Una gran parte de nuestra interacción humana para construir civilización, yace en el lenguaje, las formas que utilizamos para comprender el mundo y hacernos comprender. A través de éste le damos significado a los diversos objetos, acciones e inacciones; le otorgamos nombre y esos nombres posibilitan nuestro quehacer social, político y económico; una de las palabras con las que solíamos comprender el mundo político y económico era la ideología, ya sea de izquierda (liberal) o de derecha (conservadora). Cada una de estas ideologías comprendía un conjunto de ideas compartidas, creencias, valores y opiniones que buscaban justificar un curso de acción. En este sentido quiero reflexionar brevemente sobre la vigencia o no de la ideología política de izquierda y derecha; de cara al proceso electoral del 2018.
Ante el escenario de las elecciones presidenciales del 2018, la ciudadanía mexicana se encuentra ante un conjunto de acuerdos electorales entre partidos, que algunos llaman contra-natura. El Partido Acción Nacional (PAN) se coaliga con el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y con el Partido de Movimiento Ciudadano (MC) en lo que se ha llamado “Por México, Al Frente”; el Partido Movimiento de Reconstrucción Nacional (MORENA), el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Encuentro Social (PES) hicieron lo propio para conformar la coalición “Juntos haremos Historia” y el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y el Partido Nueva Alianza (PNA) registraron la coalición “Meade Ciudadano por México”.
Respecto a la coalición, “Por México, Al Frente” llama la atención de las posiciones ideológicas contrapuestas entre el PRD y el PAN; el primero un partido más liberal pro aborto mientras que el PAN es más anti aborto, en un sentido general para no mencionar los asegunes de un tema tan discutible; muy cierto es que esta coalición no es nueva, de hecho la primera se dio en la elección para la gubernatura de Chihuahua 2004, los tres partidos (PAN, PRD y MC) enarbolaron al mismo candidato del PAN, el efecto electoral fue que los extremos ideológicos de cada partido no participaron, teniendo una caída del 12.77% en los resultados electorales si son comparados con la elección de 1998. La ideología tiene un efecto en tanto genera identidad grupal, cuando las partes más ideologizadas se sienten traicionadas se abstienen de apoyar al grupo o francamente. La ventaja que puede presentarse a esta coalición, son los antecedentes exitosos en coalición en algunas entidades del país, además del crecimiento electoral que ha tenido el PMC, no así con la caída electoral del PRD.
En tanto a la coalición “Juntos haremos Historia” puede padecer un efecto muy semejante al vivido en el estado de Chihuahua en 2004; la postura mantenida por su virtual candidato a la Presidencia de la República, sus ataques constantes al sistema de partidos (ahora mucho más matizados) y la estructura oligarca, lo posicionaba claramente en una izquierda ideológica; ahora su coalición con el Partido Encuentro Social, con una ideología no sólo de derecha sino una derecha con fuertes cimientos religiosos cristianos no católicos.
La ideología es importante para consolidar un grupo, para lograr un objetivo común para darle forma a los futuros; sin embargo, no los extremismos, estos por lo general terminan en la postura de imponerse cómo los únicos respecto a otros; por ello el pluralismo y la tolerancia son fundamentales para democracia. Precisamente el riesgo de un sistema electoral cada vez más desdibujado ideológicamente, no es el aspecto pragmático de lo electoral, sino el problema de la construcción, ejecución y evaluación de la agenda y de las políticas a desarrollar; más aún en un país donde parece que se cuenta con una visión clara e integral de nación, donde la élite política, económica y cultural vaya de la mano con los habitantes; urge una visión donde la política y la sociedad no se vislumbren como enemigos. Una ideología clara auxilia en el mantenimiento de un sistema sano política y administrativamente; en tanto es el puente entre lo macro social y lo micro social, es en ella donde se manifiestan acciones y valores.
Desafortunamente ante el escenario electoral que se nos presenta, de una disputa a tercios, prácticas como el clientelismo político y otras malas prácticas electorales, cobrarán mayor importancia; y si observamos las señales como el cambio en la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE), la reaparición de los “alquimistas del fraude electoral” parece un mal augurio, que sólo podrá enfrentarse con las luz de una ciudadanía participativa activa, vigilante y exigente; pero también de políticos honestos y comprometidos con el bien común.
Jesús Alberto Rodríguez Alonso
Doctor en Ciencia Política y de la Administración por la Universidad Autónoma de Barcelona. Actualmente Profesor-investigador de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez; Presidente de la Asociación Mexicana de Ciencias Políticas.
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