Tres niñas que no encontraron la ayuda de sus vecinos, forman parte del historial negro de nuestra frontera. Dicen que gritaban pidiendo auxilio. Pero les dio miedo salir y pedir apoyo. Dos de ellas agredidas física y sexualmente, de tan solo diez y once años de edad, sobrevivieron del ataque de la bestia humana. La mayorcita de tan solo doce años, murió estrangulada por el asesino, que según la Fiscalía Especializada para la Atención de la Mujer, ya se encuentra plenamente identificado.
Lo lamentable del caso, es que mientras el asesino sigue libre, las autoridades respectivas no han dado a conocer el nombre, ni rasgos, ni retrato hablado del maldito criminal. Caso contrario ocurrió con las víctimas cuyos nombres, domicilio, padres y hermano, fueron divulgados por las autoridades y dado a conocer a la opinión pública por periodistas sin escrúpulos, así como medios de comunicación, que lucran con el dolor ajeno. Esos que utilizan frases morbosas en sus titulares, para atraer la atención de los lectores morbosos y enfermos.
La insensibilidad crece más cada día. Se nota en la manera que reaccionamos como sociedad. Los niños y las niñas ven como normal la violencia, porque la violencia está en sus casas simplemente con los juegos electrónicos, la computadora y la televisión. Incluyendo la televisión abierta, que ya forma parte de los programas más nocivos para la salud, sobre todo en la violencia contra la mujer. Basta con analizar las series y telenovelas de los canales en español, para detectar que todo lo malo, hoy es bueno.
La terrible noticia que recibimos el miércoles próximo pasado, de las tres niñas que fueron atacadas por una bestia humana, debe atenderse con la importancia que amerita, la inmediata aprehensión y castigo ejemplar contra el criminal. Además de las atenciones a las que está obligado el gobierno a proporcionar a las víctimas y ofendidos conforme los establecen los Tratados Internacionales y la Constitución. La pasividad de las autoridades locales y nacionales ya no merece la tolerancia ciudadana.
El hermano mayor de las menores que las encontró cuando llegó a su casa y las trasladó de inmediato al IMSS, fue interrogado e incomunicado ilegalmente como si se tratara de un delincuente, en lugar de haber sido tratado como ofendido. Pues los vecinos proporcionaron datos del peligroso asesino, que ya había atacado con anterioridad a otras mujeres. Había alerta según la Fiscalía, pero la alerta de nada sirvió. Por algo la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ha llegado a considerar al Estado Mexicano, como uno de los principales responsables de los feminicidios.
La identidad de las niñas nunca debió darse a conocer por los medios. Aparte de que son víctimas que requieren de tratamiento especializado para superar el trauma y el dolor que cambió definitivamente sus vidas, por la edad en su proceso de desarrollo, son vulnerables a la exposición pública de su imagen y de su vida. Les afecta en su autoestima, así como en el entorno donde se desenvuelven, en estigmatizaciones que no saben enfrentar.
La Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, consideran violación a su intimidad, cualquier manejo directo de su imagen, nombre, datos personales o referencias que permitan su identificación en los medios de comunicación que cuenten con concesión para prestar el servicio de radiodifusión y telecomunicaciones, así como medios impresos, o en medios electrónicos de los que tenga control el concesionario o medio impreso del que se trate, que menoscabe su honra o reputación, sea contrario a sus derechos o que los ponga en riesgo, conforme al principio del interés superior de la niñez.
De acuerdo con el Diagnóstico de la Violencia contra las Mujeres, a partir de la Ley Federal y de las Entidades Federativas, La Comisión nacional de los Derechos Humanos, identificó dieciocho tipos y modalidades de violencia regulados en las leyes de acceso a una vida libre de violencia. Son: violencia sexual; psicológica o psicoemocional; física; patrimonial; económica; familiar o doméstica; en la comunidad o social; laboral; docente o escolar; institucional o de servidores públicos; violencia feminicida; obstétrica; de pareja o en el noviazgo; política; contra los derechos reproductivos; de género; moral, y violencia mediática o publicitaria.
Por tal motivo, parece que las autoridades desconocen los principios que rigen para proteger no solamente a la mujer, sino a las niñas como en este caso pasó por alto la Comisión Estatal y la Nacional de Derechos Humanos y la Fiscalía General del Estado.
Héctor Molinar Apodaca
Abogado especialista en Gestión de Conflictos y Mediación.
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