Como si de una advertencia se tratara, el mensaje en la villa navideña recién instalada por Gobierno del Estado en la capital, para disfrute de la ciudadanía, se lee: “Juntos Sí Podemos”; pareciera que es el lema para que las y los chihuahuenses preparemos la cartera para asumir en conjunto las obligaciones que para este 2022 enfrenta el estado grande.
Entre omisiones, malos entendidos y cosas que en realidad son otra cosa, se presentaron para su análisis y discusión los proyectos de Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos, con un anuncio que sorprende a propios y extraños: el replaqueo obligatorio que nos espera con ansias a principio del año próximo, sin considerar la parálisis económica que ha traído desastrosas consecuencias.
Más allá del apoyo o rechazo a un proyecto político, habría que preguntarse: ¿Es momento? Y es que las condiciones que enfrenta Gobierno del Estado no son las óptimas, pero tampoco lo son para los miles de chihuahuenses que han perdido empleos, oportunidades y hasta familia y que no tienen de otra más que salir adelante por sí mismos, so pena de postergar la crisis.
Tener que desembolsar $600 pesos por vehículo –y eso sin considerar el pago de la revalidación- por más que se plantee como un acto de solidaridad y nobleza por parte del ciudadano para apoyar al aparato gubernamental, no convence del todo, sino que puede pensarse que incluso esconde cierto ventajismo cuando pareciera que apenas se ve la luz al final del túnel de la pandemia, ya que la Secretaría de Hacienda del estado se estaría embolsando cerca de mil millones de pesos tan solo por el canje de placas.
De acuerdo con el Banco de México, la crisis económica derivada de la pandemia se puede abordar desde tres etapas: la primera que fue la que afectó a México pero a través de la parálisis mundial, la segunda que fue la que desaceleró la economía nacional y se relacionó con las medidas de cierre y reclasificación de actividades esenciales, y la tercera -en la que actualmente nos encontramos- que es sin duda la más larga y sobre todo, incierta y en la cual se espera recuperar – económicamente hablando- las condiciones previas a la pandemia.
Ahora bien, retomando lo anterior: ¿Qué se requiere para volver al punto de partida? Pareciera que como ciudadanos lo tenemos mucho más claro, ya que queda de manifiesto la gran disposición de la fuerza de trabajo chihuahuense que busca la manera de salir avante aun careciendo de lo más importante: ya no digamos ayuda sino certeza para fijar el rumbo y direccionar los esfuerzos.
Y es que, precisamente a través de varios espacios se ha exigido a esta administración, certeza. Sobre todo, cuando a través de la normalización de la genuflexión, se aprovecha para infligir de alguna manera culpa, exigiendo a las y los ciudadanos dar más de sí en lugar de considerar siquiera tenderles un poco la mano y mostrar empatía ante las condiciones que a la par la gente enfrenta.
Esto va mucho más allá de buscar culpables: nuestro paso por los espacios de toma de decisión es corto como para vernos reducidos a señalar. Esto se trata de encontrar soluciones conjuntas, de traer el cambio prometido y esperado, romper los moldes y demostrar que las cosas se pueden hacer de otra manera, claro, mientras haya voluntad… mientras no se quiera aprovechar el absolutismo para justificar un acto de insensibilidad como lo es el replaqueo.
La crisis sanitaria ha puesto en evidencia las verdaderas intenciones y los valores que mueven a las administraciones a todo nivel, pero finalmente: si a esta administración de Gobierno del Estado, ni siquiera la pandemia lo ha hecho -como a todos nosotros- replantearse prioridades, algo como ciudadanos estamos haciendo mal.
Quien calla, es cómplice ¡Hagámonos escuchar! Firma y difunde:
Benjamín Carrera Chávez
Doctor en Problemas Económicos por Universidad Autónoma Chapingo.
Actualmente Diputado Local por el 5to Distrito de Chihuahua, Profesor-investigador en el Instituto de Ciencias Sociales y Administración de la UACJ y miembro del Sistema Nacional de Investigadores del CONACyT, Nivel 1.
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