Resultado de la esclavitud del hombre occidental al dominio de la materia, es el concepto de contaminación: definido constantemente en términos materialistas; olvidando, naturalmente desde esta visión, el espacio de la contaminación de los pensamientos y las ideas.
El hombre actual ha recibido una cantidad enorme de pensamientos e ideas que durante el desenvolvimiento de la humanidad se han ido acumulando permanentemente: tarea necesaria y titánica es determinar la utilidad o no para el individuo de esos pensamientos e ideas, legados por el pasado; de no cumplir el hombre con esa tarea gigantesca, está en el riesgo inminente de contribuir al grave acumulamiento continuo de ideas y pensamientos no útiles al hombre: las ideas y los pensamientos están contaminados, o sea, no son útiles al individuo.
Los pensamientos y las ideas deben dominar la materia; al contrario, si la materia domina a los pensamientos e ideas el hombre se convierte en su esclavo. Nuestra sociedad occidental está sometida a un desgarrador materialismo: he ahí la nula actividad fundamentada en el pensamiento y en las ideas; he ahí también, el origen que genera esta grave contaminación.
La humanidad ha proporcionado al hombre de todos los tiempos, dos herramientas idóneas en la elección de los pensamientos e ideas útiles o no al individuo: el embudo formado por el conflicto inevitable entre la ciencia y el dogma.
Con el objetivo de evitar el progresivo acumulamiento de pensamientos e ideas no útiles al individuo, es necesario someterlas con fuerza a ese tamiz con tela formada por la duda o ciencia y el dogma y en ese discernimiento solo pasen esos pensamientos e ideas útiles y necesarias al hombre; evitando que el resto, las no útiles, pase el tamiz y degeneren en una epidemia contaminado las útiles.
La actitud dogmática del individuo es necesaria para la existencia de la actitud científica o de duda: sin dogma no hay duda; sin duda el dogma se vigoriza.
Los pensamientos y las ideas no útiles al individuo son los contaminantes. Del objeto del dogma impugnado por la duda y la ciencia puede surgir o no una utilidad al individuo; la duda tiene posibilidad de generar o no una idea no útil al individuo, y a la inversa.
De esta forma y para concluir: con el empleo de la duda o ciencia y el dogma, funcionando unidas estas dos herramientas como tamiz o embudo, generaran pensamientos e ideas útiles y necesarias al individuo y evitaran se continúen acumulando pensamientos e ideas no útiles que solo contaminan.
En el hombre considerado individualmente, al igual que la sociedad actual, está sumergido bajo el acumulamiento personal de pensamientos e ideas que no le son útiles y solo le contaminan; vital es el uso de las dos herramientas mencionadas para que se generen pensamientos e ideas útiles para él.
Es cuánto ¡un saludo fraterno!
Originalmente publicado el 26 de octubre 2015

Guillermo Chávez
Abogado. Filósofo. Columnista.
Buen amigo y consejero, entusiasta. Publicamos cada semana tu columna, en tu espacio en tu memoria.
Descansa en Paz.
Hasta pronto querido amigo.