La presidenta de México anunció en el marco del aniversario de la promulgación de la Constitución de 1917 el envío de un interesante proyecto de iniciativas de reforma a la Carta Magna referentes a desincorporar la reelección consecutiva para todos los cargos de representación popular y a proscribir el nepotismo electoral. Propuesta que en el primer caso retoma el espíritu maderista de 1910.
Luego de que en el año 2014 se formalizara la vuelta a la reelección en ciertos cargos de elección popular, en términos generales no se cumplió con las expectativas prometidas: no es visible una mayor profesionalización de legisladores, alcaldes, regidores o síndicos; tampoco existe un mayor control ciudadano en el ejercicio del poder y por el contrario, la reelección ha enquistado o fortalecido en espacios de decisión pública a grupos de interés excluyentes que cierran la puerta a los jóvenes o impiden la oxigenación del sistema político.
La falaz reforma electoral de 2014 se aprobó en el marco del Pacto por México impulsado por el gobierno federal de entonces, del que por cierto varios de sus beneficiarios y negociadores entonces del PRI, PAN y PRD hoy están en posiciones de primer nivel con MORENA. Dicha reforma omitió garrafalmente el democratizar primero a los partidos políticos.
Iba entonces el PRI contra su principio histórico, la no reelección, que con sus asegunes garantizó tiempos de paz y cerró la puerta a intentos por perpetuarse en espacios de poder. Recordemos que, la Revolución Mexicana, el asesinato de Obregón y el exilio de Calles marcaban una auténtica y forzosa línea de renovación periódica del poder.
Se pensaría o en su momento se argumentó que la alternancia entre los partidos políticos, el desarrollo de elecciones libres y auténticas y el respeto al voto popular hacían de la no reelección un instrumento obsoleto, o más aún, un obstáculo para profesionalizar la función pública y legislativa.
Se motivaría según se dijo entonces, a que los legisladores locales o federales volvieran a sus distritos, a que mantuvieran una constante comunicación con sus votantes…que los alcaldes desempeñaran mejor su plan de gobierno. Supuestamente la reelección pondría a cada quien en su lugar de acuerdo al resultado en las urnas.
La realidad es que lejos de fortalecer la democracia popular, los cacicazgos políticos no solo no se proscribieron, peor aún, estos se han propiciado, además de que se sigue actuando en las cámaras federales y congresos locales en razón de la línea política dictada desde las cúpulas partidistas.
Del mismo modo, la reelección en México impide oxigenar al sistema político, al estrechar el acceso al poder a nuevos cuadros y endurecer la permanencia de intereses creados en elecciones legislativas o municipales que parecieran ya en algunos casos realizarse por mero trámite tal como en el periodo del PRI hegemónico.
La vuelta a la reelección de 2014 entonces resultó contraria a lo pensado, una figura que ha debilitado la Democracia en México pues ha motivado a crear estructuras clientelares, pactos excluyentes y redes de influencia en función de una lógica hegemónica.
Si bien es cierto que ya se daba y se da, el salto entre cargos de elección popular, la no reelección consecutiva permitiría una dinámica de mayor participación política dentro de los partidos, en especial de quienes empujan por acceder a los cargos de representación popular, activando en mayor, menor o alguna medida la democracia interna.
Llama la atención y es justo de aplaudirse, que la iniciativa surge de la titular del Ejecutivo federal, cuyo partido transita del gobierno de su fundador a uno que empezaría a consolidarse en el poder real. El ideal maderista encarna un aprendizaje que debe recordarse siempre.
Sería bueno entonces que al menos el partido de la presidenta pusiera el ejemplo desde las próximas elecciones y aplicara este principio en su selección de candidatos a diputados locales y federales, alcaldes, regidores, concejales y síndicos.
Pudiera leerse: No reelección inmediata a cargos de representación popular, mucho menos y nunca para algún ex presidente de México. Ojalá.
“Que nadie procure su propio interés, sino el de los demás.”
(1 Corintios 10:24)

Moisés Hernández Félix
Lic. en Administración Pública y Ciencia Política, candidato a Maestro en Administración en curso. Ha sido funcionario público federal y docente en nivel media básica y medio superior. Se especializa en gobernanza educativa y políticas públicas.
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