De este 2020 aprendimos que los planes que uno tenga al corto, mediano y largo plazo pueden ser cambiados por circunstancias externas en cuestión de semanas. Que no podemos controlar todo y que debemos ser conscientes de eso, que la vida es un regalo diario que hay que disfrutar; lo malo o bueno, todo es un aprendizaje y que ese aprendizaje se vuelve el sendero del significado de la vida.
Aprendimos que todos tenemos la capacidad de adaptarnos a las adversidades, que somos más que días monótonos, que subconscientemente estamos preparados para enfrentar retos tan grandes como los de una pandemia mortal aún y con el miedo que nos trataron de meter los medios de comunicación.
Que hay cosas más importantes que los bienes materiales, como la salud, la paz y vida en sí. Que no estamos por encima o por debajo de nadie, que, así como se vio afectada una persona en situación precaria, así mismo las personas acaudaladas. Que valió más en estos momentos aquel técnico, cajero, repartidor, surtidor, que una persona llena de títulos, nos enseñó que todos somos igual de necesarios, y no mostró una de las caras de la humildad.
Nos enseñó el significado de desearle a alguien “mucha salud” pasó de ser una simple frase a ser palabras llenas de sentido y de emoción. El 2020 logro en muchos de nosotros tener mayor empatía, y nos dio a entender que entre más cooperemos como sociedad, es más fácil salir adelante, ¡que nos podemos y debemos apoyarnos y así todos ganamos!
Que somos egoístas, nuestros deseos de querer salir, convivir, socializar y demás, han provocado que el personal médico y nuestros adultos mayores sigan con altos riesgo de perder la vida, cada fin de semana asistimos a reuniones o restaurantes sin cumplir al 100% las medidas sanitarias.
Nos mostró la importancia de la higiene, de la buena alimentación, del ejercicio y de tener una mente sana positiva, porque aquellos que tienen esos hábitos, son aquellos que su sistema inmune es más fuerte y son los más afortunados, no solo en la pandemia, si no en general. que, si queremos una vida sana, no es difícil, solo es cuestión de hábitos
Pudimos ser testigos de lo vulnerable que es el sistema de salud en el país, pero que las cifras tan elevadas no son culpa del Gobierno, sino de una clara falta de educación para con los demás.
Nos enseñó algo muy importante; la gran importancia de la sociabilidad y sus espacios.
Cerraron templos, y nos volvimos más espirituales, cerraron plazas y logramos comercializar, cerraron escuelas y pudimos continuar con la educación, cerraron gimnasios y seguimos haciendo ejercicio, siendo todo más difícil pero lo supimos sobrellevar.
Lamentablemente resaltó una cruda realidad, pensaríamos que estando en casa estaríamos bien de salud, pero la salud mental se volvió un foco rojo, la ansiedad, el estrés y la incertidumbre dentro de nuestros domicilio incrementó notoriamente la violencia familiar, debemos valorar la importancia de estos espacios de cohesión social y su efecto tan positivo que tienen en nuestra salud física y mental.
Este 2020 debe ser el año de la reflexión sobre cómo vivimos el día a día, ser agradecidos con lo que tenemos, que, si las circunstancias nos cambian el plan, no cambiar la meta. Que somos seres adaptables pero que necesitamos fuertemente socializar, cooperar y ayúdanos entre nosotros para que sea un mejor futuro para todos.
Ricardo Salas Leal
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