“I never lie because I don’t fear anyone. You only lie when you’re afraid.”
John Gotti
A mediados de la década de los años 80’s del siglo pasado, la sociedad estadounidense vivió un raro suceso mediático. Contraviniendo la tradición de mantener un perfil bajo, el jefe mafioso John Gotti se convirtió en una figura popular en los medios de comunicación.
Bien se sabia que John Gotti era un jefe criminal de alto nivel(un “don” a la usanza italiana), de hecho, se convirtió en la cabeza de una de las 5 familias que en ese momento controlaban la mafia en Nueva York, pero su carisma y su descaro en el manejo de los medios de comunicación hicieron que ante los ojos de la sociedad norteamericana apareciera casi como un rockstar.
El punto cúspide tanto de su carrera criminal, como de su fama,ocurrió luego de que lograra ser declarado inocente en al menos tres sonados juicios a los que las autoridades de justicia lo llevaron. Debido a esa “habilidad” para lograr evadir la justicia, se le empezó a conocer como “teflon don”.
Que fuera un criminal torvo, defraudador, extorsionador y asesino, no fue un impedimento para que una parte importante de la sociedad norteamericana sintiera simpatías por este sujeto al que, como al teflón, todo se le resbalaba.
Por increíble que parezca, hoy en día, una parte muy importante de la sociedad estadounidense se encuentra deslumbrada por otro criminal convicto, solo que este busca la presidencia: Donald Trump, a quien parece que, sin importar lo que haga, todo se le resbala, otro Teflón Don,
Desde muy joven este nuevo teflón Don, disfruto de los reflectores, la fama y la fortuna que su padre construyó. El problema es que la mayor parte de las veces que los reflectores han enfocado a este Trump, es por haber incurrido en actos poco honrosos, o por lo menos discutibles.
Empezando por la icónica torre Trump, que fue construida en los ochentas, y en la que se contrataron inmigrantes ilegales polacos a los que se les pagaba menos del salario mínimo, o de plano, ni siquiera se les pagaba. A final de cuentas, y luego de un largo litigio, el asunto se zanjó con un acuerdo secreto entre Trump y los demandantes.
Otro de los fraudes por los que es conocido este neo-teflón Don es el de la Universidad Trump. Esta pseudo escuela operó del 2005 al 2010, bajo la promesa de que sus estudiantes aprenderían las “técnicas” que hicieron rico al magnate. Pronto los ilusos estudiantes se dieron cuenta que solo se trataba de otro fraude más. A final de cuentas, después de otro largo litigio, los afectados llegaron a otro acuerdo secreto donde el millonario hubo de desembolsar varios millones de dólares.
Lo interesante es que independientemente de sus fraudes y sus fracasos financieros, como la liga de futbol americano Trump, la aerolínea Trump, o el casino Trump que terminaron invariablemente en la quiebra, el magnate logra dar una imagen de genio de las finanzas, ¡Y sus acólitos se lo creen!
Lo anterior lo logró gracias al reality show llamado TheAprentice, el Aprendiz, en donde el escurridizo Trump se personificó a sí mismo como un exitoso hombre de negocios sin serlo en realidad. Lo terrible del caso es que el ciudadano promedio, conservador y de clase baja, principalmente, se creyó la patraña y hasta la fecha, le creen cada palabra que Trump dice, sin cuestionar absolutamente nada,
Hace unos meses, en un enésimo juicio, un juez determino que Donal Trump es culpable de abuso sexual en contra de una columnista, pero eso no es todo, también fue declarado culpable en el juicio que tuvo en donde quedó demostrado que pagó a una actriz de cine porno para que guardara silencio sobre una relación extramarital que tuvo con ella.
De este ultimo juicio se desprenden dos situaciones, primera, y que no es ni secreta ni sorpresiva, Trump tiene valores morales muy relajados, completamente ajenos a los valores que los llamados cristianos evangélicos dicen seguir y defender, pero que, tratándose de Trump, toleran en clara contradicción con ellos mismos.
Y segunda, la vida sexual y marital de Trump, es asunto de él, pero si quiere ocultar un desliz extramarital pagando, debe hacerlo son su propio dinero, y no utilizar dinero de la campaña presidencial que, por ley, solo puede utilizarse, precisamente, para la campaña, y no para otra cosa. Bueno, el lo hizo, y ahora se dice “victima” de una conspiración.
Por si todo lo anterior no fuera suficiente para dejar bien en claro la personalidad de este criminal convicto, acaba de concluir ooootro juicio, donde quedo demostrado que la organización Trump lleva sus negocios inmobiliarios de manera fraudulenta, por lo que en estos momentos se encuentra intervenida y a punto de ser condenada a no hacer negocios dentro del estado de Nueva York, ¿y todo esto como impacta en su popularidad? ¿disminuye? No, ¡Aumenta!
De manera increíble y absurda, todo se le resbala a este Don, y para rematar, el pasado sábado 13 de Julio, un francotirador le hace un disparo directo a la cabeza que, para variar, se le resbala causándole solo una herida superficial, dándole la oportunidad de posar para una foto que quedará para la historia: rodeado de una coraza de agentes del servicio secreto, teflón Don, con la cara ensangrentada levanta su puño, erguido y desafiante, guiando a sus huestes a la pelea.
El otro criminal, John Gotti, después de evadir varias veces el ejercicio de la ley, finalmente terminó siendo consignado y acabo sus días en una prisión. Por el contrario, el Don de hoy, Donald Trump, mas perece que va a ser premiado con la presidencia de los Estados Unidos que con su merecido castigo, desacreditando de manera severa al sistema de justicia norteamericana.
Bien dicen que los pueblos tienen los gobiernos que merecen.
Es cuánto.
José Antonio Blanco
Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.
En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.
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