Este jueves, en una sesión ordinaria del Colegio de Profesionales del Derecho, celebrada en la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Ciudad Juárez, tuvimos el gusto de escuchar a la licenciada Lucero Xolio López, quien vino a explicarnos en una mezcla de esperanza e inocente fe cómo funcionarán los paquetes electorales en las próximas elecciones.
Resulta que, para esta ocasión histórica, los votos no se contarán en la casilla. Sí, leyó usted bien, no habrá actas inmediatas ni festejos adelantados en la misma mesa donde uno suda su democracia. En vez de eso, el paquete viajará hasta la junta distrital, donde, suponemos, se abrirá como el cofre de un tesoro (o de Pandora, dependiendo del operador político de turno).
Así que no queda más que confiar en que el voto que usted deposite, con once boletas complicadas como acertijo de esfinge egipcia, llegue sano, salvo… y sin haber sido reinterpretado mágicamente en el camino.
La ponente nos recordó la existencia de observadores electorales benditos sean, como si en un país donde los fraudes se cuentan como anécdotas de sobremesa, bastara con una mirada vigilante para frenar las tentaciones. Porque claro, la teoría dice que todo será transparente, limpio y hasta emotivo. Pero la práctica en Chihuahua (y no digamos en Juárez) nos ha enseñado que entre el deber ser y el ser… hay un océano lleno de tiburones políticos.
En ese contexto, la licenciada Xolio López hizo un llamado a los candidatos: capaciten a sus electores. Enséñenles que no es un examen de opción múltiple donde se puede adivinar. Son once boletas, once decisiones, once oportunidades de que el error, la confusión o el cansancio nos terminen robando la elección.
La advertencia quedó flotando en el aire: si no se capacita a la gente, si no se cuida cada voto como si fuera el último vaso de agua en el desierto, el oficialismo ese eterno gato de Schrödinger que siempre “pierde ganando” podría llevarse el premio sin despeinarse.
Y es que, mientras en los discursos todo suena perfecto, uno no puede evitar preguntarse: ¿de verdad todo esto es para fortalecer la democracia… o ya está todo amarrado, pactado y adornado para simular una derrota que en realidad es un triunfo anunciado?
Por eso, más que nunca, debemos exigir seriedad, vigilancia real, y sobre todo, actuar como ciudadanos informados y críticos. No basta con confiar en que “alguien más” cuidará nuestro voto. Este año, entre la complejidad del proceso y la astucia de quienes ven en cada elección un negocio, la única esperanza es que el compromiso ciudadano sea más fuerte que las mañas institucionalizadas.
Porque en estas elecciones, la consigna no es solo votar. Es votar, vigilar, exigir y, sobre todo, no dejarnos engañar… otra vez.

Mayra Machuca
Abogada, Activista, Columnista, Podcaster.
Especializada en análisis y asesoría jurídica, cuenta con experiencia administrativa y jurídica con habilidades destacadas en la resolución de problemas y coordinación de tareas. Experta toma de decisiones estratégicas. Activa en Toastmasters y Renace y Vive Mujer.