“La estrategia es un procedimiento para tomar decisiones en una determinada circunstancia. Es utilizada para alcanzar uno o varios objetivos previamente definidos. Una estrategia es el camino a seguir para alcanzar metas perfectamente definidas”
La estrategia política conlleva a la planificación cuidadosa de acciones políticas para lograr objetivos específicos. Esto implica evaluar adecuadamente el entorno político, identificar oportunidades y amenazas reales, y diseñar un plan de acción efectivo para alcanzar las metas políticas con éxito.
Todo ello ha brillado por su ausencia en el cuerpo rector de los opositores, los encargados de marcar el rumbo para lograr sus objetivos, ya que los ha arropado la arrogancia, la soberbia, el engreimiento, la petulancia y la sobrestima que les nubló la visión política de lo que deberían entender primero, y comenzar hacer después.
Debieron primero comprender la realidad social mexicana que tanto ignoraron, su composición y estructura para alcanzar a entender el gravísimo descuido de los opositores que prefirieron un mundo irreal a enfrentarse a la realidad que ellos mismos construyeron a través del tiempo hasta que les reventó en la cara completamente en el 2018, que los dejó impávidos, desubicados, aturdidos, su vanidad lacerada y su orgullo hecho harapos.
México está compuesto por seis clases sociales, para dibujar el mercado de consumo, ya que el consumo te indica la capacidad de ingreso que agrupan los distintos estratos sociales y, ahí es donde nace la identidad de clase social, la sinergia con las causas de ubicación social en el escalafón del bienestar logrado y cedido, compartido, el escalafón donde te permitieron ubicarte gracias a las políticas gubernamentales desarrolladas para lograr satisfacción o insatisfacción ciudadana, las políticas macroeconómicas, económicas y sociales que determinan la ubicación de clase social, el clasismo del mercado, los privilegios, los privilegiados y los desprotegidos, los olvidados, amos, serviles y esclavos.
El mexicano clasificado como clase Baja- Baja: la conforman el 35% de las y los mexicanos, y son aquellas personas que tienen situaciones laborales inestables como: trabajadores temporales, comerciantes informales, personas migrantes, entre otros.
El mexicano clasificado como clase Baja-alta: es el 20% de la población en México, principalmente integrada por obreros y campesinos.
El mexicano clasificado como clase Media-baja: Esta clase está conformada por 20% de mexicanos, y son las personas dedicadas a trabajos técnicos, oficinistas, supervisores y artesanos con reconocimiento.
El mexicano clasificado como clase Media-alta: Se asegura que en esta clase están los “hombres de negocios y profesionales que han triunfado”, los cuales son 16% de los mexicanos.
El mexicano clasificado como clase Alta-baja: Son el 7% de los mexicanos, y se conforman por familias adineradas del país, quienes cuentan con diversas fuentes de ingresos.
El mexicano clasificado como clase Alta-alta: que solo representa el 2% de los mexicanos, son familias que podrán mantener con su riqueza a futuras generaciones.
También se clasifica al mexicano como “en pobreza” y en “pobreza extrema” en donde la numerología es asombrosamente alta donde 55.7 millones de mexicanos estaban en situación de pobreza en 2018 y avanzando como resultado de las políticas neoliberales aplicadas, en 2016 había 61 millones de mexicanos por debajo del ingreso de la línea de pobreza, extremadamente pobres.
Como corolario a las políticas neoliberales aplicadas durante más de 40 años en México 71.1 millones de mexicanos estaban en 2018 sin acceso a la seguridad social, el 71.7% de la población mexicana, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en 2008 eran 72.5% de la población, diez años antes.
Desde 1982 se detonó el empuje a la pobreza en los mexicanos, desde ese año la estrategia de desarrollo de México habría cambiado, desde un Estado promotor del proceso de crecimiento económico a un proceso orientado hacia el mercado. El cambio no logró los resultados que se esperaban en términos de crecimiento económico y distribución del ingreso. En los casi 36 años desde 1982, el PIB per cápita en México prácticamente se habría estancado con severo retroceso, la distribución de los ingresos no habría mejorado y las condiciones de vida de la mayoría de la población se habrían deteriorado en forma acelerada.
Aunando un poco más, el porcentaje de la población con ingreso laboral inferior al costo de la canasta básica alimentaria en el primer trimestre de 2019 fue del orden de 38.7%. En tanto que el ingreso real promedio de la población ocupada a nivel nacional ascendió a 4,183.40 pesos mensuales, un salario de hambre.
Todas las políticas neoliberales incidían directamente a generar pobreza, deslizando los escalafones sociales hacia pobreza, empobrecían más y más a los mexicanos mientras una clase élite de casta dorada, y su servidumbre, se beneficiaban con la riqueza nacional e incrementaban sus niveles de riqueza ofensiva, mientras la población empobrecía más y más cada día, cada sexenio.
1988 fue el primer campanazo de la inconformidad social y el incipiente hartazgo de una sociedad que descubría el agravio y eso comenzó a mover las estructuras del poder político, se comenzaron a cimbrar las bases del alguna vez súper poderoso PRI, llegó 1994 y la sangre cubrió las diferencias entre la nueva y vieja clase política nacional sin importarles el país comenzaron las vendettas entre las élites políticas hasta llegar al más perverso de todos los pactos políticos, la elección presidencial del año 2000, donde la sociedad encontró “una posible válvula de escape” no violenta para tomar el control del país…. Resultó toda una burla al pueblo de México y así lo entendió posteriormente el mexicano, un engaño, una manipulación de gran calado de gran trascendencia política para ese tiempo.
