¡Democracia Ya! ¡Patria para Todos!
Slogan del Partido de la Revolución Democrática
Corría el año de 1989; el país estaba envuelto en una efervescencia política que no pocos consideraban preinsureccional. La guerra sucia del Estado Mexicano contra grupos de opositores de izquierda, había acabado en lo general pero la represión en lo particular en ciertas zonas geográficas todavía continuaba como si los grupos de guerrilleros no hubieran sido prácticamente exterminados.
En Guerrero, Michoacán, Oaxaca y en el todavía llamado Distrito Federal, las fuerzas del Estado Mexicano seguían haciendo y deshaciendo a su gusto, reprimiendo organizaciones sociales y desapareciendo lideres sociales “incomodos”, a discreción.
El proceso electoral por la presidencia de la República del año anterior, 1988, representó la primera fractura de peligro real para el todavía “partidazo”. El ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, hijo del Tata Lázaro, desafió a la Nomenclatura de su propio partido, y cuestionó la derechización que este estaba tomando, en perjuicio de los más necesitados, y a favor de una casta divina que se volvía cada vez mas descarada en su acumulación de riqueza.
Ante la evidente muestra de poder y represión que el Estado mexicano, con Salinas de Gortari a la cabeza, estaba dispuesta a aplicar a sus propios ciudadan@s, el ingeniero se vio ante la disyuntiva del método, ¿Cómo encararlo? ¿Cómo enfrentar a un Estado omnipotente, represor y asesino, capaz de todo con tal de mantener el poder? se decidió por buscar una vía pacifica tratando de minimizar el daño a la sociedad a la vez que se impulsaba su organización: creando un partido político.
En mayo de 1989, Cárdenas convoca al pueblo de México a la formación del PRD, como órgano de lucha para que, a través de este, el pueblo organizado alcance su emancipación, y revierta los cambios estructurales que el neoliberalismo venia imponiendo de manera autoritaria, so pretexto de que el mercado era la única herramienta para asegurar el bienestar de la sociedad.
Las elecciones intermedias de 1991 fueron la primera prueba organizativa del nobel partido, en las cuales el PRI se impuso sin mayores problemas imponiendo una vez más su maquinaria represiva, aunque la verdadera gran prueba no vendría sino hasta el año siguiente, en 1992 cuando se celebraron elecciones para designar gobernador en Michoacán y Baja California.
El Estado de Michoacán, cuna y bastión de la familia Cárdenas, había sido uno de los pocos Estados de la Republica donde la votación por Salinas había quedado tan atrás de la del ingeniero, que no pudieron revertir el resultado. La expectativa era que Cristóbal Arias, candidato del PRD se alzara con el triunfo.
Al final de la jornada, Luis Donaldo Colosio, a la sazón presidente del PRI, reconoció el triunfo del PAN en Baja California, pero escamoteo decididamente el triunfo del PRD en Michoacán. Se formalizaba con este acto la alianza entre el PRI neoliberal y el PAN, había nacido el PRIAN.
No seria sino hasta 1997, ya con Salinas fuera del poder que el PRD alcanzaría su primer gran triunfo: la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, posición que mantendría por varias administraciones, y que solo perderían cuando el propio PRD pasara por su propia fractura a raíz de la toma de la dirección por parte de los “chuchos” y que redundaría, posteriormente en la pérdida del rumbo del partido.
Es muy triste que el partido que recogió y enarboló con coraje y orgullo la bandera de la lucha por cambio democrático y el bienestar social de l@s mexicanos cuand@ el PAN abdicó de dicha lucha y se amasió alegremente con el PRI neoliberal en el usufructo del poder “haiga sido como haiga sido”, terminara como rémora enganchado cual vil cabús al tren neoliberal del PRIANISMO.
Aunque, a decir verdad, no debería causar sorpresa alguna si tomamos como referente el origen político de Jesús Ortega, quien inició su carrera como militante del Partido Socialista de los Trabajadores, partido paraestatal al servicio del PRI y del Secretario de Gobernación en turno allá en los setentas y ochentas, y que luego, fiel a su oportunismo, cambiara de nombre por el impronunciable Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional. Ambos partidos paleros de reconocida factura.
Como triste colofón del ahora eclipsado Partido del Sol Azteca, y a manera de justicia divina, nos queda el consuelo de que el otro Chucho, Zambrano no será senador de la República como ellos lo habían saboreado, y para colmo de males, poco será el margen de maniobra para colocarse en algún puesto público, dado que sus patrones del PRI y del PAN ganaron tan pocas posiciones políticas que difícilmente le podrán dar empleo como ocurre acá en Chihuahua, donde los pocos miembros que aun le quedan al PRD, son empleados y defensores a ultranza de la señora Campos.
Hoy que la Democracia es Ya, y que la Patria es para Todos, descanse en paz, Partido de la Revolución Democrática, 1989-2024.
Es cuánto.
José Antonio Blanco
Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.
En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.
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