¿Qué significa la Navidad para usted? Para los cristianos significa el nacimiento del Hijo de Dios. Tanto ama Dios al mundo, que nos dio el mejor regalo para la humanidad. Su hijo convertido en ser humano, procreado por María, a quien eligió como la madre, con el debido consentimiento de ella. Por eso, la Iglesia Católica reconoce en la Virgen María, a la mujer como el eje del universo, pues Dios mismo la necesitó para concebir y dar vida. El Hijo de Dios, cuyo nombre es Jesús, -que por cierto la elección del nombre fue de su padre terrenal José-, tiene un significado maravilloso en la religión, porque significa vida eterna.
Así, Dios nos da a su hijo para abrir las puertas del cielo y vivir eternamente bajo el misterio de su potestad y amor espiritual. Por lo que a través de María como madre, a José elegido como el padre, y al niño Jesús como el hijo, forman la familia que Dios quiso dar al mundo como ejemplo. De tal manera, que la naturaleza misma que le pertenece a Dios, decidió como formar una familia y las obligaciones inherentes. María educó a su hijo con amor, con principios y valores derivados de la guía del Creador. También José educó con dedicación al trabajo, buen ejemplo y dedicación y amor a su hogar con responsabilidad. Jesús creció y dio su amor y su vida por la humanidad que finalmente lo crucificó.
Por ello es importante reflexionar hasta donde quiero ser parte de Dios. Frio o caliente dicen las sagradas escrituras, pero no tibio, porque a esos Dios los aborrece. De ahí que el concepto de la familia se ve y se siente en la Sagrada Familia compuesta por padre, madre e hijo. Los demás conceptos inventados como derechos humanos, desvirtúan la naturaleza, y protege a la deshumanización y al libertinaje. Pues la crucifixión del Hijo de Dios, se da todos los días con los seres humanos que lo provocan y lo rechazan, mediante todos los actos que van en contra de los mandamientos de su Padre.
Hoy al escribir mi artículo, abrí el libro del Catecismo de la Iglesia Católica, y me dije, escribiré lo primero que aparezca, y resultó ser lo que transcribo. Pues dicen los que saben más, que Dios se comunica de muchas maneras. Puede ser abriendo un libro y viendo la primera frase. O a través de alguien que te saluda y te desea un excelente día. O el que evita tu amargura y ganas de morir cuando te llama y te dice que te aprecia y que tienes una mano amiga. La navidad es alegría para algunos, tristeza para otros y también mueren personas que se quitan la vida por el estrés que les ocasiona. Pero analicemos lo que encontré primero al abrir el libro, cuyo título es “Quiero ver a Dios”. Dice así:
El deseo de la felicidad verdadera, aparta al hombre del apego desordenado a los bienes de este mundo, y tendrá su plenitud en la visión y la bienaventuranza de Dios. [La promesa de ver a Dios supera toda felicidad. En la Escritura, ver es poseer. El que ve a Dios obtiene todos los bienes que se pueden concebir].
Corresponde, por tanto, al pueblo santo luchar, con la gracia de lo alto, para obtener los bienes que Dios promete. Para poseer y contemplar a Dios, los fieles cristianos mortifican sus concupiscencias y, con la ayuda de Dios, vencen las seducciones del placer y del poder.
En este camino hacia la perfección, el Espíritu y la Esposa llaman a quien les escucha, a la comunión perfecta con Dios.
Hasta ahí el tema “Quiero ver a Dios”. Lo comparto porque siempre que leo algo de la palabra de Dios aprendo cosas nuevas. Festejamos la Navidad sin darle al festejado el mérito y lo dejamos fuera de la casa. La Navidad nos invita a reflexionar y si queremos convivir en familia; que así sea. Como Dios lo pide. Perdonando y eliminando los defectos de carácter que nos inducen a cometer actos ilícitos, conductas inapropiadas y daño a los demás, incluyéndonos.
Concupiscencia es una palabra que en la teología cristiana significa sentir deseos no gratos a Dios. En el Diccionario de la Lengua Española, atañe a todas las dimensiones de la conducta. El deseo de los bienes terrenos y, en especial, apetito desordenado de placeres deshonestos. Etimológicamente es el deseo que el alma siente por lo que le produce satisfacción, “deseo desmedido”, no en el sentido del bien moral, sino en el de lo que produce satisfacción carnal.
México nos necesita unidos. Ver a Dios tiene significado en la política nacional. Pues la abundancia en el poder, la riqueza por encima de los pobres, y la corrupción es parte de la maldad y la perversidad. Dejemos que la democracia llegue.
Héctor Molinar Apodaca
Abogado especialista en Gestión de Conflictos y Mediación.
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