Me gusta caminar en la playa sobre todo en los atardeceres, por un lado, la vegetación exuberante, el sinuoso camino de arena fina interrumpido por algunos riscos donde las gaviotas se posan como si te observaran, el mar tranquilo con una melodía repetitiva de sus olas al desaparecer en la playa.
De día ves a las gaviotas en forma individual en un risco, en la playa, en el muelle, en ocasiones persiguiendo a una anciana que camina tirando alimento para aves, pero al atardecer, cuando el horizonte se viste de un rojo intenso las ves volar en parvadas ascendiendo y descendiendo, avanzando y retrocediendo todas en forma sincronizada como en una hermosa danza, hasta que se pierden en la vegetación, me imagino que buscan donde pasar la noche en grupo porque al amanecer ves las copas de los árboles plagados de pájaros.
Supongo que su instinto de conservación los lleva a agruparse en las noches para hacer frente o alertarse de algún depredador, creo que a los humanos nos pasa algo parecido nos agrupamos para sobrevivir, intercambiamos nuestro trabajo por mercancías y servicios, intercambiamos información, a veces importante otras veces trivial, esa convivencia nos ha hecho la especie mas fuerte y nuestro depredador más fuerte ya no es otra especie sino nosotros mismos.
Como las gaviotas algunos buscamos la comida en forma individual, otros siguen a la anciana que va tirando comida, en otras ocasiones nos unimos en grupos a danzar bajo alguna tonada, idea de moda o líder que nos lleva a avanzar o retroceder, subir o bajar, somos la especie más compleja pero también conservamos conductas animales que retan a la razón y el buen juicio.
En forma reduccionista podríamos pensar que nos movemos en dos direcciones entre nosotros, una que nos une y la otra que nos separa, desde la óptica de las emociones podemos llamar amor y odio, desde la razón el interés propio o de grupo que nos puede llevar a una u otra, lo mismo que el instinto.
El instinto nos puede llevar a unirnos para protegernos o la disputa para dominar, las emociones nos llevan a buscar la comunidad para poder expresarlas ahí y disfrutar de ellas y la razón nos da los argumentos de la vida en comunidad.
Siendo todos diferentes, la convivencia construye jerarquías, los más aptos se convierten en líderes y las parvadas vuelan en la dirección que ellos marcan, los disidentes escogen el risco desde donde observar el movimiento de las masas.
Las comunidades de animales reducen su reproducción cuando el alimento escasea, otros invernan cuando el clima les limita el alimento, algunos se matan entre sí por los pocos alimentos que hay hasta llegar a un equilibrio.
Los humanos compartimos estos instintos y cuando recibimos la noticia de que ya somos 8 mil millones de seres humanos nos invade un miedo a que los alimentos ya no alcancen, que el mundo colapse, ¡Nos estamos acabando el mundo! Claman algunos,
¡Las hambrunas están cerca! ¡El apocalipsis está por llegar!
En 1798 Thomas Robert Malthus escribió un libro al que tituló “Ensayo sobre el principio de la población” en el cual afirmaba categóricamente que dado que la población crecía en forma geométrica y los recursos en forma lineal esto provocaría la extinción de la raza humana y sus cálculos eran que la vida se extinguiría en 1880 si no se tomaban medidas radicales, medidas que no se tomaron y hoy 140 años después de que tendríamos que habernos exterminados estamos mas vivos que nunca, con una esperanza de vida de más del doble que en la fecha de la profecía y con más alimentos per cápita que nunca.
La experiencia empírica, esto es, la realidad nos dice que estamos viviendo mejor y esto se demuestra en datos, la vegetación en el mundo está en su nivel más alto, muchas especies que se creían extinguidas están reapareciendo, pasamos de la escasez a la abundancia, si fuéramos solamente animales, Malthus tendría razón, pero nuestra capacidad creativa nos ha permitido crear medios ambientes donde podemos tener poblaciones mayores.
La mitad de los alimentos se pierde en la cosecha y transporte a los centros de consumo, luego en el hogar y restaurantes se pierde un cuarto más y del cuarto restante que comemos expulsamos gran parte porque comemos más de lo que necesitamos, por lo cual si hiciéramos un uso racional de los alimentos, con lo que producimos actualmente podríamos alimentar 3 veces más población, si dividimos la superficie de la tierra entre el numero de habitantes nos encontramos con que nos toca 25,000 m2 por habitante, considerando solamente la tierra firme.
La amenaza a la humanidad no viene de su crecimiento, sino de grupos poderosos neomalthusianos que quieren limitar el crecimiento de la población a cualquier costo y desde hace cien años conspiran contra la humanidad, primero fue la eugenesia, aborto a los genéticamente “inferiores” luego aborto por cuestiones económicas, la familia pequeña vive mejor, luego como derecho de la mujer hasta llegar hoy día con la imposición de la pareja estéril.
Esto ha creado severos problemas, en varios países donde se ha invertido la pirámide poblacional, crece el numero de ancianos y disminuye el número de niños, las muertes empiezan a superar la tasa de nacimientos, Alemania ha anunciado que para 2050 el alemán originario dejará de existir, en España e Italia los pueblos empiezan a quedarse vacíos, en China la política de un solo hijo ha provocado que un joven tenga que mantener a dos padres y cuatro abuelos, la edad de la población indica que pronto la población empezará a descender en forma alarmante.
La ONU, fundaciones muy poderosas y el Banco Mundial seguirán imponiendo la perversa ideología de género destruyendo la sociedad y regresándonos a la barbarie, no se ve en el horizonte ningún movimiento que las pare.
Marcos Barraza
Ingeniero de profesión y aficionado a la ciencia y filosofía. Intelectual de nuestro tiempo que compagina conocimiento científico y humanista. Domina las ciencias exactas y armoniza con las ciencias sociales.
Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.