“Si fuera consecuente, pues no iría por su pensión, ¿verdad?”
Claudia Sheinbaum, en comentario sobre el tema.
Acabamos de ser testigos, una vez más, de la certeza y precisión del viejo adagio que sentencia, cae más pronto un hablador, que un cojo. En esta ocasión le correspondió al furibundo opositor a los programas sociales de la 4T, don Gabriel Quadri, ser captado infraganti al momento de registrarse para recibir su pensión de 65 y más.
Hace apenas algunas semanas que este individuo, mas recordado por su mirada lasciva a la edecán del INE durante el debate del 2012, que por sus iniciativas políticas, decía de los programas sociales: “Las pensiones a adultos mayores son una bomba de tiempo que López esta dejando a los siguientes gobiernos, sin un mecanismo sostenible de financiamiento”.
De ser cierto lo que dice el señor Quadri, que es lo que pretende al ir a pedir su pensión del bienestar, ¿Poner su granito para que la bomba de tiempo estalle mas rápido? ¿Sera eso acaso? Personalmente no creo que sea esa la razón, yo mas bien veo a don Gabriel, haciendo valer aquel otro adagio del viejo sistema político mexicano atribuido al político y escritor veracruzano, Cesar Garizurieta, mejor recordado como El Tlacuache.
Dijo don Cesar, “Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”. Y aquella frase, más cargada de cinismo que de picardía, terminó por convertirse en dogma de fe para los hombres de aquel sistema y sus acólitos.
Hoy, don Gabriel que, como buen prianista, puso todas sus canicas en la cesta de la señora X, se ha quedado fuera del presupuesto al terminar su encargo como diputado federal el pasado mes de agosto, y no ha visto mas camino para salir del error, que sumarse a eso que tanto criticó y se opuso.
Eso sí, hay que decirlo, el señor Quadri, como todos l@s Mexican@s, de cualquier estrato social, tiene todo el derecho a recibir esa pensión, si el así lo desea. Y aquí es importante recalcar la universalidad del derecho, TOD@S l@s mexican@s, que así lo quieran, pueden acceder a este derecho constitucional.
Hago hincapié en este punto, porque es muy común que, entre las clases medias, particularmente hacia arriba del espectro económico, se tenga la convicción de que “solo” debería hacerse llegar a los “pobres”. Mas o menos, así como ocurría con los tristemente célebres tortibonos.
Quien plantea ese argumento pasa por alto dos cosas, primero, el acceso a estas pensiones es un derecho, no una obligación. No estamos obligados a recibir la pensión, solo la recibiremos si así es nuestro deseo.
Segundo, a quien le puede ser de más utilidad esta pensión es, precisamente, a la clase media, particularmente a la media media, y a la media baja, aunque la media alta no queda totalmente exenta. Me explico.
Los segmentos acomodados de la economía, es decir, los ricos, a no ser que vivan una terrible tragedia, o dilapiden su fortuna, seguirán siendo ricos. La prueba la podemos ver fácilmente en la pasada pandemia, los ricos mas ricos, no perdieron dinero, al contrario, salieron del suceso más ricos aún.
Por otra parte, los segmentos mas desprotegidos, es decir, los pobres, saben como sortear las crisis económicas. Lo han hecho por muchos años, sin más ayuda que su propio ingenio y la solidaridad de los de su clase. Posiblemente, como dicen los críticos de los programas sociales, este grupo económico no deje de ser pobre, pero al menos tendrán mejor calidad de vida, al contar con la regularidad de un ingreso que antes no tenían.
Esa regularidad de ingreso seguramente ayuda, por una parte, a romper el círculo vicioso en que han vivido estos estratos, para transformarse en uno virtuoso y por otra, genera una derrama económica que beneficia a todos los estratos sociales, incluidas las clases medias y altas al mejorar la capacidad de consumo de la sociedad en su conjunto.
En el caso de las clases medias, a pesar de tener ingreso razonablemente bueno, y de mantener un “buen nivel de vida”, es muy común vivir en la zozobra del cheque al cheque, con la cobertura de la tarjeta de crédito para hacer frente a los faltantes o las aspiraciones no cubiertas, muchas veces con muy poco margen de maniobra para sucesos inesperado como una enfermedad, o un accidente.
Es en esos casos, donde las pensiones, ya sea para l@s hij@s en edad escolar, o para l@s adultos mayores, o las madres solteras, entre otros, vienen a resultar en un ingreso adicional que complementa lo que se logra con el esfuerzo propio.
Habida cuenta de que los integrantes de la clase media que venden su trabajo, es decir, los que son empleados, constituyen uno de los principales grupos que contribuyen con sus impuestos al sostenimiento del gobierno, porque son los que menos evaden impuestos.
Los dueños de negocios, de todos los tamaños, pueden encontrar formas legales o no, para pagar pocos impuestos o para de plano no pagar -caso emblemático el de Salinas Pliego y el grupo Electra- no así los empleados, a quienes se les descuentan sus impuestos vía nomina semana tras semana, o quincena tras quincena, según sea el caso.
Y como ahora este derecho esta en la constitución, no vale el desliz freudiano que tuvo don Gabriel al declarar, “Vergonzoso es que el gobierno privatice el gasto público para comprar votos…” ¿o será acaso que don Gabriel sienta que ya vendió su voto? Posiblemente.
Es cuánto.
José Antonio Blanco
Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.
En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.
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