Cuando nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador se refiere a los conservadores señalando a los de ultraderecha que se oponen a las pensiones para adultos mayores y apoyo a los jóvenes, así como becas para estudiantes de escasos recursos entre otras acciones; coincidimos.
Pero si se refiere a los conservadores que son los que no están de acuerdo con el aborto, ni con el matrimonio igualitario -menos la poligamia como está ocurriendo-, así como los que aplican valores y principios tradicionales y los derivados de la religión, entonces se dirige a la mayoría de los mexicanos.
Si es así, entonces millones que lo apoyamos somos conservadores. Desde su primera campaña para presidente de México nos ganó con su discurso de honestidad y antepuso a los pobres primero, -como lo hizo Jesucristo-, así como las frases que invoca –“amor al prójimo”-, – “abrazos no balazos”-, y que es amante de la paz, la justicia y el bienestar común. Por eso lo apoyamos. Somos pro-AMLO que no estamos afiliados al partido MORENA.
Considerando que la mayoría de los mexicanos somos católicos y cristianos, implica que estamos a favor de lo que nuestra religión nos inculcó como lo son los diez mandamientos que provienen de Dios a través de Moisés. Nuestra creencia se fundamenta en la iglesia que fundó Jesucristo considerado como Dios. Por lo que tenemos la obligación religiosa y moral de aplicar en nuestras familias lo dispuesto por los mandamientos en primera instancia.
Independientemente de los privilegios que otorgan los derechos humanos -en algunos casos considerados como libertinaje-; estos se suman a la ley divina suprema en el universo, pues en ellos se asientan el respeto a la vida, a la no discriminación y la igualdad social.
Si el movimiento de izquierda del partido MORENA obliga en sus estatutos aprobar el aborto, los matrimonios entre homosexuales y la diversidad sexual, estos se oponen a nuestras tradiciones, costumbres y valores. Así de sencillo. Aclarando que no es intolerancia, ni homofobia, ni clasismo, ni discriminación, ni odio, ni nada parecido. Respetamos el libre albedrío como Dios lo hace y por ello también merecemos respeto.
Según sé, nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador es cristiano y constantemente en las mañaneras hace referencia a textos bíblicos convertidas en frases políticas como “abrazos, no balazos”. Pide amor al prójimo, apoya a los pobres y creó la pensión universal para adultos mayores que son acciones encaminadas a la justicia social; entre otras cosas.
Igualmente se mantiene al margen con los temas de la izquierda sobre la diversidad sexual y el aborto. Aunque el partido que fundó -Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA)- promueve lo que se opone al cristianismo. El partido oficial está integrado por cristianos y católicos principalmente, por lo que tiene obstáculos importantes difíciles de vencer. Salvo que toda la militancia se declare contra la religión.
Dirán que la religión no debe entrometerse en la política y estoy de acuerdo, ya lo dijo Jesús de Nazareth –“A Dios lo que es de Dios y a César lo que es del César”- y lo que es de Dios para empezar es obedecer los diez mandamientos como mínimo. También nos enseñaron que Dios rechaza a los tibios, a los que no se definen entre seguirlo o no.
Por los actos de violencia universal, nos percatamos que la maldad está presente en la sociedad de tal forma que ninguna película de terror se iguala a la realidad. El día que analicemos todo lo que se hace con niñas, niños, adolescentes, mujeres y hombres en el bajo mundo, le daremos forma al demonio y es escandalosamente gravísimo. La humanidad ha impuesto su libre albedrío en perjuicio de sí misma.
Desde la perspectiva de los valores morales y religiosos, son aplicables en todo tiempo y en toda época. El conservadurismo es positivo y lo practicamos la mayoría de los mexicanos incluyendo al presidente. Ningún partido político garantiza los valores de la lealtad, la justicia, el patriotismo, la honestidad y la cabalidad. Ya son franquicias al mejor postor que tenga dinero para comprar su espacio en la función pública. Sigue siendo distintivo del poder: la soberbia. Abundan los pecadores “ordinarios”.
Nos encontramos inmersos en la mentira, la falsedad y la traición que se inicia entre los propios políticos en el poder, con sus honrosas excepciones. Todavía podemos rescatar todo lo que nos fortalece para crecer y creer en la democracia y el bienestar común. La Cuarta Transformación propuesta por nuestro presidente, es todo lo que rescata el conservadurismo según mi punto de vista.
Héctor Molinar Apodaca
Abogado especialista en Gestión de Conflictos y Mediación.
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