Una campaña que nace desde dentro
Esta semana me tocó ser parte de una campaña llamad “Si Juárez trabaja, Juárez Avanza” que estamos impulsando desde la Asociación de Maquiladoras Index Juárez, donde tengo el honor de formar parte del consejo directivo. Se trata de una iniciativa que nace del corazón del sector productivo de nuestra ciudad, con el objetivo de reconocer, motivar y visibilizar a quienes hacen posible que Juárez siga siendo un motor industrial a nivel nacional e internacional: su gente.
Juárez siempre ha tenido un factor que lo distingue: su mano de obra comprometida, resiliente y valiente. Nosotros, los juarenses —y aquí hablo de quienes nacimos aquí y de quienes decidieron hacer de esta frontera su hogar—, hemos aprendido a luchar contra el clima, la incertidumbre y la adversidad. Porque como decía Lucha Villa: “El mexicano nace donde se le da su chingada gana”. Y yo agrego: el juarense nace donde hay trabajo digno, donde hay ganas de salir adelante, donde hay futuro.
Ser juarense no es solo una cuestión de geografía, es una actitud ante la vida. Es saber que en este desierto se puede construir, producir y transformar. Es tener las manos listas para hacer que las cosas sucedan. Y eso es justamente lo que representa nuestra industria maquiladora: una historia de esfuerzo colectivo que nació aquí porque los corporativos encontraron algo que no se mide en dólares ni en hojas de Excel: encontraron voluntad.
Con esta campaña queremos recordarle a nuestra gente algo que a veces se nos olvida entre la rutina y los retos: somos el presente y el futuro del liderazgo empresarial global. Porque cuando Juárez trabaja con el corazón, Juárez verdaderamente avanza.
Pero ¿por qué tanto empeño en trabajar en una campaña que promueve el orgullo por nuestro trabajo? Precisamente porque entendemos el momento que vivimos. Nuestra intención, como asociación, es hacer conciencia del valor real de nuestra labor. No podemos ignorar que atravesamos tiempos de incertidumbre económica a nivel mundial. Temas como los aranceles, las tensiones geopolíticas y los cambios en las cadenas de suministro han provocado desequilibrios en la industria de la que formamos parte.
Y sin embargo, esta no es la primera vez que Juárez enfrenta la adversidad. Ya lo hemos vivido antes y, si algo nos ha dejado esa experiencia, es la certeza de que cada obstáculo ha fortalecido a nuestra gente. Hemos aprendido a levantarnos, a adaptarnos, a capacitar una mano de obra cada vez más calificada, lista para los desafíos del presente y del futuro.
Porque lo que hace fuerte a nuestra industria no está en los manuales ni en los contratos internacionales: está en nosotros. En quienes, con esfuerzo diario, salimos a la calle y nos rifamos por nuestras empresas. Es esa mística juarense la que transforma la adversidad en liderazgo. No somos solo una unidad productiva: somos la fuerza que marca la diferencia en el entorno internacional.
Por eso creemos en esta campaña. Porque sabemos lo que somos capaces de hacer cuando le metemos el corazón al trabajo. Porque aquí, en esta ciudad, hemos visto historias de éxito que nacieron en la línea de producción y llegaron a las oficinas de dirección de corporativos globales. Y eso no se logra sin pasión, sin identidad, sin compromiso.
La ciudad que no descansa
Tal vez, por estar tan metidos en la rutina diaria, a veces olvidamos el valor que tenemos como comunidad juarense. Dejamos pasar las cosas por alto, sin detenernos a reconocer las actitudes y fortalezas que nos definen. Y es que Juárez, a diferencia de muchas ciudades, no sabe estarse quieta. Aquí, el movimiento es parte de nuestra naturaleza.
Hay algo que nos define como región: el viento, el desierto… y la voluntad de no rendirnos jamás. Ya lo dice el dicho: “Lo que el viento a Juárez”. Y sí, el viento nos ha forjado carácter. Nos ha sacudido fuerte, pero también nos ha enseñado a mantenernos firmes. A resistir.
La adversidad social, la inseguridad, las crisis económicas… todo eso nos ha hecho valientes. Desde que abrió la primera maquiladora, esta ciudad ha demostrado que no se detiene ante nada. La industria aquí no es una promesa ni una estadística: somos nosotros. La gente que cada día se pone el uniforme, prende la línea, y hace que el mundo gire.
Juárez no duerme. No porque no pueda, sino porque ha aprendido a moverse incluso en la tormenta. Desde el silbido del viento hasta el ritmo constante de las máquinas, aquí todo está en marcha. Esta ciudad ha convertido un desierto en un jardín de oportunidades, y lo ha hecho con manos valientes, con capacitación, con esfuerzo. Con esa fuerza que no se ve en las gráficas, pero sostiene la productividad de una nación entera.
