Lic. En Educación con especialidad en Historia. Docente Educación Básica Media y Media Superior, Fundadora de Renace Mujer A.C. Directora de Renace Mujer Lencería, Consultora socio política de Mujeres.