Resumen de la parte II
El concepto de un Estado judío tuvo su origen a finales del siglo XIX como respuesta al creciente antisemitismo en Europa. Herzl abogó por Palestina como el lugar ideal, ya que consideraba que era “nuestra siempre memorable casa histórica”. El Movimiento Sionista define su propósito el de asegurar la autodeterminación del pueblo judío. Durante el primer congreso del Movimiento, se concretó la idea de la creación de un Estado propio para los judíos, preferiblemente en Palestina. Sin embargo, ante el complicado contexto histórico, se discutieron otras opciones territoriales para el establecimiento de un futuro Estado judío. Aunque Palestina siempre fue la primera opción del Movimiento Sionista, se consideraron alternativas debido a las circunstancias de la época, siendo el Plan Uganda el único plan oficial y serio para establecer un Estado judío en un territorio que no fuera Palestina. Antes del Holocausto, su objetivo principal era establecer una “Patria Nacional Judía” y un centro cultural en Palestina, para facilitar la migración judía. Tras el Holocausto, el enfoque cambió hacia la creación de un “Estado judío”, generalmente definido como un estado secular con mayoría judía. Como resultado del Movimiento Sionista, aproximadamente el 40% la población judía mundial reside actualmente en el Estado de Israel.
Migración masiva a la “Tierra Prometida”
Entre 1947 y 1949, se produjo una migración masiva hacia la “Tierra Prometida”. En ese momento Palestina ya se encontraba bajo el Mandato Británico y se estaba preparando para la partición del territorio y fundación del “Estado de Israel”. Este período fue especialmente significativo en la historia del Movimiento Sionista y en la creación del “Estado de Israel”.
Tras el anuncio del Plan de Partición, estalló una guerra civil entre las comunidades judía y árabe en Palestina, que se intensificó con la Declaración de Independencia de Israel el 14 de mayo de 1948 (No puede declararse una independencia cuando realmente eres el invasor del territorio). Algunos países árabes supuestamente apoyaron a los palestinos “declarando la guerra” a Israel.
Mientras la inmigración judía aumentaba, paralelamente cientos de miles de palestinos fueron despojados de sus propiedades y desplazados debido a la guerra y al establecimiento del Estado Judío. Este conflicto generó una importante población de refugiados palestinos en Egipto, Jordania, Siria y el Líbano, cuya situación sigue siendo un tema sustancial en el conflicto israelí-palestino. La situación de los palestinos en su diáspora la abordaremos en capítulos subsecuentes; nos daremos cuenta de que ellos también han causado conflictos graves en los países que les han dado refugio.
Israel recibió apoyo de diversas comunidades judías en todo el mundo, así como de países occidentales. Sin embargo, también enfrentó críticas por sus políticas hacia los palestinos y sus acciones en los territorios ocupados. Esto ha generado debates tanto dentro de Israel como en la comunidad internacional sobre los actos ilegales del gobierno israelí contra los palestinos.
Semitismo
El semitismo engloba a un conjunto de pueblos que hablan lenguas semíticas, como el hebreo, el árabe y el arameo, entre otras de raíces aún más antiguas. Aunque los judíos son considerados parte de este grupo étnico-cultural, no todos los semitas son judíos. Por ejemplo, los árabes son un grupo étnico que históricamente habla árabe, una lengua semítica, y, aunque hay muchos judíos árabes, no todos los árabes son judíos. De manera similar, en el Líbano y Siria, existen comunidades árabes cristianas que aún hablan el arameo, el idioma que hablaba Jesús, lo que los clasifica también como semitas. El término “semita” abarca una diversidad de pueblos y culturas que comparten afinidades lingüísticas e históricas.
Antisemitismo judío
El antisemitismo judío tiene una historia extensa y compleja que abarca largos períodos de tiempo y diversas regiones geográficas. Desde la antigüedad, los judíos han enfrentado discriminación en distintas civilizaciones como la egipcia, la griega y la romana, siendo vistos como “diferentes” debido a sus prácticas religiosas y culturales “extrañas”.
