374 días han transcurrido desde la madrugada en que Vladimir Putin daba cumplimiento a la serie de advertencias y amenazas proferidas ante la OTAN y el G7 sobre proteger sus fronteras y sus ciudadanos contra las agresiones de grupos neonazis en Ucrania, lo hacía con una “operación militar especial” a la que daba luz verde a través de un anuncio por televisión la madrugada del 24 de febrero, en el que establecía que dicha operación tenía como objetivo la desmilitarización y desnazificación de Ucrania.
Con ello empezaba la invasión por aire, mar y tierra del ejército ruso sobre Ucrania, mientras la prensa internacional alertaba sobre el riesgo de estar presenciando el inicio de una tercera guerra mundial. El llamado “mundo libre” condenaba la invasión y Joe Biden proclamaba que Estados Unidos y sus aliados harían que Rusia rindiera cuentas por su atrevimiento.
Las sanciones a Rusia por parte de la comunidad internacional miembros de la OTAN vinieron de inmediato una tras otra con el objetivo de aislar al gigante euroasiático, hasta llegar al día de hoy con 14 mil 22 medidas restrictivas, lo que lo convierten en el país con mayor número de sanciones a nivel mundial, buena parte de ellas dirigidas contra la exportación de productos rusos, comunicaciones, e importaciones, sanciones económicas y políticas a las que se suman restricciones más severas propuestas por parte de la UE que ahora va contra países y entidades que apoyen bajo cualquier forma a Rusia.
Pero, ¿cuál es el estado real en el que se encuentra esta guerra? Como ya se ha dicho en este espacio, la primera víctima en cualquier conflicto bélico es la verdad, máxime en este caso en el que los medios de comunicación rusos están prácticamente silenciados en occidente y al interior del país, los medios están en su mayoría controlados por el Estado, así que tener un mapa claro sobre las condiciones en las que transcurre el conflicto se vuelve un poco complicado por la carga propagandística e ideológica de la información.
Al inicio de la invasión los números eran abrumadoramente claros sobre el enorme desequilibrio entre Rusia y Ucrania en cuanto a su capacidad militar, sobre el papel parecía inevitable la devastación de Ucrania, pero la intervención de la comunidad internacional a favor de Ucrania con la aportación de armamento por parte de al menos 30 países, han hecho que las cosas no sean tan simples y fáciles para el Kremlin quien en los primeros días de la respuesta militar al conflicto intentó sin éxito tomar Kiev, la capital, ante este fracaso Rusia optó por centrar sus esfuerzos en tomar el control de los territorios que conectan Luhansk y Donetsk, el territorio separatista por el que dio inicio la guerra y con ello crear un corredor con Crimea que ya se había anexado Rusia en 2014.
Desde entonces la zona este-sur y que da salida al mar de Azov, se encuentra bajo el control ruso. A pesar del importante número de victorias que ha obtenido el ejército ucraniano, aunado al repliegue de las tropas rusas y a la posible fractura al interior del ejército ruso con el grupo privado de mercenarios Werner, así como los grandes envíos de ayuda económica y militar por parte de Estados Unidos y el aparato de propaganda occidental a favor de Ucrania, el estado actual de las cosas pudiera parecer muy positivo para Ucrania con una pronta salida de Rusia, pero la realidad es mucho más compleja y no tan optimista.
Cierto, Ucrania se ha levantado con importantes victorias en los últimos 3 meses, pero hay aspectos a considerar para ampliar el panorama. Si bien, Ucrania ha mantenido a raya a Rusia en su avance territorial, Rusia ha respondido con oleadas interrumpidas de ataques con misiles a estaciones y centrales de energía eléctrica, además de atacar a diversas ciudades claves para las comunicaciones, pero lo que de verdad debe de ser preocupante es la redoblada advertencia de Vladimir Putin de escalar la guerra, esto ante “las intenciones de los aliados de Ucrania de prolongar el conflicto, así como incitar a una invasión del territorio ruso”, para lo cual según el ministro de defensa ruso el Grupo de los 27 han empezado a dotar de armamento pesado ofensivo a Ucrania.
