Al hablar de hambre siempre se piensa en aquella población pobre que no cuenta con recursos suficientes para adquirir alimento, es decir, aquellos a los que no les alcanza para comer. Pero el problema de hambre – alimentación en el mundo va más allá de eso, se refiere a aquella población mal alimentada, esto es, los excesos y la escasez, el problema de hambre mundial va relacionado con no tener para comer y comer mal, obesidad, desnutrición, anemia y sobrepeso.
En días pasados la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicó un reporte sobre el estado de la seguridad alimentaria y la alimentación en el mundo 2018, los hallazgos mostrados son preocupantes. el número de personas hambrientas en el mundo pasó de 804 millones de personas en 2016 a casi 821 millones en 2017. Es el tercer año consecutivo en que el hambre avanza. Detrás de este preocupante fenómeno, la FAO ve tres factores: los conflictos armados, los eventos climáticos extremos —vinculados con el calentamiento global— y las crisis económicas. Los países asiáticos y africanos son los más afectados por la subalimentación en el mundo.
La situación está empeorando en América del Sur y en la mayoría de las regiones de África, siendo éste el continente con mayor prevalencia de la subalimentación, que afecta a casi el 21% de la población (más de 256 millones de personas). La situación también se está deteriorando en América del Sur, donde la prevalencia de la subalimentación aumentó del 4,7% en 2014 al 5,0% proyectado en 2017.
Una gran proporción de la población mundial se ve también afectada por carencias de micronutrientes (vitaminas y minerales). A menudo se le denomina “hambre oculta” porque puede no haber signos visibles.
Para el caso específico mexicano, la mitad de la población es pobre, y alrededor del 40% tiene ingreso insuficiente para adquirir la canasta alimentaria; aunado a eso, es uno de los países con mayor obesidad y sobre peso, especialmente en los niños.
Hay causantes del hambre como el clima y los desastres naturales que no pueden ser solucionados por políticas públicas, sin embargo, el aumento de la población hambrienta en el mundo tener diversos frentes a resolver, primero atender la salud pública, prevenir la anemia y la obesidad, esto mediante políticas de atención médica con enfoque en la nutrición. Además, se debe establecer ingresos dignos, mínimos suficientes para comer y finalmente establecer políticas eficientes en materia de pobreza. Programas sociales mejor encaminados y con mejores resultados.
Nancy Carbajal
Lic en Economía de la UACJ y Candidata al Grado de Maestra en Ingeniería Económica por la Universidad la Salle. Columna semanal sobre temas de economía, finanzas, política y sociedad.
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