En Política nada está dicho, bien dice el dicho “del plato a la boca se cae la sopa”, quienes hoy se “cargan” con él o la “buena” siempre pueden llevarse una sorpresa, tanto a nivel local como nacional.
Esto a colación del “pataleo” que hoy hace el todavía aspirante presidencial Marcelo Ebrard, normal en este tipo de definiciones pero que, a decir de sus últimas declaraciones y movimientos, se pudieran crear las condiciones para un hipotético escenario de verdadera competencia ante la aún imbatible coalición de MORENA y aliados.
Tras haber perdido la encuesta de selección para elegir al eventual candidato presidencial de MORENA en 2024, Marcelo Ebrard literalmente ya agarró camino. Ha iniciado el ex canciller una gira por el país bajo el membrete de su organización civil El Camino de México.
Ebrard ha declarado tajantemente su decisión por ser candidato: “no estoy buscando ser senador”, “No vamos a aceptar que la propuesta sea ‘guarden silencio, les damos unos cargos y se callan la boca’…”, “Que no nos hablen de unidad a toda costa porque es lo que se usaba, perdón que lo diga, en el PRI antiguo…”.
El pasado miércoles, el también ex jefe de gobierno de la CDMX se reunió con un grupo de alrededor de 40 diputados federales afines a su proyecto, estuvo presente el coordinador de los diputados morenistas. El mensaje directo es que sin esos diputados marcelistas, la bancada de MORENA no podría aprobar (falta ver la reacción del gobierno) en los términos propuestos por el Ejecutivo el Paquete Económico súper deficitario del gobierno federal para 2024.
La mayoría que tiene MORENA en la cámara de diputados se vería menguada para votar propuestas del gobierno, de esta manera Ebrard demuestra que, aún fuera del gobierno, tiene margen de operación política en asuntos sensibles como la aprobación del presupuesto. Aunque en menor medida, el proyecto marcelista también tiene representación en la cámara de senadores.
Y es que Ebrard ha sabido ser prudente ante quienes le sugerían y hasta presionaban por romper desde hace mucho tiempo con el presidente López Obrador. No es su estilo, no ha expresado ningún reclamo directo hacia el presidente de México, pero sin duda el primer mandatario sabe decodificar los mensajes que Ebrard envía a Palacio Nacional.
La solicitud de reposición de la encuesta de selección que ganó Claudia Sheinbaum ante las supuestas irregularidades cometidas, es, lo sabe Ebrard, imposible.
La ruta del tribunal electoral, al final de cuentas sería inútil y por lo pronto da la impresión de que el segundo lugar de la encuesta morenista está quemando naves en pos de la candidatura presidencial por alguna fuerza política distinta a MORENA.
Sus recorridos por el país le permitirán a Marcelo Ebrard oxigenarse. Quienes subestiman su capacidad de operación electoral y piensan que Ebrard es un político solo de cóctel olvidan su paso por el PRI capitalino, donde (lo comentamos en una columna anterior) de la mano de su mentor Manuel Camacho, prácticamente desarticularon a la oposición y reorganizaron al partidazo tras la debacle electoral de 1988. Si de algo sabe Marcelo es de operación electoral.
Tal como lo comentamos en este espacio, Marcelo Ebrard era el aspirante morenista con las mejores credenciales políticas y administrativas para acceder a la candidatura presidencial del bloque oficialista. Sus primeros y erráticos desplantes ante su anunciada derrota con Sheinbaum comienzan a corregirse hacia pasos riesgosos pero estructurados y; contrario a las críticas de indecisión que se le endilgan, él no querría repetir (habrá de verse) la ruta de su maestro Camacho, quien acabó humillado ante la vorágine de 1994.
El camino del ex canciller parece orientarse hacia la oposición, la posibilidad de una candidatura independiente es ya extemporánea y si como él dice busca exclusivamente la candidatura presidencial, solo quedaría que Movimiento Ciudadano o el Frente Amplio por México lo nominen.
En caso de que Ebrard, con amplias posibilidades de lograr apoyos de la élite económica del país, compitiera por Movimiento Ciudadano; la oposición, con dos candidatos, distraería esfuerzos que terminarían beneficiando a la coalición oficialista.
La posibilidad de una eventual declinación a favor del candidato opositor mejor posicionado sigue produciendo dudas al tratarse Movimiento Ciudadano de una fuerza hasta ahora poco confiable para el Frente Amplio y que busca asegurarse representación en las cámaras. Por lo que, ya lo habíamos dicho, está sería la mejor receta para fragmentar el voto opositor.
Por el lado del Frente Amplio por México, la virtual candidata Xóchitl Gálvez ha sorteado obuses del oficialismo que, si bien no han llegado a sacudirla, poco ha faltado para eso. Las supuestas irregularidades de la “casa roja” y el presunto plagio en su trabajo de titulación en la UNAM han vulnerado tempranísimamente al cuarto de guerra del Frente Amplio.
Aunado a lo anterior, el estilo desenfadado y populachero de la senadora Gálvez ha comenzado a generar dudas en cuanto a su capacidad de afianzar el apoyo de las clases medias, los sectores intelectuales y empresariales. Es sabido que las bases populares morenistas se mantendrán invariablemente con preferencias hacia Claudia Sheinbaum.
En estos tiempos políticos de alianzas PAN-PRI-PRD, no sería tan descabellado ver que eventualmente el bloque político y económico opositor “baje” de la candidatura presidencial a Xóchitl Gálvez (quien ha cumplido eso sí, con refrescar el panorama hacia el 2024) y nomine por el Frente Amplio por México a un competitivo y moderado Marcelo Ebrard.
Dependerá también, dado el caso, de si el ex jefe de gobierno de la CDMX tiene el blindaje necesario para resistir la competencia.
“No te regocijes por el día de mañana, porque no sabes lo que deparará el día de hoy.”
(Proverbios 27:1)
Moisés Hernández Félix
Lic. en Administración Pública y Ciencia Política, candidato a Maestro en Administración en curso. Ha sido funcionario público federal y docente en nivel media básica y medio superior. Se especializa en gobernanza educativa y políticas públicas.
Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.
