“Entre la mafia y el Estado prefiero a la mafia. La mafia tiene códigos, la mafia cumple, la mafia no miente, la mafia compite”.
– Javier Milei, presidente electo de Argentina
¿Cómo va a gobernar Javier Milei, el flamante presidente electo de Argentina? No lo podemos saber con exactitud porque es una figura relativamente nueva en el panorama político argentino, y por extensión latinoamericano. Sin embargo, si analizamos sus dichos, podemos darnos una idea aproximada de lo que les espera a los hermanos del sur. Y vaya que hay bastante material para este análisis, porque si hay algo que ha venido haciendo este personaje, es precisamente hablar.
Sus dichos se caracterizan por la controversia, por la constante crítica y el nulo respeto al orden establecido, y seguramente eso fue lo que llamó la atención de una sociedad harta de una crisis crónica que los políticos y los partidos tradicionales han sido incapaces de meter a control.
Sus posiciones y propuestas lo ubican en el extremo derecho del espectro político, pero el se autodefine como “…el general AnCap (anarcocapitalista). Vengo de Liberland, una tierra creada por el principio de apropiación originaria del hombre (…) Mi misión es cagar a patadas en el culo a keynesianos y colectivistas hijos de puta“.
Esa declaración, inevitablemente nos trae a la memoria las políticas impulsadas por Reagan y la señora Tatcher, allá en los lejanos ochentas, cuando vio la primera luz lo que después habría de conocerse como neoliberalismo. Eso implica que los argentinos habrán de vivir, dentro de poco, un achicamiento del Estado. ¿Qué impacto tendrá en la clase trabajadora, pero especialmente en la burocracia? Se sabrá en breve.
Como buen neoliberal, tiene como dios al mercado, y como su principal iglesia, espacio de culto, la libre empresa. Aun si esta pasa sobre el bien común. En una disertación Milei planteo sin ruborizarse: “Una empresa que contamina el río, ¿dónde está el daño?”, dejando en claro que mientras la empresa pague sus impuestos y de empleos, el impacto que esta tenga sobre su entorno es irrelevante. Mas aun, para Milei el agua tiene costo cero, por eso, no importa lo que se haga con ella o a ella. Concepto muy característico del neoliberalismo.
Y en esa misma tesitura, al propio ser humano, no lo ve más que en función de su valor comercial, por lo que, para él, “La venta de órganos es un mercado más”. Esta puede ser la frase mas reveladora de lo que le espera al pueblo argentino, ¿no logras superar tu condición social? Vende un riñón, ¿Cuál es el problema?, es tu cuerpo.
Para redondear su ideario, y que no quede duda de su militancia en el conservadurismo, se opone a la legalización del aborto, a la educación en temas de género y plantea la total eliminación de cualquier subsidio estatal, costo que será asumido desde luego, por la población. Eso es lo que les espera a los argentinos, un retorno al capitalismo descarnado que emana de las políticas neoliberales. Ni más ni menos.
Desde luego que el derechismo mundial, neofascismo incluido, esta de plácemes, y sus adláteres en México, ayunos de éxito ellos mismos, no podían dejar de subirse al tren del triunfo, así fuera en el cabús; Lilly Téllez, Xóchitl Gálvez, Felipe Calderón, y hasta el despistado de Fox estuvieron prontos a felicitar a Milei por su triunfo. Fox, como no podía faltar, se aventó la puntada de postear en X: “MILEI, NO ES DERECHA NI ULTRADERECHA. ES DEMOCRACIA LIBERAL”. Así con mayúsculas. ¿Qué más puede decir cuando andas mariguano?
Mas allá de criticar, de fustigar, o de compadecer al pueblo argentino, (hay que ver el espejo Bolsonaro o Trump), quienes militamos en la izquierda estamos obligados a considerar el triunfo electoral de la ultraderecha como una señal de alerta.
Estamos convencidos que las políticas progresistas son para el bien de nuestras sociedades, y que, por lo tanto, habrán de redundar en mejor calidad de vida para l@s habitantes de nuestros países, sin embargo, aun quedan muchas tareas pendientes que torpedean el avance social. Sin estabilidad económica, pero sobre todo, con altos niveles de corrupción, es difícil que una agenda de izquierda logre arraigar en una sociedad golpeada y vituperada.
Milei utilizó, como parte de su estrategia electoral, el repudio que la sociedad argentina tiene para lo que el llama “la casta”, esa alta burocracia política que se enquista en los gobiernos y que solo está ahí para medrar en su propio beneficio. La gente la percibe, y se harta de sus abusos, de su ineptitud y de su indolencia frente a los problemas sociales.
Ese es uno de los principales retos de cualquier movimiento de izquierda. Ese será el reto de Claudia.
Es cuánto.
José Antonio Blanco
Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.
En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.
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