En el bullicio de nuestras vidas cotidianas, pocas veces encontramos un momento para detenernos, mirar a nuestro alrededor y valorar lo que realmente importa. La Navidad es esa pausa necesaria, un tiempo que nos invita a reconectar con lo esencial: la familia, los amigos, la fe y la esperanza. Es un espacio para reflexionar sobre el año que termina y proyectar con optimismo el que está por venir.
Estas son épocas para verdaderamentre recibir a Emmanuel: Dios con nosotros.
Época que nos recuerda en confiar en Dios a pesar de todo como lo hixo María como obedeció José y aceptar la perfecta voluntad del Padre sobre nuestras vidas.
Este año, como todos, ha tenido sus desafíos. Hemos enfrentado retos personales y colectivos que nos han dejado aprendizajes profundos. Pero también hemos visto destellos de amor, de bondad, generosidad, solidaridad, compasión y resiliencia que nos recuerdan lo mejor de nuestra humanidad. La Navidad llega como un bálsamo, un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay luz. Esa luz que no se apaga proveniente de nuestro salvador Jesucristo.
En esta temporada, hacemos un alto en el camino no solo para celebrar, sino para agradecer. Agradecemos a quienes caminan junto a nosotros, a quienes nos han extendido una mano en los momentos difíciles y a quienes, con pequeños gestos, han iluminado nuestras vidas. Esta gratitud nos invita también a dar, a convertirnos en esa luz para quienes más lo necesitan.
La Navidad no es solo una festividad, es un acto de amor, es el recordatorio de como Dios se hizo hombre. El amor esta en cada una de las cosas que hacemos con intención de ser ye star para otros con bondad, el amor también esta en el perdón que ofrecemos, en el abrazo sincero, en la sonrisa compartida, en la solidaridad y aydua que ofrecemos. Es la oportunidad de redescubrir la fuerza que tiene la unión familiar, de renovar nuestra fe en los valores que nos sostienen como sociedad y de recordar que, al final, no estamos solos.
Hoy, quiero desearles lo mejor. Que estas fiestas estén llenas de amor, salud y alegría. Que cada hogar sea un espacio de paz y que el año nuevo llegue cargado de oportunidades para crecer y construir un mejor futuro.
Que esta Navidad nos inspire a seguir adelante con esperanza, a valorar cada momento y a trabajar juntos por un mundo más justo y humano. Desde este espacio, reciban mis más sinceros deseos de bienestar y felicidad.
Hagamos de esta Navidad una verdadera celebración del espíritu que nos une. Que el amor, la fe y la esperanza sean la guía que nos lleve a un 2025 lleno de luz y armonía. ¡Feliz Navidad para todos!
Georgina Bujanda
Licenciada en Derecho por la UACH y Maestra en Políticas Públicas, especialista en seguridad pública con experiencia en cargos legislativos y administrativos clave a nivel estatal y federal. Catedrática universitaria y experta en profesionalización policial.
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