La venta de productos apócrifos es una actividad ilegal, sin embargo, representa un elemento importante de la economía mexicana; en este sentido, los productos apócrifos o piratas son para millones de mexicanos la única manera de acceder a determinados productos y para otros cientos una fuente de empleo y por ende de ingresos para su familia.
Un estudio realizado la semana pasada por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) reveló que, en México, más de 80% de los mexicanos mayores de 18 años que viven en poblaciones con más de 15,000 habitantes gastaron 209,000 millones de pesos en la compra de productos pirata; esta cifra representa a 41.9 millones de mexicanos consumiendo piratería, gastando cada uno alrededor de 4,500 pesos en productos como: música, películas, software, libros, ropa y calzado pirata.
La compra de piratería deja cada año, pérdidas a la recaudación gubernamental de alrededor de 33,400 millones de pesos en Impuesto al Valor Agregado (IVA), recursos que podrían ser destinados a obra pública, centros de investigación, becas y educación. Lamentablemente, el mexicano ha perdido la credibilidad en que estos recursos realmente tengan un destino a favor de la población.
Para la música, se estima que, en los últimos 12 meses, 37.5 millones de mexicanos, 72.7%, adquirieron música física o digital de manera ilegal. Destaca que los consumidores de música pirata en formato físico equivalen a 93.5% del total de consumidores mexicanos de música, y sólo 4.2 millones de mexicanos, 10% de los consumidores de música, adquirieron sólo música original, ya sea física o digital, pero, ¿qué refleja esto?
Para muchos mexicanos obtener música, arte o ropa pirata es el único mecanismo para acceder al entretenimiento, esto como resultado de los bajos salarios de los mexicanos. Si bien la piratería no sólo afecta a la recaudación, también desfavorece a la clase creativa y artística del país.
Más allá de buscar acciones para combatir la piratería hay que enfocar esfuerzos para que la cultura y el entretenimiento sean un bien al acceso de todos, es decir, que los precios sean accesibles a un mayor porcentaje de la población para con ello garantizar una economía más formal, así como el fomento y apoyo a la producción nacional. Sin piratería y mejores salarios, todos ganamos.
Nancy Carbajal
Lic en Economía de la UACJ y Candidata al Grado de Maestra en Ingeniería Económica por la Universidad la Salle. Columna semanal sobre temas de economía, finanzas, política y sociedad.
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