El valor detrás del mensaje
“Si Juárez trabaja, Juárez avanza” no es solo una frase: es una declaración de identidad colectiva. Es el reconocimiento de una cultura laboral que ha puesto a esta ciudad en el mapa del desarrollo industrial internacional. Es también una invitación a sentirnos parte de algo más grande, a recordar que el esfuerzo diario de cada persona en la línea de producción, en la administración o en la logística, suma al progreso de toda una comunidad.
Este mensaje busca unir, motivar y visibilizar. No se trata de trabajar por trabajar, sino de entender que el trabajo con propósito y dignidad es una herramienta de transformación social. Que cuando una ciudad como Juárez se levanta temprano, produce con orgullo y cree en sí misma, no solo avanza… inspira.
Aquí no hay espacio para la indiferencia. Cada tornillo, cada pieza, cada innovación habla de una frontera viva que quiere seguir creciendo. Y sí, aún hay muchos retos por delante, pero si algo ha demostrado esta ciudad es que cuando su gente cree en lo que hace, no hay obstáculo que la detenga.
El avance que sí queremos
El verdadero avance no se mide solo en cifras o en hojas de cálculo. El avance que sí queremos es aquel que transforma vidas, que inspira a diario y que abre camino a un mejor mañana. En Juárez no buscamos solo producir más: buscamos ser una ciudad que motive, que acoja, que demuestre que el esfuerzo colectivo sí rinde frutos.
Sí, es cierto que a veces nuestra industria ha sido injustamente señalada o criminalizada. Pero también es verdad que ha sido un vehículo de superación para miles de personas. Nuestra gente se ha transformado a través del trabajo, ha crecido, ha aprendido, ha liderado. Y en el proceso, hemos construido una de las comunidades más diversas y solidarias del país.
Juárez es un mosaico cultural extraordinario. Aquí conviven personas de todos los rincones del mundo que han decidido hacer de esta frontera su hogar. Y no solo lo han decidido: han elegido ser juarenses, porque han encontrado aquí algo que no siempre se encuentra en otros lugares: una familia, una mano extendida, una comunidad que empuja unida.
Queremos seguir avanzando. Queremos que nuestros hijos tengan más oportunidades que nosotros, que las próximas generaciones crezcan con esperanza, con educación, con herramientas para construir su propio futuro. Y eso solo será posible si les enseñamos —con el ejemplo— que sí se puede. Que sin importar el origen o el contexto social, el trabajo digno y la excelencia abren puertas.
Este fin de semana, desde Index Juárez, tuvimos la oportunidad de ver esto en acción. El proyecto de Universidad INDEX, en colaboración con la UTCJ, es una prueba viva de que estamos sembrando futuro. Ver a los estudiantes entregados, comprometidos con alcanzar la excelencia que este programa exige, es inspirador. Ya vamos por la tercera generación, y no tengo duda de que estos jóvenes serán pronto líderes de nuestra industria, no solo en Juárez, sino a nivel internacional.
Porque avanzar, en el sentido más profundo, es transformar nuestro entorno y contagiar ese impulso a quienes vienen detrás. Hoy más que nunca, es tiempo de asumir nuestro compromiso con la ciudad, con nuestra gente y con el porvenir. Porque cuando Juárez trabaja con visión y con corazón, no hay meta imposible.
No olvidemos de dónde venimos
Juárez es tierra de esfuerzo… y sí, también de necesidades. Pero esas necesidades nunca nos han detenido. Al contrario, nos han forjado como una comunidad que inspira, que no se raja, que está lista para enfrentar cualquier adversidad con dignidad, entrega y coraje.
Aquí le echamos todos los kilos al asador, porque sabemos que cuando trabajamos con el corazón, el esfuerzo rinde frutos. Lo hemos demostrado una y otra vez, aún cuando las condiciones no siempre han sido favorables, aún cuando hay lugares con menores costos o escenarios más estables para la industria. Y, sin embargo, la industria sigue apostando por Juárez.
¿Por qué? Porque aquí comenzó todo. Porque fue en esta tierra donde nació un modelo que transformó la economía del país y que, hasta el día de hoy, sigue evolucionando. Juárez no solo ha sido maquila: ha sido escuela, ejemplo y cuna de liderazgo.
Tenemos la bendición de haberle enseñado al mundo que cuando Juárez trabaja unido, Juárez avanza sin límites. Y hoy más que nunca, necesitamos recordar de dónde venimos para no perder de vista hacia dónde vamos. Con orgullo, con compromiso y con la certeza de que el futuro que queremos está en nuestras manos.

Daniel Alberto Álvarez Calderón
Político y abogado chihuahuense con experiencia legislativa y empresarial. Exsubdelegado de PROFECO, ex dirigente del PVEM en Ciudad Juárez y cofundador de Capital and Legal. Consejero en el sector industrial y financiero, promueve desarrollo sostenible e inclusión social.