Por primera vez en la historia los poderes del Estado están en manos de las santas mujeres. Un gran salto para lucha por la equidad y la igualdad que por décadas se ha buscado.
Y cuando hablamos de un cambio por supuesto que estamos esperando cosas diferentes, cuando la gente celebra que el poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial hayan transmutado de las garras masculinas es porque ciertamente en algunos casos sus resultados no fueron tan benéficos para la sociedad. Aplaude porque vislumbran mejores augurios, se alegra porque desea modificar, se enorgullece porque es parte de alguna forma de esta transformación cultural donde la alternancia política de género es posible y supone mejores personas al frente de las decisiones que a todos nos afectan.
Pero la fiesta y el festejo y el orgullo no son suficientes, pues mientras las mujeres arriban al poder nuestro estado fue en el 2020 la entidad con más denuncias por violencia contra las mujeres según cifras publicadas por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Publica, un promedio de 133 llamadas al día se recibieron denunciando algún tipo de agresión a nuestras féminas. El 2021 va pintando muy parecido estamos en un deshonroso segundo lugar.
En cuestiones de violencia laboral acoso y hostigamiento, 5 de cada 10 mujeres manifestaron haber sufrido algún tipo de violación a sus derechos según la encuesta del Observatorio Ciudadano , todo esto porque normalizar la violencia sigue siendo un error que se perpetua incluso por las mismas mujeres que al llegan al poder.
Sin duda el género en un cargo no garantiza ni efectividad, ni honradez ni mucho menos sensibilidad, pero creo que ante el caos en el que estamos las mujeres del estado, uno pensaría que las primeras acciones de una gobernadora fueran decisivamente para disminuir y erradicar las agresiones de las 133 mujeres que diariamente están siendo violentadas, uno esperaría especial atención de la presidenta del congreso para el 50 % de las mujeres que están siendo acosadas en sus trabajos y por supuesto utópicamente uno se imagina un poder judicial aplicando todo el peso de la ley para las sanciones contra las múltiples violencias hacia las mujeres .
Y porque uno sueña con esto, porque cuando se es mujer y se trabaja se sabe que el acoso es real, cuando se es mujer y pareja en contexto disfuncional y pobre se sabe que muy seguramente serás golpeada, cuando se es mamá soltera se sabe lo difícil que es conseguir una sentencia de pensión alimenticia, porque cuando se es mujer y se llega al poder y aun sabiendo todo esto no haces nada la omisión es un terrible pecado.
Pues no se puede pensar en otros derechos y libertades y crecimiento económico y desarrollo sustentable cuando se vive en un embate, cuando en una sociedad sus mujeres no pueden ver el camino del bienestar personal por los ojos golpeados y llorosos.
Pues mientras los espacios que ganamos las mujeres no sirvan para quitar los obstáculos que a nosotras mismas nos complicó el sendero, seguiremos siendo cómplices de una sociedad patriarcal que ignora que sin una vida libre de violencia todo lo demás tiene poco sentido. Hoy tenemos tres mujeres y uno irremediablemente espera limpien en camino.
Rocío Saenz
Lic. En Comercio Exterior. Lic. En Educación con especialidad en Historia. Docente Educación Básica Media y Media Superior, Fundadora de Renace Mujer A.C. Directora de Renace Mujer Lencería, Consultora socio política de Mujeres.