Que terrible momento para ser militante del PAN o del PRI. El PRD no merece ya ni la mención porque desde hace un par de años que es solo la triste y desdibujada sombra de una entelequia.
Una vez concluidos los procesos electorales en los Estados de Coahuila y de México, los integrantes de la opositora alianza Va por México, ¿se reunieron a evaluar el tamaño de su fracaso? ¿Evaluaron que los ha llevado a perder 23 estados en 5 años? ¿Discutieron el porqué de la falta de liderazgos que realmente puedan competir contra las corcholatas de López Obrador? No, claro que no. Y aunque suene increíble, se reunieron a festejar.
Así es estimad@ lector(a), en un exceso de soberbia y absoluta falta de autocrítica, las cúpulas de los dos, bueno, los tres partidos que integran la mencionada alianza Va por México, convirtieron en un triunfo retórico, la terrible, aunque esperada derrota en las urnas del pasado domingo 4 de junio.
¿Cuáles son los fundamentos en los que basan su “euforia”? pues en un par de hechos reales, y varias premisas irreales. Veamos:
Primero, es un hecho real e indiscutible que la alianza se llevó el triunfo en Coahuila, eso está fuera de discusión, pero equiparar en términos políticos, económicos y de impacto electoral Coahuila con el Estado de México, es un despropósito y una trampa cazabobos. Una comparación simple, el padrón de Coahuila es de dos y medio millones de elector@s, mientras que el del Estado de México es de doce y medio, como decía el clásico, ¡Nomas!
La segunda premisa “real”, es la que se lograría con la suma de la votación en los dos estados. Morena y sus aliados obtuvieron 3 millones quinientos cincuenta y dos mil votos, mientras que la alianza obtuvo una cantidad muy cercana, 3 millones cuatrocientos noventa y siete mil votos. “Empate técnico” declaró, el preclaro Santiago Creel.
Si analizamos con seriedad estas dos premisas “reales”, les podemos encontrar varios “asegunes” que les restan contundencia. La primera se cae por su propio peso. Es como si dijéramos que la oposición ganó Guachochi, y Morena y aliados, ganaron Ciudad Juárez, alegar que el resultado es empate a uno, solamente mueve a sentir ternura.
La segunda premisa contiene en sí misma el error de origen que llevó al PAN y al PRI a creer que unidos suman votos. Quizás el voto duro del PAN o del PRI sigan sin chistar las instrucciones de sus líderes, pero el(la) simpatizante simple o el ciudadan@ sin partido, simplemente no.
De la misma manera, las elecciones intermedias tienen características propias que no necesariamente se reflejan en las elecciones presidenciales. Por lo tanto, que en este momento haya habido tal cercanía no implica que el “empate técnico” enfáticamente deseado por el señor Creel, se repita en las elecciones del 2024.
Ahora pasemos a las premisas irreales. La primera y más socorrida por la cúpula de los partidos que trabajan a las órdenes de Claudio X. González, es aquella que indica que perdieron por que a gente no salió a votar.
Para sustentar su dicho, hacen la comparación entre ambos estados: en Coahuila el porcentaje de votantes rondó el 56%, mientras que en el Estado de México muy apenas alcanzó el 50%. Por lo tanto, la culpa de la derrota no está en las trapacerías y latrocinios que por decenios ha hecho el PRI, y mas recientemente el PAN.
El desfalco de cinco mil millones de pesos en el que está involucrada la candidata de la alianza, y que fue denunciado justo al final de las campañas tampoco tuvo nada que ver. La vida de lujos de Peña Nieto en su dorado exilio español tampoco tuvo nada que ver. La riqueza súbita y milagrosa de los Fox y Bribiescas tampoco tuvo nada que ver, la culpa fue de la gente que no salió a votar. ¡Malagradecidos!
Otra premisa que los retrata muy bien es la aducida por el líder del casi extinto PRD, Jesus Zambrano, quien, con algo de desgano y mucha desvergüenza, reclamo que el actual gobernador del Estado de México “entrego la Plaza”, es decir, que no activó a sus huestes para operar el fraude, y después de ese desliz freudiano terminó echándole la culpa de la derrota a que la federación orquestó una elección de Estado.
Se olvida el casi extinto Zambrano, que los programas sociales de este gobierno ya alcanzaron rango constitucional, es decir, ya no dependen de si el presidente quiere o no otorgarlos, a diferencia de los programas impulsados por el PAN y por el PRI, que estaban sujetos a los vaivenes políticos, y a las veleidades del gobernante en turno.
En fin, regodeándose en su complacencia poco va a lograr la oposición, a fin de cuentas, y parafraseando al gran Monsiváis no pasan de ser turiferarios de la Santísima Trivialidad.
Es cuánto.
José Antonio Blanco
Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.
En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.
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