El acceso a la educación en América Latina ha tenido avances considerables en las últimas décadas, en 1900, sólo uno de cada tres niños iba a la escuela primaria, además eran muy pocos los que seguían a la escuela secundaria. Hoy en día, la educación primaria en la región es casi universal y la matriculación en las escuelas secundarias se sitúa en torno al 80%.
Desafortunadamente, estas mejoras en el acceso a la educación no se han visto acompañadas por un progreso en la calidad educativa. Al contrario, las diferencias entre los logros académicos en la región y el mundo desarrollado son muy marcadas, y siguen sin ser suficientes para lograr las aspiraciones de productividad, crecimiento y reducción de la pobreza en la región. Es decir, el aumento en la cobertura educativa es insuficiente para lograr el desarrollo mientras la educación siga teniendo deficiencias de calidad.
Desafortunadamente, las deficiencias educativas que inician en la infancia se ven traducidas en deficiencias en la educación superior, la falta de habilidades académicas básicas durante la infancia fija las condiciones para un desarrollo deficiente de las habilidades en la adolescencia.
En 2015, 10 países de América Latina participaron del Programa Internacional de Evaluación de Alumnos (PISA). Entre los 72 países participantes, todos los de América Latina y el Caribe se clasificaron al final de la distribución de competencias: Chile, el país con mejores resultados de América Latina en el PISA, ocupó el lugar 48 en matemáticas, el 42 en lectura y el 44 en ciencias, mientras que República Dominicana fue el país con los peores resultados. Además, más del 63% de los adolescentes de 15 años de América Latina que participaron en el PISA fue incapaz de realizar ni las más sencillas operaciones de matemáticas para el curso que les correspondía y es probable que tengan problemas para aplicar conceptos básicos de matemáticas a lo largo de su vida.
La mala evaluación de los países latinoamericanos nos han posicionado como países que, a pesar de los cambios tecnológicos y estructurales, todo parece ser insuficiente para llevar la competitividad regional. América Latina se ha esforzado en elevar el acceso a la educación, sin embargo, se sigue con considerables deficiencias de calidad, en México y América Latina se tiene deficiencias en actividades básicas como la lectura y la comprensión matemática.
Sin calidad, no lograremos el desarrollo.
Nancy Carbajal
Lic en Economía de la UACJ y Candidata al Grado de Maestra en Ingeniería Económica por la Universidad la Salle. Columna semanal sobre temas de economía, finanzas, política y sociedad.
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