En México, el gobierno se caracteriza por la inexistencia de una oposición consolidada que sirva como contrapeso. La inexistencia de un debate interno y de la fiscalización de las políticas públicas, nos sitúa no como una democracia, sino como un sistema autócrata y dictatorial.
Tampoco existe una oposición real de parte de los medios de comunicación, salvo raras excepciones.
Desde la llegada al poder del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en 2018, el sistema político mexicano ha sufrido un desequilibrio significativo. La coalición encabezada por Morena logró ganar la presidencia, y también imponer el caudillismo en el Congreso, debilitando a los partidos políticos. Este dominio político ha dejado a la oposición en una posición marginal, carente de liderazgo, con poco poder para influir en las decisiones del gobierno y sin autoridad moral ante la ciudadanía.
La falta de una oposición activa no solo afecta el debate político interno, sino que también limita la capacidad del país para desarrollar políticas que surjan de una dialéctica de la diversidad de perspectivas. En lugar de ello, el gobierno mexicano se ha visto obligado a reaccionar ante las presiones externas, especialmente en temas prioritarios para sus vecinos del norte, como la seguridad y el combate al crimen organizado.
Estados Unidos, como principal socio comercial de México y vecino, siempre ha tenido un interés en los asuntos de seguridad del país. Ahora bajo el mandato de Donald Trump, la relación se transformó en una dinámica de presión constante, en la que México está siendo forzado a implementar medidas específicas para cumplir con las demandas estadounidenses.
El Partido Republicano, se ha convertido en la única oposición al gobierno de México y además una oposición con una fuerza superior a la de todos los partidos políticos mexicanos juntos.
En este sentido, México se convirtió en una extensión de las políticas fronterizas estadounidenses, bajo el argumento de proteger la seguridad nacional de su vecino del norte. Esta medida, aunque efectiva para Trump, generó tensiones internas en México, donde las críticas a estas políticas fueron silenciadas debido a la debilidad de la oposición.
México, no podrá crecer económicamente sin seguridad pública, no podremos ser mejores ciudadanos mientras no exista orden, la migración a México se ha convertido en una problema en donde muchos conacionales se quedan sin la oportunidad de empleos.
Declaraciones públicas, como designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, obligarán al gobierno de la Dra. Sheinbaum a intensificar algunas acciones, y estas sean parte de un plan integral en el que tendrán que estar presentes la cultura de legalidad y civilidad.
Me queda muy claro que la falta de una oposición en México estará generando consecuencias profundas para la gobernabilidad y la autonomía del país. Sin un contrapeso efectivo, las decisiones del gobierno mexicano al carecer de escrutinio están expuestas a la influencia de actores externos. Esto es especialmente preocupante en el tema de la seguridad, donde las presiones internacionales pueden llevar a políticas reactivas, en lugar de estrategias integrales y sustentables.
Los partidos políticos mexicanos deberán organizarse y ofrecer alternativas reales a los ciudadanos. Una oposición fuerte no solo impulsa un debate público más rico, sino que garantiza una mejor fiscalización de las políticas públicas. Solo así podrá garantizar la mejora económica y la seguridad de sus ciudadanos sin comprometer su soberanía.
Fernando Schütte Elguero
Empresario inmobiliario, maestro, escritor, y activista en seguridad pública. Destacado en desarrollo de infraestructura y literatura.
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