La calidad de vida de los ciudadanos es reconocida como buena cuando entre otras características gozamos de una adecuada movilidad dentro de las metrópolis, ciudades o localidades. Esto se expresa en vialidades y caminos funcionales pero sobre todo en un transporte público eficiente y bien conectado.
La movilidad dentro de las comunidades es fundamental para el desarrollo de las personas y de las empresas, ya sea en una gran urbe o en una pequeña ciudad, podemos notar la prosperidad de la zona cuando vemos sus calles y sus medios de transporte.
Las comunidades prósperas siempre invierten en movilidad, de hecho, grandes economías del globo como los Estados Unidos de América basaron gran parte de su desarrollo en construir infraestructura para el desplazamiento y la conectividad. No es tan complicado entender que el comercio y los negocios florecen en un entorno donde los bienes, mercancías, servicios y trabajadores llegan fácil, rápida y de manera segura a su destino.
Sin embargo, la movilidad debe pensarse y orientarse hacia las personas, es decir, planificarse como un derecho de todos al acceso digno y seguro a medios de transporte y vialidades que permitan y faciliten de manera determinante la realización de las actividades productivas y sociales de la vida diaria.
Lo anterior implica un gran reto para muchas ciudades de países como México, cuyo crecimiento desordenado ha redundado en una deficiente movilidad urbana. La “ciudad difusa” y los vicios que le dan origen resultan en un círculo negativo de deterioro en los servicios de desplazamiento para la población.
La nula o mala planeación urbana necesariamente va a dificultar el transporte de las personas, tanto para usuarios de transporte público como de vehículos particulares o cualquier otro tipo de transporte privado, esto también tendrá como consecuencia una menor productividad o al menos será uno de los impedimentos para que la ciudad llegue a su máximo potencial económico y social.
No obstante, el Estado debe atender la problemática de la movilidad y el transporte, en México particularmente los gobiernos de las entidades federativas y los municipios de acuerdo a sus facultades jurídicas son quienes principalmente deben regular, facilitar, garantizar y proporcionar el servicio de movilidad, seguridad vial y transporte público a la población.
Podríamos decir que las políticas públicas en materia de movilidad se concretan fundamentalmente en el ordenamiento territorial, la infraestructura y seguridad vial y en el transporte público.
Urbes de la frontera norte como Juárez Chihuahua son ejemplo de ciudades difusas o dispersas con añejos desafíos en el transporte ya sea público o privado. Aunado al caótico tránsito vehicular, este tipo de ciudades carecen en lo general de un transporte colectivo a la altura de su importancia económica.
La movilidad urbana debe entonces responder a políticas públicas pensadas para beneficiar sobre todo a los más vulnerables, a quienes tienen menor poder adquisitivo, a los habitantes de las periferias, a personas con discapacidad, adultos mayores, mujeres…
Lo anterior se llega a materializar en un transporte público urbano sustentable e inclusivo, cuyo uso debe priorizarse si queremos un medio ambiente habitable. Es ya insostenible el uso generalizado de los vehículos motorizados, el daño al ecosistema y por ende a la salud de la población es una realidad en las ciudades que queman indiscriminadamente gasolina para moverse.
Es así que la inversión en sistemas colectivos de transporte urbano sustentable puede mejorar sustancialmente la calidad de vida de las personas si funcionan y se manejan de acuerdo a procesos y tiempos debidamente planificados, administrados para satisfacer las necesidades del usuario brindando accesibilidad y equidad en el servicio.
Si bien es bastante complicado subsanar lustros o décadas de mala planeación urbana, sí es posible articular el territorio a través de sistemas de transporte urbano colectivo sustentable y mejorar la calidad de vida de las personas.
Nadie puede hoy imaginar una Ciudad de México sin el sistema de transporte colectivo metro o sin el Metrobús. Más recientemente en Juárez Chihuahua comienza a funcionar y articularse un sistema de autobús de tránsito rápido BRT, que de lograr conectar adecuadamente con todas sus rutas alimentadoras y consolidar su anillo de servicio beneficiará directa y tangiblemente a cientos de miles de habitantes.
La inversión no es menor, más debe hacerse, sí o sí. El derecho a la movilidad en México puede garantizarse gradualmente cuando los gobiernos locales trabajan proactivamente dentro de la Política Nacional de Transporte Público Colectivo Urbano e invierten en consecuencia.
Po otra parte no debe descuidarse la movilidad peatonal y el uso de por ejemplo las bicicletas dentro de las ciudades, esto implica concientización, infraestructura y cultura para desincentivar el uso del automóvil, además de que los gobiernos estatales y sobre todo los municipales deben garantizar caminos seguros e iluminados, así como calles en buenas condiciones.
Finalmente, los menores tiempos de traslado, la seguridad del usuario, la exactitud en los horarios, la accesibilidad, el uso de tecnología, la eficiente conectividad urbana y la suficiencia de unidades serían indicadores de un sistema de transporte público que favorece la movilidad urbana e impacta de manera positiva la vida diaria de las personas.
“Con la sabiduría se construye una casa, y con la prudencia se afianza;”
(Proverbios 24:3)
Moisés Hernández Félix
Lic. en Administración Pública y Ciencia Política, candidato a Maestro en Administración en curso. Ha sido funcionario público federal y docente en nivel media básica y medio superior. Se especializa en gobernanza educativa y políticas públicas.
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