El problema migratorio que viene afectando no solo a nuestra ciudad o a la frontera norte, sino a gran parte de nuestro país, y desde luego a centro y Sudamérica, es muy complejo. Esta enraizado en las terribles desigualdades económicas y sociales que los gobiernos de la región históricamente no han podido, o no han querido resolver.
Nadie, o muy pocas personas, por su simple y mera voluntad lo dejarían todo, y se embarcarían en una aventura incierta, posiblemente mortal, llevándose de paso a la familia, hijos menores, muchos en brazos, a pasar hambre, vejaciones y violencia, en fin, sufrimientos inenarrables, solo para ganar un poco de dinero.
No, para decidirse a iniciar ese recorrido, hay que estar en un punto tal de desesperación que no se vea otra salida. En pocas palabras, muchas de las personas que hoy están en nuestras calles, ven un mayor riesgo de muerte quedándose en sus lugares de origen, que en hacer el largo y penoso recorrido hasta alcanzar la frontera y plantear la petición de asilo humanitario, que es la figura mas socorrida para tratar de ser admitido a los Estados Unidos.
Y es tal el nivel de deterioro social, que son miles, como nos es evidente, los que están en ese camino, los que arriesgan todo, para tratar de tener al menos un futuro. Y es en ese proceso, ante la magnitud del problema, que se involucran intereses que, sin el menor rubor, son capaces de cualquier cosa, con tal de alcanzar sus propios intereses. ¿Que en el proceso se pierdan vidas? Es un costo menor, para estos oscuros intereses.
Detrás de la terrible tragedia del 27 de marzo pasado, donde fallecieron 39 migrantes, se vino presentando un patrón del que se ha hablado poco, pero que puede tener mucha relevancia, dado que lo ocurrido en las instalaciones del Instituto Nacional de Migración ya es un acto criminal.
El 9 de febrero, 18 días antes de la tragedia, cientos de migrantes, principalmente venezolanos, empezaron a congregarse en el área del bordo, y caminaron buscando el marcador 42 en el lado norteamericano de la frontera. ¿Porque buscaban específicamente dicha ubicación? Porque a muchos de ellos les llegó un mensaje vía WhatsAPP que les indicaba que, por dicho lugar, les permitirían cruzar a los EEUU y abordar camiones que los llevarían hasta Canadá, donde serian aceptados sin problemas.
La voz se corrió rápidamente y en pocos minutos ya eran cientos los que atendieron al llamado de dicho rumor. ¿Quién lo inició? ¿De dónde salió? ¿Qué se pretendía realmente? No hay respuestas para estas preguntas, pero como no hubo mayor trascendencia, no fue necesario indagar más al respecto.
Días después, concretamente el domingo 12 de marzo, vuelve a correr otro rumor, por la misma vía. De nueva cuenta, mensajes difundidos por WhatsApp, convocaban a los migrantes al puente Santa Fe, porque, según este nuevo mensaje, los agentes del CBP dejarían ingresar a las familias con niños. De nuevo falso.
Otra vez hubo jaloneos, y cierre de puente. En las imágenes difundidas por los medios, se ve que los migrantes, de nuevo principalmente venezolanos, llevaban niños. Esto fue debido a que el mensaje en cuestión indicaba que se daría paso a las familias. Este segundo falso rumor, fue fundamento indirecto de lo que vendría 15 días después.
¿Por qué decimos lo anterior? Pues porque al día siguiente, el alcalde de Ciudad Juárez, Cruz Pérez Cuellar, Morenista de dudosa factura, trato de justificarse ante la prensa declarando que ya le quedaba poca paciencia con los migrantes.
La verdad es que, desde días atrás, organizaciones de derechos humanos venían denunciando que agentes municipales, en coordinación con agentes de inmigración venían deteniendo y recluyendo a migrantes, de manera arbitraria y en algunos casos hasta ilegal, en el ahora tristemente célebre centro de detención ubicado a unos pasos del Rio Bravo, precisamente ahí, donde ocurriría la tragedia.
Lo tarde-noche del 27 de marzo, corrió, por el mismo medio, un nuevo rumor: Los migrantes detenidos iban a ser deportados. Este, de nuevo falso rumor, seria el principal detonante para el inicio de la protesta que a la postre terminaría en la trágica muerte de 39 migrantes. ¿Quién esta corriendo esos rumores?
Si, es necesario deslindar claramente las responsabilidades. Es evidente que hubo omisiones y errores que fácilmente pueden ser tipificadas como negligencia criminal; o en el caso del migrante que ya se tiene identificado como el que inicio el fuego, posiblemente homicidio. También habría que reconocer el acto heroico de la oficial que logró sacar a las mujeres de su celda, salvándoles la vida.
Se debe llegar a lo mas alto de la jerarquía burocrática del INM, eso sin duda, pero también debería investigarse quién está detrás de esos rumores; quien está aprovechándose de las necesidades de esta pobre gente que lo único que busca es un lugar para poder hacer su vida en paz. Es algo que también urge saber, porque el polvorín sigue activo, y fácilmente, puede volver a prenderse.
Es cuánto.
José Antonio Blanco
Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.
En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.
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