Hacia mucho tiempo no utilizaba los reportes del Gabinete de Comunicación Estratégica para ilustrar mis artículos y ayer mientras buscaba el tema de esta semana, encontré una encuesta interesante, ya que hasta ahora se ha hablado de los efectos del COVID-19 en el empleo, el PIB, la inversión, las remesas y demás, sin embargo, ¿cómo afecta a las personas y la salud mental de las mismas?
Más allá del riesgo de contagio, esta pandemia trajo consigo otras enfermedades, el estrés, por ejemplo, puesto que la preocupación de ser contagiado, perder el empleo o simplemente la incertidumbre, se han visto reflejados en trastornos en la salud mental de los individuos.
Según la Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo (ETOE) de INEGI, que sustituye a la ENOE, alrededor de 12 millones de mexicanos han perdió el empleo para abril de 2020, ¿cómo esta situación no generaría estrés o insomnio en los mexicanos?
De acuerdo con el Gabinete de Comunicación Estratégica al 25 de mayo de 2020, durante esta cuarentena el 40% la población está preocupada por la economía y el empleo, el 32.7% se preocupa por su salud y el temor a contagiarse y la tercera preocupación es el desempleo o no poder ir a trabajar.
Estas preocupaciones, se han reflejado en algunos cambios de hábitos o daños en la tranquilidad de la población. En el 81% de las personas, el encierro se ha traducido en un aumento en la ansiedad, en el 76% se ha incrementado la frustración, el 75.7% de personas se encuentra más deprimida y el 71.1% sufre insomnio. Además, en el 23% de casos se ha incrementado el consumo de drogas y en un 26% se ha incrementado el consumo de alcohol; todos estos factores, altamente dañinos para la salud.
Todos estos estragos negativos en la población, se han visto manifestadas en reproches al gobierno por la cuarentena y un descontento, que el fin de semana llego a manifestaciones en todo el país. Ante esto y a pesar del alto riesgo de contagio en el cual nos encontramos, una parte importante de actividades se están reestableciendo.
El “Quédate en casa” ha sido una instrucción para evitar la propagación del virus, que terminó convirtiéndose en un instrumento de afectación a la salid mental de quienes convirtieron 15 días de distanciamiento social en casi 3 meses. Este distanciamiento se ha prolongado tanto, que los ciudadanos están descontentos, son sólo por el impacto económico – laboral, sino por el desgaste emocional de quedarse en casa, provocando que se tomen decisiones tan insensatas, como lo es reactivar la economía en el máximo apogeo de la pandemia.
Por salud física y mental… cuidémonos y nos cuidamos todos, si retomamos nuestras actividades, siempre pendientes de las medidas de sanitización y distancia necesarios.
Nancy Carbajal
Lic en Economía de la UACJ y Candidata al Grado de Maestra en Ingeniería Económica por la Universidad la Salle. Columna semanal sobre temas de economía, finanzas, política y sociedad.
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