Durante la Edad Media, los judíos sufrieron persecución y violencia en toda Europa. Comunidades judías enteras enfrentaron ataques brutales, expulsiones masivas y restricciones legales discriminatorias. En España, la Inquisición española buscaba la conversión forzada o la expulsión de judíos y otros no católicos, como los musulmanes, lo que llevó a muchos a buscar refugio en territorio del Imperio Otomano.
El antisemitismo judío persistió a través de la discriminación social y política, así como mediante teorías raciales que retrataban a los judíos como una “raza inferior”. El siglo XX presenció algunos de los episodios más trágicos de antisemitismo en la historia, el Holocausto judío, durante la Segunda Guerra Mundial. Se estima que seis millones (cifra difícil de corroborar) de judíos fueron brutalmente torturados y asesinados por el régimen nazi y sus colaboradores. Este genocidio dejó una huella imborrable en la historia judía y mundial, alertando sobre los peligros de la discriminación y el odio.
Antisemitismo convencional
El tema del antisemitismo es muy sensible y complejo. Últimamente, se ha observado un uso inadecuado de este término, con acusaciones falsas e injustificadas que no están específicamente dirigidas contra la comunidad judía. Es importante reconocer que el antisemitismo, al igual que otras formas de discriminación, es un problema real, serio y persistente en muchas partes del mundo. Por lo tanto, las acusaciones legítimas deben tomarse en serio y abordarse de manera responsable. Sin embargo, el uso inapropiado de estos términos diluye su significado y dificulta la identificación de los casos genuinos de odio hacia las comunidades discriminadas, en este caso, la comunidad judía.
Es fundamental diferenciar entre la crítica legítima y el antisemitismo. Por ejemplo, cuestionar las políticas del gobierno israelita no debería ser automáticamente interpretado como antisemitismo. Acusar de antisemitismo a las críticas a políticas o acciones ilegales del gobierno de Israel constituye una gran falta de respeto hacia las verdaderas víctimas del antisemitismo, de la discriminación en general contra los judíos. Es importante distinguir entre críticas legítimas a políticas gubernamentales específicas y ataques a la identidad o la existencia misma de los judíos como pueblo.
Resulta absurdo acusar de antisemitismo a los judíos que expresan opiniones críticas contra las políticas del gobierno israelí. El concepto de antisemitismo se está utilizando para censurar cualquier acto u opinión que no respalde a los políticos de ultraderecha en Israel, incluido el gobierno actual. Muchas personas han preferido callar, incluso respetados judíos, antes que enfrentar acusaciones de antisemitismo, lo que ha creado una atmósfera de impunidad en torno al gobierno israelí.
Éxodo palestino
El éxodo palestino se dividió en dos grandes acontecimientos, ocurridos en 1948 y 1967. Al primer gran desplazamiento de civiles palestinos, tras la guerra entre sionistas y palestinos, se le denominó “Al Nakba” (La catástrofe). Alrededor de 700,000 (cifra difícil de corroborar) civiles palestinos huyeron o fueron expulsados tanto dentro de su territorio como hacia países vecinos como Egipto, Jordania, Siria y el Líbano. Además, aproximadamente 500 pueblos rurales fueron completamente destruidos para dar paso a la construcción de colonias judías. Un fenómeno que algunos intelectuales calificaron de “limpieza étnica”.
El reciente desplazamiento en la Franja de Gaza se considera como el tercer “Nakba”, ya que no había ocurrido uno similar desde 1948. El 15 de mayo es un “día de luto” para los palestinos en su territorio y en la diáspora, ya que conmemoran “Al Youm al Nakba” (El Día de la Catástrofe). Dichas conmemoraciones siempre van acompañadas de protestas. Este año podría marcar una protesta diferente a la habitual, e incluso podría desencadenar una nueva “Intifada” (nombre que se le da a la agitación popular masiva de palestinos). En el siguiente capítulo, profundizaremos más sobre el éxodo palestino, sus repercusiones en los países que los acogieron.
Nos leemos en la siguiente entrega.
Aly Corany Abdallah
Liberal, apartidista, socialdemócrata.
Licenciado en Desarrollo y Gestión Empresarial. Licenciado en Derecho (en proceso de titulación). TSU en Comercialización Inmobiliaria. Se desempeña como Asesor Profesional Inmobiliario y Asesor Profesional en Seguros.
Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.