Recordemos que, durante gran parte del conflicto, el armamento suministrado por la comunidad internacional a favor de Ucrania era de carácter únicamente defensivo, de segunda mano y no muy sofisticado. Si bien, todos coinciden en que por hoy es impensable el uso de armamento nuclear, esta es una idea que cada vez aparece de manera más reiterada en cuanto a las previsiones de qué rumbos tomará el conflicto. La amenaza nuclear que se había desvanecido en las primeras semanas del fuego, sigue tan presente como en ese primer momento que saltaban todas las alarmas la madrugada del 24 de febrero del 2022.
Rusia sigue contando con una superioridad bélica muy por encima de Ucrania, a pesar de toda la ayuda que está recibiendo de sus aliados, Rusia mantiene una muy buena parte de su arsenal sin utilizar, en especial aquellos considerados de destrucción masiva, y las sospechas de que Corea del Norte está suministrando artillería y misiles a Rusia, lo mismo que China, aunque esto ha sido desmentido por los involucrados en reiteradas ocasiones.
Pero a un año de guerra el desgaste es evidente, Rusia ha perdido mucho armamento tradicional, de ahí que cada cierto tiempo Putin invoque una posible opción nuclear.
Pero mientras Europa se envuelve en la bandera de la defensa de Ucrania y en su compromiso de acabar con el mal encarnado en la figura de Putin, varias de sus principales economías siguen comprando gas y petróleo ruso, lo que más que un financiamiento a la guerra, es la prueba de la gran dependencia que existe entre estas dos regiones, es decir; Europa y Rusia. De hecho, una alianza entre ellos produciría una economía gigantesca que podría fácilmente desmantelar el monopolio chino, Rusia sigue siendo la economía imperante de Europa del Este, así líder estratégico, y si bien, ahora todos los países cercanos intentan desesperadamente desmarcarse de Rusia, la verdad es que las sanciones económicas están siendo muy negativas para el conjunto de países vecinos y he ahí una gran oportunidad que se está desperdiciando a causa de las ideologías. Pero bueno, no olvidemos que a pesar de la caída del muro de Berlín y el libre mercado, Rusia es un país sumamente joven en aquellos de la democracia, las libertades, derechos y sentido de integración.
Así que si nos preguntamos quién va ganando la guerra Rusia – Ucrania, la respuesta para mí es China.
No solo por la salida de Rusia de los mercados europeos y el resto del mundo, espacios que ante las condiciones de guerra y de recesión para los involucrados está siendo aprovechada por China para vender todos aquellos productos que Rusia no puede.
La prueba más grande de que China es quien se está levantando con la victoria la encontramos en que China se ha convertido en el más importante cliente y consumidor de los productos rusos. De acuerdo a datos dados a conocer por el Banco Mundial, China ha comprado 45% más de petróleo, 54% más de carbón y 155% más de gas a Rusia en el 2022 que el año anterior. El comercio entre China y Rusia se ha incrementado más de 30%. Los automóviles chinos han aumentado su participación en el mercado ruso del 10% al 38%. Los teléfonos inteligentes chinos tenían el 40% del mercado ruso y ahora controlan el 95%. La moneda china, el Yuan, tenía menos del 1% de participación en el mercado ruso de divisas en enero de 2022 y ahora tiene casi el 50%.
Lo que muestra claramente que China ha tomado el control de la economía rusa.
Y lo utiliza como alfil contra Estados Unidos.
Pero lo que convierte a Ucrania en un laboratorio de pruebas de lo que sería una tercera guerra mundial y que da título a este artículo, es el costo de esta guerra y las grandes asimetrías en materia de derechos humanos y de destrucción social. Porque todos tienen intereses muy grandes puestos en el tablero, todos mueven sus piezas, la caída del imperio y un nuevo orden mundial están a la vuelta de la esquina, pero miles de muertes civiles y los más de 14 millones de desplazados dentro y fuera de sus fronteras, le corresponden solo a Ucrania.
¿Es visto Ucrania como un laboratorio de pruebas de lo que podría ser la tercera guerra mundial? lo veremos en una segunda parte.
Claudia Vázquez Fuentes
Analista Geopolítica.
Maestra en Estudios Internacionales por la Universidad Autónoma de Barcelona.
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