Es común en la vida cotidiana posponer para otro día algún momento o propósito con la intención de aligerar o engañar la conciencia activa.
A esta costumbre tan humana y habitual se le conoce como Procrastinación, la cual consiste básicamente en aplazar o diferir los asuntos pendientes sustituyéndolos por otros más irrelevantes. Se trata de una costumbre muy habitual, donde las personas que se comportan de esta manera piensan que mañana será el día más adecuado para hacer las tareas aplazadas, esto supone un elevado coste de productividad debido a los retrasos que comporta y puede llegar a degenerar en problemas de salud ligados a la depresión y baja autoestima.
Cuando procrastinamos cotidiana o recurrentemente dentro de nuestro trabajo ¡Ahora si tenemos un problema serio! porque aquellas tareas que queremos que se lleven a cabo mejor y a las que más importancia les damos, son las que más frecuentemente demoramos. Generalmente acabamos navegando en internet, revisando constantemente las redes sociales o nuestro Smartphone, el trabajo se terminará acumulando y nuestra productividad bajará.
¡¡Es el momento de pararse, pensar y poner soluciones!!
A veces creemos que caer en ese error es por pereza o falta de actitud, pero realmente más que pereza, lo que hay detrás de la Procrastinación es un exceso de perfeccionismo.
He aquí algunos puntos importantes para detectar a tiempo y evitar caer en ese acto o hábito que puede ser tan perjudicial:
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- Dejas todo para más tarde o no lo consideras urgente
- Esperas a que se solucione solo
- Buscas razones para no hacerlo
- Estás disponible para todo menos para lo que debes
¿Pero qué soluciones pueden ayudarnos para vencer este hábito?
Rompe la barrera del primer minuto lo realmente complicado es vencer el momento anterior a oponerte. Si logras vencerlo tendrás la mitad de trabajo hecho, y a partir de los 5 primeros minutos, será tu cerebro el que te ayude, ya que creará la ansiedad necesaria para terminar la tarea que has comenzado.
Evita los argumentos auto absolutorios o auto permisivos. Por ejemplo si decimos “no pasa nada por un día que me retrase, tengo tiempo” o “nada más reviso Facebook, cinco minutos y ya”. Con esto, estaremos dando de comer a la Procrastinación o a la postergación de pendientes y al mismo tiempo auto-sabotearte.
Deja de lado cualquier tipo de excusas y simplemente: ¡Ponte a hacerlo ya!
Es Cuanto:.
Eduardo Quezada Compañ
Estratega Digital.
Lic. en Derecho, estratega digital y asesor en comunicación política. Orgulloso juarense de corazón.
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