Este pasado sábado, el presidente anunció en un video que se compartió en redes sociales, 10 medias para apoyar durante la pandemia del Covid-19 al 30 % de la población que dijo que se encuentran en la clase media y alta.
Enuncio las supuestas acciones a llevarse a cabo con comentarios de crítica:
- Que no haya corrupción. Esta es una obligación del gobierno y de la sociedad, así como de los individuos, el guardar una conducta ética. Estas son asignaciones pendientes de este gobierno que ha hablado más de lo que ha hecho.
- Reducir el gasto del gobierno a la sociedad. Supongo que se refiere a que el gobierno ya no debe de gastar más, en beneficio de la sociedad. En principio, a mi siempre se me ha hecho que el gobierno tiene demasiado personal y que su tamaño se debe reducir. Pero estas reducciones no deben de afectar la encomienda que tiene el gobierno de usar con eficacia su labor, que es el brindarnos bien común. Las reducciones que AMLO ha impuesto al gobierno, como se ha dicho, se realizaron en base a machetazos, cortando músculo y talento valioso. Para dar un ejemplo, con las medidas de “austeridad republicana” se provocó la salida de los altos funcionarios de los órganos reguladores de la banca, también se perdieron valiosísimos elementos del Banco de México, de la Secretaría de Hacienda y muchas personas esenciales. Además, ahora el presidente hace este enunciado para enfatizar que les quitó ilegalmente a los funcionarios su derecho de aguinaldo y les reduzco el sueldo.
- Garantizar las libertades. Esto no es más que cumplir con lo que dicta nuestra constitución y los tratados de derechos humanos de los que México es parte. El garantizar estos derechos es un deber y no una gracia que nos otorga el presidente.
- Crear un Estado de Derecho. Asimismo, al vivir en una República democrática basada en una Constitución es un derecho de nosotros y obligación del presidente y de todo el gobierno en mantenerse dentro de la legalidad.
- La promesa de una paz con justicia. Sobre el mismo tema, el gobierno y el Estado tienen como principal encomienda para el logro del bien común, el darnos seguridad y justicia, derechos también consagrados en nuestra Constitución.
- Que no haya aumentos de impuestos. No podemos estar hablando en esta profunda crisis sobre aumentos de impuestos, principalmente después del gobierno de Peña Nieto, que en colusión con la izquierda mexicana nos acetaron un aumento descomunal en los impuestos que pagamos los mexicanos contribuyentes, mientras más de la mitad de la población, simplemente, no paga impuestos, y nadie hace nada para ello, por lo que esta promesa es hueca.
- No aumento de los combustibles. Nada más faltaba que ante la baja estrepitosa del valor de los hidrocarburos a nivel mundial quisiera el presidente aumentarnos el valor de los combustibles. También es una promesa ridícula.
- Mantener bajas las tasas de interés. Esta es una facultad del Banco de México y no del presidente de la república, por lo que su promesa tampoco corresponde a lo que pueda hacer, además de que la lleva a cabo después de que el Banco de México anuncia una reducción al 6%.
- La promesa de que la Administración seguirá invirtiendo en obra pública. Esta promesa sería buena siempre y cuando fueran obras públicas productivas, y no el Tren Maya, Dos Bocas y Santa Lucía.
- Aprovechar el T-MEC, para que hay más industria manufacturera, maquiladora y de servicios de exportación, fortaleciéndose la industria automotriz. Bueno, este es el aspecto que mayor posibilidad tiene de crecer ante el entorno mundial que tenemos.
Por desgracia, esto no es más que atole con el dedo, ninguna de estas promesas son gracia del presidente, son su obligación. Hasta ahora no hemos tenido resultado, sobre todo si no se hacen las políticas públicas necesarias para que se mantenga el empleo a través del apoyo de las MiPymes.
Carlos Angulo Parra
Analista político. Abogado corporativo. Fue Diputado Federal en la LXII Legislatura del Congreso de la Unión.
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