Cómo todos sabemos Ciudad Juárez tiene una ancestral fama negra. En el siglo pasado se caracterizó principalmente por ser el centro de entretenimiento de los soldados del Fuerte Bliss. Uno de los destacamentos militares más importantes de Estados Unidos.
Pero la fama era la de la “Ciudad del Vicio”, no del “Sin City” de Las Vegas, sino como una población dedicada a explotar los más grandes desenfrenos de la soldadesca estadounidense.
Sin embargo, las partes bellas de la Ciudad han quedado ignoradas y hasta escondidas, como con una especie de moral al revés. Ciudad Juárez, cuyo municipio simplemente se denomina como “Juárez”, desarrolló una vida civil de envidiable progreso y confort, en donde la parte del vicio se localizaba en el Centro de la Ciudad cerca del cruce fronterizo, relativamente alejada de esa parte de vivienda privilegiada.
Ciudad Juárez fue fundada por los franciscanos, liderados por Fray García de San Francisco, en 1659, con el nombre de Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de Mansos del Paso del Río del Norte, posteriormente cambió su nombre a Villa Paso del Norte, por su ubicación geográfica en donde el Río Bravo (Río Grande para los estadounidenses), da un viraje hacia el Norte, atravesando dos sierras, generando así un paso natural hacia dicho punto cardinal.
A su fundación, la vocación del poblado y su diseño se enfocó en la agricultura, aprovechando los abundantes caudales del Río Bravo, en donde los franciscanos desarrollaron sistemas de riego a través de canales llamados acequias.
A principios del siglo XX, hasta finales de los años setenta, las plantaciones de algodón de la más alta calidad mundial, tomaron fama de la agricultura de la ciudad.
Ahí nací yo, me crie, y después de mis estudios de derecho en la Ciudad de México, regresé casado con una capitalina, de padre de León, Guanajuato y madre chihuahuense. Procreamos dos maravillosas hijas y desarrollé una carrera profesional exitosa, principalmente derivada del advenimiento de las manufacturas (la palabra maquiladora se ha dilapidado por las ideologías).
A mí me tocó hacer crecer a dicha industria, cuando salíamos hordas de juarenses a promoverla por todo el mundo, ahora convirtiéndose en el generador de divisas número uno del país, con industrias altamente sofisticadas y de tecnología avanzada.
Ahora, Juárez (Juaritos como los juarenses denominamos con cariño a nuestra Ciudad), exporta más de 54,000 millones de dólares anuales de manufacturas. Más del 60% de la población económicamente activa ahora se dedica, directa o indirectamente a esa industria.
Nuestra Ciudad ha sido víctima de las luchas de los cárteles del crimen organizado, en donde en los años de 2007 a 2011, la ciudad se encontró inmersa, como en una guerra civil, con un número inusitado de homicidios dolosos que llegaron a la espeluznante cifra de 10,000 personas.
Después de 2012, las acciones concertadas de los tres niveles de gobierno y la sociedad civil juarense redujeron drásticamente los niveles de violencia en la ciudad.
Sin embargo, la Ciudad no ha quedado exenta de actos criminales, pero ahora relativos al narcomenudeo aislado en zonas periféricas, con pocos incidentes en áreas públicas que afecten a inocentes.
Pero, la semana pasada ha ocurrido un hecho inusitado que yo interpreto como algo que fue concertado intencionalmente con un fin político. Después de unos ataques homicidas en la cárcel estatal en donde la banda de los Mexicles (criminales de narcomenudeo cuyos integrantes se originaron principalmente de la vecina ciudad de El Paso, Texas) atacó a la banda de los chapitos (grupo de narcomenudeo auspiciado por el cartel del Pacifico), repentinamente y poco tiempo después, se desatan una serie de verdaderos actos terroristas, atacando tiendas de conveniencia Oxxos, Rapiditos Bip Bip, Circle K y tiendas Del Río; gasolineras, pequeños comercios y transporte público, prendiéndoles fuego con gente adentro, llegando a disparar en dichos establecimientos a ciudadanos que se encontraban comprando, arrojando un saldo de 12 muertos en un período de alrededor de tres horas.
Corren rumores que ante este acontecimiento que fue antecedido por ataques similares en Jalisco y Guanajuato y posteriormente en Tijuana (habiendo quemado principalmente vehículos, pero con saldo blanco de vidas), de que todo esto ha sido perfectamente estructurado para infundir miedo a la población para que pida la militarización del país que tanto quiere nuestro presidente.
Usted juzgue y llegue a sus propias conclusiones. Lo que sí es un hecho es que la gente la irá perdiendo cada día más la confianza a nuestro primer mandatario.
Carlos Angulo Parra
Analista político. Abogado corporativo. Fue Diputado Federal en la LXII Legislatura del Congreso de la Unión.
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