Chihuahua es una tierra de contrastes, de hermosos paisajes, pero también es un Estado ahogado en un grito desesperado. Este grito nos ha estremecido por años hasta lo más profundo de nuestras almas; ese grito es de las mujeres que han sido víctimas de feminicidio.
Puedo darles cifras, pero detrás de la estadística siempre hay una historia, detrás de cada carpetazo, hay vidas y sueños robados: familias destrozadas.
Hoy, este editorial y este grito de ayuda, lo lanzamos por Ariadna, quien como muchas jóvenes víctimas de feminicidio, fueron silenciadas, pero su lucha nos dará fuerza para seguir exigiendo justicia y un cambio radical.
Los feminicidios en Chihuahua han alcanzado proporciones alarmantes y es hora de que nos enfrentemos a esta realidad sombría con determinación y empatía. Es hora de que alzamos nuestras voces y nos unamos en la lucha para prevenir más tragedias y proteger la vida y la dignidad de las mujeres en el Estado.
El pasado fin de semana se registraron por lo menos 6 feminicidios, el de Ariadna fue uno de ellos, causando profundo desconcierto y una profunda tristeza en la sociedad. Entre las demás víctimas se encontraba una menor de siete años de edad, a ellas les quitaron el derecho de ser libres y felices y por ello, la sociedad y las autoridades deben trabajar en conjunto para dar freno a esta ola de violencia.
Cada vez que una mujer es asesinada aquí, un pedazo de la esencia de nuestra tierra se desvanece. El resultado de las lágrimas de familiares, amigos, compañeros, cientos de madres chihuahuenses que han perdido a sus hijas a manos de feminicidas, son los nulos resultados y los supuestos esfuerzos de las autoridades para poner fin a esta violencia.
La alarmante situación es una herida abierta en el corazón de nuestra sociedad. No podemos seguir mirando hacia otro lado. Es hora de reconocer la urgencia de esta situación y de actuar con valentía y determinación. Debemos crear conciencia, educar y movilizarnos para prevenir más tragedias. Cada vida perdida es una pérdida para todos nosotros, una pérdida que nos duele hasta lo más profundo de nuestro ser. Escuchemos el grito desesperado de Chihuahua y respondamos con amor, justicia y cambio.
Brenda Ríos
Orgullosa Chihuahuense. Amo y respeto la naturaleza. Soy mamá de Alex Benjamin, Austria Camila y esposa de Alex LeBaron. Mi pasión siempre ha sido el servicio público/civil, me inspira luchar por grandes causas que cambien el mundo. Empresaria agrícola y consultora ambiental.