Las mujeres tenemos clara una historia de derechos humanos, un trayecto que nos explica oportunidades, violencias y condiciones reales para poder salir adelante: la propia.
La mayoría de las mujeres hoy adultas fuimos descubriendo con la experiencia personal que algunas cosas que parecían normales en la casa no lo eran. Los derechos se descubrían a la para de una falta de conocimiento o una violencia.
En estos días visitó nuestra frontera la secretaria de la Secretaría de las Mujeres, lo que antes era el Instituto Nacional de las Mujeres:
“Asumo el encargo, doctora, de no dejar a ninguna mujer desamparada frente a la desigualdad, la injustica y la violencia”, aseguró su titular Citlalli Hernández Mora.
La elevación del Instituto a Secretaría debe ser un buen augurio. Según dicen el Instituto se enmarcaba en el ámbito normativo y lo que ahora se pretende es “que los derechos de las mujeres lleguen a todos los rincones del país”, maravilloso.
Nada me emociona más que ver hablar a las mujeres de los derechos de las mujeres, bueno sí, me emociona más vernos actuar.
Pues si de algo debemos cuidarnos es de hablar bonito, sentir nada y actuar poco.
Así queda el sabor de algunos encuentros. Me “parecieron perfectos” diría María Félix algunas de las intervenciones sobre las condiciones y derechos de las mujeres juarenses. Sin embargo, debemos de aceptar que, ante la realidad de nuestras estadísticas, no han sido suficientes.
Muchas de nosotras, las únicas escaleras rotas que conocemos son las escaleras eléctricas del supermercado cuando se descomponen; para las lideres de colonias, los únicos pisos parejos que les interesan ver son las calles de su colonia pavimentadas y de techos ni hablemos, casi todas nos goteamos.
Agradecemos muchos los discursos bien intencionados y adoctrinados, pero creemos urgente ir más allá del protocolo.
Los derechos humanos de las mujeres en Juárez están relacionados con el desarrollo personal, con la adquisición de habilidades y conocimientos para hacerlos valer, con los prepuestos de las secretarias y los Municipios y por supuesto, su efectivo ejercicio.
Con la creación de condiciones donde el saber de algunas se convierta en el estar bien de otras.
Juárez cambia, se reconstruye… hemos aprendido hacer todo lo que podemos con todo lo que tenemos, por eso creemos solo aquellas palabras que van acompañadas de acciones, sin distinción de genero confiamos en quienes responden no en quienes hablan bonito.
Por ello, ante la visita de la secretaria de las Mujeres, senadores, diputados y de las representantes de las instituciones promotoras de los derechos de las fronterizas, esperamos a la par proyectos y programas para que las buenas intenciones se cristalicen.
Deseamos ver su contribución real al trabajo de nuestro líder municipal, quien por cierto ha demostrado ser más sensible en materia de genero con acciones concretas en beneficio de las mujeres juarenses que muchas que se desgarran la garganta para defendernos.
Mas allá del protocolo, de la pose y de la foto, en estos espacios de convergencia donde la causa de dignificar a las mujeres y erradicar las violencias nos une, creo es urgente reconocer que diferimos entre lo decimos y hacemos, aceptar que:
Promovemos la denuncia y no tenemos la capacidad de atenderlas,
Impulsamos el empoderamiento mientas algunos funcionarios temen al feminismo.
Saludamos a los familiares de las víctimas y no contribuimos a la restitución del daño.
Vistamos el campo algodonero y no lo llenamos de nuevas opciones para las mujeres de a las problemáticas que hoy enfrentamos.
Pues si el peso del pasado no nos sirve para transformar las legislaciones y los discursos en acciones, nuevas estrategias y en oportunidades para hacer valer nuestros derechos todo quedara en mero protocolo.
Rocío Saenz
Lic. En Comercio Exterior. Lic. En Educación con especialidad en Historia. Docente Educación Básica Media y Media Superior, Fundadora de Renace y Vive Mujer A.C. Directora de Renace Mujer Lencería, Consultora socio política de Mujeres.