Parece que sólo López Obrador …y a veces nos hace pensar que lo intenta.
Remontémonos al proceso electoral del 2006. En aquel año aciago, las encuestas mostraban a un López Obrador que iba muy por delante de su más cercano seguidor que era Felipe Calderón. Hasta por dos a uno llego estar AMLO sobre Calderón al arranque oficial de las campañas.
Si bien es cierto que los poderes fácticos hicieron todo lo posible para descarrilar la candidatura de López Obrador, tales como el intento de desafuero dirigido por el entonces presidente Fox, así como la campaña de propaganda negra “López Obrador es un peligro para México” de las organizaciones patronales, o la alianza con las huestes de la maestra Esther Gordillo para asegurar la votación a favor de Calderón y en general, la intervención tanto de Fox como de varios gobernadores.
Todo lo anterior y más, definitivamente que tuvieron un impacto en el ánimo de la sociedad mexicana que empezó a dudar sobre darle o no su voto al candidato de la izquierda. Pero también hubo al menos un par de situaciones incurridas por el propio AMLO que incidieron en su desempeño como candidato.
La primera fue la decisión de no participar en el primer debate. Esa ausencia fue muy bien utilizada por sus adversarios, quienes no se cansaron de mostrar la silla vacía como signo de una supuesta “debilidad”. Y la segunda fue el tristemente célebre ¡cállate chachalaca! que, otra vez, sería utilizado por sus rivales como símbolo de su intolerancia.
A final de cuentas, con todo y sus triquiñuelas, la oligarquía no logró alcanzar una victoria aplastante, pero el medio punto porcentual que obtuvo Calderón sobre AMLO, aunado a un INE miope y una Corte Suprema a modo, fueron suficientes para asegurar el triunfo. “Haiga sido como haiga sido” diría Calderón después, pero se impidió la llegada de la izquierda al poder.
Bien sabemos que el hubiera no existe, pero siempre es interesante imaginar un escenario donde López Obrador no se hubiera puesto de pechito para que el bando conservador se dieran vuelo atacándolo en sus supuestas “debilidades”. ¿Cómo hubiera sido el resultado de esa elección?
De cualquier manera, el terrible nivel de cinismo y corrupción por esos mismos que decían que “Lopez Obrador era un peligro para Mexico”, harían que la gente volviera a ver a AMLO como una alternativa real de cambio, y en el 2018 no hubo medias tintas, el triunfo fue apabullante, aun con las triquiñuelas que, de cualquier manera, intentaron los oligarcas para mantenerse en el poder.
Hoy en día, y a pesar del desgaste natural que ocurre con el ejercicio del poder, López Obrador sigue siendo un presidente muy popular, a grado tal que, hasta sus opositores más recalcitrantes daban por hecho que su sucesor o sucesora va a provenir de las filas del partido creado por el: MORENA.
Por lo menos así era hasta hace un par de semanas cuando el propio López Obrador dio el estatus de “taparosca” a la que posiblemente logre convertirse en la candidata del opositor Frente por México, Xóchitl Gálvez.
Los ataques desde la mañanera han sido tan constantes y tan duros en estas dos semanas, que la intelectualidad y los medios conservadores ya dan por candidata a la señora Gálvez. Y, hay que reconocerlo, había much@s anti-AMLO que creían que dentro de las filas de la oposición no había quien les hiciera frente a las corcholatas del presidente, y ahora de pronto ven en esta señora a quien, según ellos, si tiene alguna posibilidad de triunfo.
Que la señora Gálvez se declare apoyadora de las políticas sociales de AMLO, que esté a favor del aborto, o más aun, que se declare marxista, son pecata minuta para los líderes de la oposición de derecha, a fin de cuentas, ellos saben que no va a ganar, pero esperan que esta candidatura les reditúe en un incremento en la votación de sus respectivas instituciones políticas, de tal manera que redunde en más diputad@s, y eso, finalmente es lo que a ellos les interesa.
¿Estamos ante un error de AMLO, o ante una jugada política magistral? Porque, no hay que perder de vista, al pasar la señora Gálvez a la pista nacional, deja libre la pista de la Ciudad de México, donde tenía posibilidades reales de alcanzar una victoria.
Eso lo sabremos mas adelante, por el momento, estamos ante un posible escenario que solo el surrealismo mexicano es capaz de producir: el Presidente no sólo impulsará a su propio sucesor@, sino también el de la oposición.
Es cuánto.
José Antonio Blanco
Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.
En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.
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