Esta semana ha estado llena de distractores para la tragedia de Acapulco, la prensa se ha enfocado en los procesos internos de Morena para la designación de las candidaturas a las gubernaturas de varias entidades federativas. Mientras tanto, después de que de manera inexplicable el gobierno federal por decreto desapareció la emergencia que tiene Acapulco y el estado de Guerrero, parece como que el problema de Acapulco dejó de existir.
Estimo que el gobierno federal es precisamente lo que quiere, desviar la atención nacional que ha tenido Acapulco para no verse en la necesidad de tener que utilizar fondos del presupuesto que ya están etiquetados para otras cosas que, perversamente, el presidente de la República considera como más importantes.
Nosotros los ciudadanos somos los que debemos hacer del conocimiento del gobierno sobre la necesidad de dedicar a Acapulco múltiples recursos que fácilmente pueden salir de proyectos que no son prioritarios, como los que se le dedican al Tren Maya a la refinería de Dos Bocas y al rescate de PEMEX.
Sabemos que el gobierno hace cuentas alegres sobre la magnitud de la tragedia de Acapulco, minimizando sus efectos y consecuencias, e impulsando la idea de que los particulares, ahora sí, tienen la carga de hacer la necesario para el rescate de Acapulco.
No debemos permitir que esta situación persista, Acapulco es una ciudad de prioridad nacional, como lo hemos explicado anteriormente, por lo que no debemos de quitar el dedo del renglón y no permitir el abandono de dicha ciudad para que quede en manos, no solo del crimen organizado, sino de los saqueadores y delincuentes menores, que con la desaparición de los apoyos necesarios, se pueden convertir en el principal problema del Puerto.
El gobierno parece ser que deliberadamente omitió intervenir en los actos de rapiña que sufrieron literalmente todos los establecimientos minoristas de Acapulco. Esto provocó que se agregara a la tragedia causada por el evento climático el elemento de la falta de confianza del sector privado de participar en la reactivación de la economía del Puerto. Si las autoridades prescinden de su obligación de brindar seguridad en los establecimientos de distribución, como las tiendas de conveniencia (Oxxo), supermercados, (Walmart, Soriana, Chedraui), y aún en tiendas departamentales (Liverpool, Palacio de Hierro), se generan resistencias en el restablecimiento de las líneas de distribución de insumos alimentarios y de artículos de primera necesidad para los habitantes del Puerto.
Existen manuales de manejo de motines y disrupciones sociales que están a la vista de todos https://irp.fas.org/doddir/army/fm3-19-15.pdf en donde se detallan situaciones, técnicas, procedimientos, acciones a seguir, protocolos, etc. Estoy seguro de que el ejército tiene documentos que detallan el manejo de este tipo de situaciones. Aquí el problema que tenemos es que no hubo voluntad política para evitarlo. No sé si por complicidad con el crimen organizado, por miedo de verse como represores o simple negligencia.
No podemos como sociedad olvidarnos de Acapulco, debemos tenerlo presente. Es necesario que hagamos presión al gobierno para que se aplique en poner atención al Puerto, en que se enfoque en apoyar en lo necesario para su reconstrucción, a fin de rescatar a esta joya nacional que pertenece a todos los mexicanos.
El gobierno debe darse cuenta de que este abandono de Acapulco le puede salir muy caro política y electoralmente ante las próximas elecciones que tendremos el año entrante.
Carlos Angulo Parra
Analista político. Abogado corporativo. Fue Diputado Federal en la LXII Legislatura del Congreso de la Unión.
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