Había preparado un tema totalmente distinto para esta semana, pero ante los hechos de violencia en que fallecieron mujeres y niños indefensos e inocentes no puedo menos que expresar mi indignación y tristeza ante tal acto de barbarie. Actos como ése no sólo causan indignación sino un miedo indescriptible que cala en las fibras más sensibles de esta sociedad cada vez más castigada, más ultrajada por el crimen y más desprotegida por las autoridades de los tres niveles de gobierno.
Algunos aprovecharán este hecho tan lamentable para enarbolar los colores y los argumentos de su partido, cualquiera que éste sea. Dirán que durante sus gobiernos las cosas eran mejores, criticarán al nuevo gobierno de una manera por demás destructiva y no con un genuino deseo de que haya armonía y tranquilidad para todos, en su ceguera no se dan cuenta de que la situación en nuestro país ya no se trata de partidos, ningún partido ha sido ni será capaz de erradicar el mal que aqueja a México por más que pretendan engañar a la ciudadanía con su perorata de basura cada vez que llegan las elecciones.
En su inconsciencia no se dan cuenta de que la polarización solo nos debilita y nos deja más vulnerables y más expuestos, no pueden o no quieren darse cuenta de que hemos llegado a un grado de impunidad tal, que todos estamos en peligro inminente porque la muerte señores, no respeta partidos.
¿Acaso no sería más razonable reconocer que no podemos aislarnos unos de otros, que dependemos de los demás para que el mundo siga funcionando, que lo que le sucede a nuestro prójimo nos sucede a todos? ¿Por qué no reconocer en los demás nuestra propia humanidad y las cosas que tenemos en común en lugar de enfocarnos solamente en nuestras diferencias? A decir verdad, el único y verdadero enemigo que todos tenemos que enfrentar y destruir es lo que Albert Einstein llamó La Estupidez Humana ya que de allí surge la inconsciencia a nivel individual y colectivo.
Esta inconsciencia colectiva nos hace pensar en función de “Yo y los demás”, “Nosotros y ellos”, nos impide darnos cuenta que nosotros somos “los demás” de los demás, y que en el vivir divididos y enfrentados no hay ningún ganador, que al final del día es el amor, la unidad y la armonía lo único que puede darle un verdadero sentido a nuestra vida y a nuestro país.
México nos necesita y nos necesita unidos ahora mismo, no es momento de pensar en partidos porque al fin y al cabo la estupidez entre un partido y otro nunca ha sido tan diferente como para lograr tener el país que todos queremos. Ahora es momento de cerrar filas contra la violencia fomentando el diálogo, la cordialidad y la armonía dondequiera que vayamos aunque no estemos de acuerdo con todo lo que pase a nuestro alrededor. Si queremos un cambio verdadero, seamos factores de cambio verdadero dejando a un lado lo que nos separa y abrazando lo que nos une.
El crimen organizado está devorando a nuestra patria y es nuestro deber cuidarla y defenderla porque es la patria de nuestros hijos, es el futuro de ellos lo que está en juego. Por ellos, hagamos un profundo análisis de consciencia y contribuyamos a la legalidad, al fortalecimiento de nuestras instituciones, al entretenimiento sano, a la unión familiar.
Edmund Burke dijo: “Para que el mal triunfe solo basta que los buenos no hagan nada.” Pero al hacerlo tenemos que permanecer unidos pues divididos nos vencerán. Solo un pueblo unido puede lograr lo que no puede lograr un gobierno o un partido. No exijamos ahora que el gobierno solucione la catástrofe que nosotros causamos como ciudadanos, ya sea por palabra, obra u omisión, hagamos nuestra parte contribuyendo a la paz y la tranquilidad en lugar de echarle leña al fuego en el que al final arderíamos todos. Si queremos destituir al presidente, ya habrá tiempo para hacerlo y si es la voluntad del pueblo, que así sea. Pero promover golpes de estado en estos momentos es un acto de traición y de cobardía. El enemigo a vencer es demasiado poderoso, demasiado enorme, para ejercer nuestra estupidez en estos momentos.
Rosy Chumacero
Oriunda de Ciudad Juárez, es madre de tres hijas y abuela de cuatro nietos. Incursionó en la iniciativa privada, en la locución de noticieros, en la docencia de idiomas y en los bienes raíces en El Paso, Tx.
Empezó su búsqueda en el camino espiritual en el año 2002, estudiando Raja Yoga con la Maestra Hindú Didi Lavina Vaswani en El Paso Texas, donde vivió por 14 años, recibiendo Nombramiento de Maestra de Raja Yoga en el Centro de Retiros de Madhuban - Rajasthan, India, en 2002.
Es Miembro de la Universidad Espiritual Mundial Brahma Kumaris desde 2002 y Ministro Ordenada por la Hermandad Espiritual Mundial desde 2008.
Escribe la columna "El Rincón del Alma", en la revista semanal Weekend.
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