Acusan con dedo flamígero sin recordar que al hacerlo hay otros tres que apuntan de regreso.
En realidad, estimado lector, el título de esta columna no refleja ni mi estilo de escritura, mucho menos mi ideología personal, debo hacer la puntual aclaración, aunque a decir verdad mientras inicio este escrito no sé a dónde me lleve este alter ego recién conjurado.
Semanas atrás recibí directamente de su autor, en la comodidad y privacidad de mi whatsapp, la liga a su, entonces, más reciente columna con un título similar al de este ejercicio.
Honestamente, leí la columna y comprobé que su contenido tenía como objetivo amellar la imagen pública de los personajes a quienes se refiere.
Digamos, pues que con este título quise experimentar, la adrenalina, la sensación que siente un periodista cuando utiliza recursos como este.
Un título mordaz pensado desde los intestinos para atraer clicks y lecturas.
Criticar viene del griego kritikōs significando “capaz de discernir”. A su vez se deriva del verbo krinō (juzgar o valorar).
Esa es la verdadera crítica, la verdadera labor del periodista de opinión que contando con la capacidad para discernir y cribar los hechos aparentes de los subyacentes, de la forma del fondo pueda someter la data ante el crisol del criterio, que es la norma para conocer la verdad, según su etimología más simple.
Al cribar la arena se filtran los granos más gruesos para quedarse con los más finos, en ese estricto sentido, se debe separar lo bueno de lo malo para resaltar precisamente lo bueno, pero siempre es más fácil quejarnos y señalar los desatinos, desaciertos y destruir que ensalzar virtudes, empoderar o edificar.
Dígame si no lo sabré yo que inicie este ejercicio periodístico allá por 2013 precisamente difundiendo, lea usted: “gritando al mundo”, todo lo bueno que sucedía en Juárez a pesar de nuestra condición de seguridad, por ese motivo no difundimos policiacas por ejemplo.
Como mercadólogo, sé que es difícil colocar una idea positiva, siempre es más fácil destruir, nuestra condición humana, por algún motivo, nos hace proclives a ello. Así, miserablemente se destruyen ideas, personas e instituciones, increíblemente con una pluma.
Mientras nos acercamos al décimo aniversario de este ejercicio periodístico, hemos intentado mantener una línea periodística plural y balanceada, sin necesidad de recurrir al sicariato periodístico, tan recorrido en nuestros tiempos, razón que nos da el valor moral para mantenernos de pie.
Me extrañan de verdad los denuestos hacia las expresiones vertidas por el colega y amigo Pedro Torres en su columna “Pagar Factura” apegadas a la verdad y a su interpretación personalísima de lo sucedido aquella vez en el congreso.
Que tal las acusaciones sin fundamento hacia Alfredo “El Caballo” Lozoya, cuando lo vieron siguiendo un proceso legal en Estados Unidos, algunos ya lo vinculaban con la DEA y aseguraban que era testigo protegido. El tiempo le dió la razón.
O el avión de la Guardia Nacional que afirmaban volaba con frecuencia a Houston, vinculándolo con el hijo del presidente. El seguimiento periodístico de A Diario Network reveló que todo se trataba de un fallo técnico.
O la ligereza al juzgar el uso de un recurso lingüístico como el empleado por Loera de la Rosa, afirmando que insultaba a la gobernadora, cuando el refrán popular que utilizó se emplea para expresar que “vemos fallos, defectos o carencias en otros, pero somos incapaces de verlos en nosotros mismos”, por citar algunos ejemplos recientes.
Descontextualización pura, mala intención e increíble la ceguera a la gran cantidad de notas y columnas que diariamente se publican desde el imaginario, presumiblemente, patrocinado por el Gobierno del Estado en contra de la 4T, ese es el verdadero sicariato del que somos objeto, que a fuerza de repetición de multiplicidad de fuentes se consolida una mentira en verdad, ese es el quid de la cuestión.
No hay más ciego que el que no quiere ver. Por algo será.
Pocos son los medios, por no decir ninguno, los que mantienen una línea plural y de apertura a prueba de balas. Revise la prensa en general, sobresalen los encabezados contra el Gobierno Federal y sus actores o, en su defecto, aquellos aplaudidores de la política estatal.
Me pregunto ¿Dónde están los artículos, reportajes y las columnas cuestionando los niveles de seguridad? ¿Dónde aquellas sobre el control inexistente, a la aún vigente pandemia? ¿Dónde están las que defienden al ciudadano por el atroz asalto a sus bolsillos con el replaqueo? ¿Dónde están las exigencias para concluir el BRT y las vialidades de Ciudad Juárez en general? ¿Dónde están esas voces críticas, cuestionando el dispendio en viajes y prensa nacional? ¿Dónde están las notas alertando del regreso del Duartismo de la mano del Gobierno Estatal o el regreso a la escena de la encargada del despacho de la fiscalía anticorrupción, Nidia Aidin Orpinel Pizarro y la reelección del magistrado Luis Villegas Montes son materia fortuita?
¿Dónde?
Yo le digo donde, protegiendo intereses de terceros aún a costa del detrimento urbano y de la sociedad en general, “primero mis dientes, luego mis parientes” para decirlo de manera figurada.
Cómo le dije hace unos días en mi espacio en la radio, no es pecado que los medios vendan a los gobiernos espacios publicitarios cuando lo hacen con honestidad y no comprometen su línea editorial, ahí es donde está el pecado.
Acusan con dedo flamígero sin recordar que al hacerlo hay otros tres que apuntan de regreso.
Seamos serios.
David Gamboa
Mercadólogo por la UVM. Profesional del Marketing Digital y apasionado de las letras. Galardonado con la prestigiosa Columna de Plata de la APCJ por Columna en 2023. Es Editor General de ADN A Diario Network.