En numerosas ocasiones se ha analizado la precariedad del empleo en México, generalmente asociado a los bajos niveles de formalidad y salarios que afectan al país.
México tiene retos considerables en materia laboral especialmente en el sentido de ofrecer condiciones de ocupación adecuadas, en función a un ingreso suficiente para adquirir los satisfactores básicos, contar con seguridad social, atención médica, entre otros factores.
En un sentido estricto, se denomina precariedad laboral a la situación en que viven las personas trabajadoras que, por razones diversas, sufren procesos que conllevan inseguridad, incertidumbre y falta de garantía en las condiciones de trabajo, más allá del límite considerado como normal.
En México, la precariedad laboral se mide a través de la tasa de condiciones críticas de ocupación publicada por INEGI, esta tasa contempla el ingreso, la jornada laboral y la combinación insatisfactoria de ambas; los factores contemplados para definir un empleo precario son:
- Personas que por razones ajenas a su elección trabajan menos de 35 horas a la semana,
- Personas que trabajan más de 35 horas a la semana, pero reciben ingresos mensuales inferiores al salario mínimo, o bien,
- Personas que laboran más de 48 horas a la semana ganando hasta dos salarios mínimos.
Para febrero de 2019, el 19.6% de la Población Económicamente Activa (PEA) se encontraba en condiciones críticas de empleos, es decir, en el país había 10.6 millones de personas con jornadas de trabajo indeseadas e ingresos insuficientes. En materia de desocupación, en el país hay 1.9 millones de personas buscando empleo sin encontrarlo, lo equivalente al 3.3% de la PEA.
Cada año al presentar los programas de gobierno tanto de índole municipal, estatal o federal se plantea elevar el bienestar de la población, incluso se plantean proyectos de autoempleo o capacitación para el trabajo, también se plantea elevar el salario mínimo, sin embargo, rara vez se monitorean este tipo de indicadores en los cuales se analiza el comparativo de la relación jornada laboral – salario y si esto satisface las necesidades de la población.
En este contexto, se necesitan acciones concretas para que una cuarta parte de la población en disipación de laborar, acceda a jornadas de trabajo adecuadas para obtener un ingreso suficiente para cubrir sus necesidades, en este sentido, garantizar que quien labora más de 48 horas no reciba bajos salarios y quienes trabajan jornadas inferiores a 35 horas semanales lo hagan por elección propia y no por las condiciones críticas de ocupación.
Nancy Carbajal
Lic en Economía de la UACJ y Candidata al Grado de Maestra en Ingeniería Económica por la Universidad la Salle. Columna semanal sobre temas de economía, finanzas, política y sociedad.
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