Llegó el fraude de la elección del 2006 donde la afrenta comenzó a reencender los sentimientos donde el defraudado, el pueblo y López Obrador, tuvieron que maniobrar convirtiéndose ellos mismos en la válvula de escape a las presiones de enfrentamiento y violencia, el desahogo de la ira y el encono, la “toma de Reforma”, el hartazgo se mezclaba con el encono, el resentimiento y la humillación, había que bajar esa explosiva mescla de detonantes.
Vino 2012 donde por primera vez en la historia la cantidad de dinero que se movió alarmó al mismo Banco de México, al detectar en los flujos de circulante que se movían en el sistema, que eran asombrosamente discordantes, rebasados en su histórico y extremadamente abundantes en circulación, cuando es el mismo Banco Central el que regula el circulante y la emisión de billete, ocultarlo se convirtió en complicidad al mercantilizar la elección presidencial donde los intermediarios del efectivo circulante fueron las grandes empresas minoristas de México, se volvieron a robar la elección presidencial pero ahora no con el algoritmo electoral, sino mercantilizando el voto.
Todo lo anterior más los pleitos por el presupuesto entre Claudio X González y Enrique Peña Nieto, las cuotas de poder no cumplidas y la descarada forma de corrupción abierta y sin pudor por los PRIANISTAS llevaron a entrar a una elección en el 2018 con una sed de hacer pagar a los políticos sus agravios y humillaciones junto a su ofensiva manera de enriquecerse.
Bien saben los opositores que llegaron a una elección en el 2018 con todo en contra y con muchísimo rechazo del pueblo de México agraviado y, aún con ello, se atrevieron a intentar volver a robarse la elección presidencial, desparecieron desde el INE cerca de tres millones de votos a favor de la izquierda y con ello buscaron amortiguar la derrota en lo que sería la conformación del Congreso pero no les alcanzó, la apabullante ola de votos les complicó todo el proceso de consolidar de nueva cuenta el fraude electoral.
Durante estos casi 6 años se dedicaron los opositores a calificar constantemente a los mexicanos, ampliamente mayoritarios, como ignorantes y pendejos acompañados de otros “cariñosos” calificativos que han vertido en cualquier plataforma o momento que se les presenta, principalmente, y con mucho odio, en las redes sociales de comunidades de identidad radicadas en México, un desprecio muy marcado por pertenecer a las mayorías que no les son favorables, expelen odio en sus redes sociales, en sus marchas., tienen 20 años destilando odio en contra del Obradorismo y lo único que han logrado es fortalecerlo y nunca lo entendieron, o no lo quisieron entender.
Es de estrategas párvulos el interpretar el camino estratégico que debieron haber seguido, todo lo contrario al camino que decidieron tomar, pero su arrogancia los cegó y les nubló la razón.
“Sufrimos una exaltación de posiciones extremas, de estrategias de división y polarización de la sociedad que cultivan el odio y la confrontación y atacan un clima de pacífica convivencia, dificultando los avances sociales y los consensos legislativos” escribía el columnista digital Odón Elorza con certeza cuando el frente opositor se cerró completamente al debate parlamentario y a la apertura de la discusión de las ideas, hoy tiene más validez que nunca por la “guerra de suciedad y mentiras” que vienen desarrollando los opositores pensando que con ello lograrán ahora restarle al Obradorismo, a Morena y sus aliados cuando el efecto único que lograrán será la de consolidar los odios de las partes y no más…. Los opositores buscan quebrar aún más la frágil armonía y tolerancia que aún nos queda, y el ciudadano está más que consiente de ello.
El neoliberalismo avasallante a través de los opositores PRIAN-PRD en su nostalgia narcisista le apostaron a que el pueblo volvería a confiar en ellos, que los volvería a querer, que se olvidarían tantísimos años de agravios a la sociedad mexicana.
Planearon muy mal, los opositores nunca entendieron que ellos mismos habían sido los únicos responsables del hartazgo del pueblo de México en el transcurso del tiempo, acumularon muchísimo resentimiento y rechazo hacia ellos que será muy difícil que como lo que hoy son políticamente logren congraciarse con la sociedad mexicana, ya son demasiado distantes del pueblo.
Hasta donde llega su arrogancia, los opositores no se consideran pueblo, se consideran “sociedad civil” y te apertura todo lo que se debe entender con eso.
Nunca entendieron lo que debieron entender en los años que gobernaron.
“El que por gusto es buey, hasta la coyunta lame”
Agredían, humillaban y denostaban al menos al 75% de los mexicanos de los tres primeros estratos sociales… sencillamente se las están cobrando las facturas agraviantes, es cuestión de ver con un poco de inteligencia, sensibilidad política y matemática, pero el odio les nubló la razón.
Raúl Sabido
Egresado de la Facultad de Comercio y Administración por la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Su desarrollo profesional ha sido en empresas privadas en posiciones directivas donde a logrado acumular 42 años de servicio.
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