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    diciembre 27, 2024 | 17:30

    Ni abrazos ni balazos

    Publicado el

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    Cuando nuestro Presidente de México afirmó por primera vez que los delincuentes son personas humanas y que debemos respetar sus derechos, lo entendí desde mi perspectiva como abogado, en el sentido estricto de los derechos humanos a que tiene derecho toda persona cuando es juzgada por algún delito contra la vida. 

    Evitar la tortura y los interrogatorios que utilizan las autoridades que “investigan” a los criminales, obstaculiza que personas inocentes sean sentenciados en lugar de los culpables. Actualmente la legislación penal garantiza el debido proceso y sobre todo la presunción de inocencia como principal derecho humano. 

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    El Presidente Andrés Manuel López Obrador, en varias mañaneras sigue utilizando la frase “abrazos, no balazos”, que incluyó cuando evitó una posible masacre entre sicarios del crimen organizado y la ciudadanía en Sinaloa, cuando detuvieron al hijo del Chapo y que posteriormente fue liberado. Entendible que las autoridades eviten fuego cruzado donde pueden perder la vida inocentes. 

    Soy empático con las personas que no nos convence la frase “abrazos, no balazos”, simplemente por la formación académica profesional que tengo como Licenciado en Derecho. Aprendí a defender los derechos humanos de toda la gente, pero también a solicitar justicia contra los que agreden el régimen jurídico. Los criminales saben que atentar contra la vida de un semejante es un delito grave. 

    “Justicia para todos” queda mejor que “abrazos, no balazos” porque a todos nos toca el lugar que nos corresponde. Es decir, que las personas que acatamos las leyes emanadas de nuestra Carta Magna, merecemos ser considerados como prioridad ante la inseguridad que provoca la delincuencia. Sobre todo, nuestros niños a quienes les debemos garantizar con el ejemplo, la vida feliz que merecen tener. 

    Queda manifestado el desprecio y la violencia que utilizan los criminales que circulan en sus vehículos blindados y armados en franca provocación a las autoridades de los tres niveles de gobierno, que han demostrado que no pueden combatir a la delincuencia. El temor de la ciudadanía crece junto con el estrés y la incertidumbre al encontrarnos a merced de sicarios que matan por placer y por dinero. En ese rubro han fracasado los tres niveles de gobierno y hoy como siempre se echan la pelotita uno al otro. 

    El bienestar común tiene la preferencia señora Gobernadora Maru Campos, señor Presidente Municipal Cruz Pérez Cuellar y señor Presidente de México Andrés Manuel López Obrador. Por lo que es procedente que se apliquen las normas jurídicas contra los que violan los derechos humanos de la colectividad. El pueblo exige justicia y no puede dar abrazos cuando entre ellos sostiene el cuerpo de un ser amado asesinado. Cuando en los brazos tenemos sangre derramada inocente es imposible dar abrazos. Porque nos hemos humillado ante los criminales por la postura infame del gobierno que en este caso no está cumpliendo con su deber. 

    Nuestro Presidente AMLO a quien respeto y he apoyado siempre desde hace 22 años, ha sostenido en sus mañaneras que más vale el amor al prójimo. Que debemos tratar a los criminales con el respeto de sus derechos humanos y que son personas que han sufrido desde la niñez. Su discurso se asemeja a la doctrina cristiana, pero lo que pasa de lado, es que Dios impuso el mandamiento NO matarás y que castiga a quien desobedece sus mandamientos. 

    Recordemos el pasaje bíblico, cuando el ejército egipcio trató de detener a los hebreos en la búsqueda de la Tierra Prometida, la manera en que reaccionó Dios con su poder infinito los ahogó en el mar Rojo sin piedad alguna. Dios es justicia y vomita a los tibios. Así mismo la doctrina establece normas religiosas que el gobierno ante su impotencia también desobedece legislando contra la vida humana al despenalizar el aborto, por ejemplo.

    Por eso no puedo compartir con nuestro Presidente AMLO la frase “abrazos, no balazos” cuando la impunidad prevalece aunque diga lo contrario. Los hechos hablan por sí mismos y el pueblo ya no tolera la injusticia. Como abogado siento que es incompatible la frase con mi formación, pues en un juicio contra criminales se les aplica una pena, -no gratificación, ni premio-, la pena es un castigo por mala conducta, por violar la ley y el juez que la dicta no abraza al delincuente.

    Insisto en la prevención del delito como prioridad y eso se logra aplicando la ley sin contemplación alguna a quien delinque. La Guardia Nacional, la Policía Estatal y la Policía Municipal, fueron entrenados voluntariamente para combatir a los delincuentes, no para darles amor, ni abrazo alguno. Es sentido común.

    Molinar Apodaca
    Héctor Molinar Apodaca

    Abogado especialista en Gestión de Conflictos y Mediación.


    Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.

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