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    septiembre 12, 2024 | 8:16

    Violencia Vicaria, ¿Violencia de genero?

    Publicado el

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    No más Hijos Rehenes
    Asociación que lucha en contra de la obstrucción parental

    Al momento de escribir estas líneas, el Congreso del Estado se encontrará votando si se incluye la llamada violencia vicaria, dentro de la Ley Estatal del Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LEDMVLV). Lo anterior busca poner nuestra entidad federativa en consonancia con lo definido en el estatuto federal, en el cual, este tipo de violencia fue reconocido desde marzo del 2023 (el Estado de Zacatecas lo incluyó en su normatividad desde abril del 2022).

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    A la fecha, Chihuahua es uno de los pocos estados de la República que aún no han incluido esta definición en sus ordenamientos locales, por lo que ya se siente la presión de las diversas organizaciones y colectivos que buscan mejorar el marco legal de protección hacia las mujeres. De ahí la premura por la sacar una definición lo más pronto posible.

    Pero ¿Qué es la violencia vicaria, y porque urge legislar sobre ella? Y mas importante, ¿debe ser tipificada como violencia de genero?

    Empecemos por el principio.

    El termino “Violencia Vicaria” fue definido por la psicóloga argentina Sonia Vaccaro, en el año 2012, como “aquella violencia que se ejerce sobre los hijos para herir a la mujer, una violencia que un hombre violento realiza, utilizando como objetos y de modo preferente, a las hijas y a los hijos para dañar a la mujer”.

    Por tanto, desde su definición inicial, y como tal, se considera violencia de genero. Desde luego que esto no es gratuito, hay sobradas razones para que se haya llegado a esa aceptación casi universal.

    Aunque durante todo el siglo pasado, hubo intentos aislados por parte de las mujeres, ya fuera en lo individual, o como colectivo, para romper o por lo menos limitar, el patriarcado (léase machismo) como forma de control familiar -y social- es hasta apenas hasta los años sesenta, cuando efectivamente el movimiento feminista logra verdadera relevancia a nivel global.

    Es a partir de ese momento que se inicia una serie de cambios en las formas de convivencia social, que hasta ese momento eran “normales”, situaciones como que el marido golpeara a la mujer, que el hombre no le diera “permiso” a la mujer de trabajar, que la mujer tuviera acceso limitado a carreras profesionales, a fin de cuentas, para que, si se iba a hacer cargo del hogar, y un largo etcétera, empezaron a perder vigencia.

    Pero que la mujer fuera ganado espacios y derechos no significó que el hombre simplemente aceptara los cambios como si nada; el machismo arraigado en la psique hubo de reaccionar de diversas maneras, algunas violentas, otras, simplemente coercitivas.

    Desde el control económico, donde el hombre lleva el rol de proveedor, hasta la violencia física o psicológica, han sido las herramientas utilizadas por los machos para tratar de impedir o limitar la emancipación de las mujeres como tal.

    Y a pesar de lo anterior, el avance social, en materia de derechos y oportunidades para la mujer no se ha detenido, sigue mejorando, y la muestra la podemos ver en leyes como la mencionada al principio de esta columna. Eso es algo bueno.

    Sin embargo…

    Hoy en día, sin llegar a la plena igualdad que en justicia merece tanto el hombre como la mujer, los roles han cambiado. Aquella familia “típica” donde solo el hombre trabaja y la mujer solo se hace cargo de las “labores del hogar” va en franca retirada. Cada vez hay más y más mujeres en el campo laboral, muchas de ellas profesionistas exitosas, que pueden llevar la carga económica -y lo hacen- de un hogar.

    Pero también vemos hombres que se hacen cargo de lo hij@s ya no solo desde el aspecto económico, sino desde el de los cuidados directos. Ya es común ver estaciones para el cambio de pañales en los baños de hombres, o videos en YouTube que enseñan técnicas para que los hombres hagan trenzas a las niñas, y muchas otras situaciones que rompen con lo que antes era definido como “las labores propias de su sexo”. ¡Qué bien por ese cambio!

    Pero junto con lo positivo, también viene lo negativo.

    Veamos la propuesta de reforma al artículo 5º inciso VII de la LEDMVLV:

    VII. Violencia Vicaria: Cualquier acto u omisión que, con el objetivo de causar perjuicio o daño a las mujeres, se dirija contra las hijas y/o hijos, familiares o personas allegadas, ya sea que se tenga o se haya tenido relación de matrimonio o concubinato; o se mantenga o se haya mantenido una relación de hecho con la persona agresora; aplicando incluso cuando no se cohabite en el mismo domicilio.

    Está muy bien, ¿no? ¿Quién en su sano juicio puede oponerse a que se castigue severamente a quien agreda a una mujer utilizando para ello hij@s, familiares o personas allegadas? Pero aquí cabe preguntarse ¿Y los hombres? ¿No pueden ser víctimas de similar perjuicio?

    ¿Como se tipifica el hecho de una mujer decida, por sus pistolas, que no le va a “prestar sus hijos” a su expareja?, y este es un ejemplo superficial, porque no son pocos los casos donde la mujer, con tal de coartar el acceso de su pareja a la convivencia con sus hij@s presenta denuncias falsas, bajo el argumento de género, y que, aunque a la postre salga a la luz  la verdad, esto ocurre con la lentitud propia de nuestro sistema de justicia, pasaran meses, si no años, antes de que la expareja pueda convivir con los hijos.

    Está muy bien que un hombre violento, como dice Vaccaro, sea castigado por sus abusos, pero, parafraseando al clásico, ahí está el detalle, porque la cosificación de l@s hij@s para castigar al padre, también es realizado por mujeres. Eso se conoce como obstrucción parental, y hasta donde yo sé, ese tema no está en discusión en la actual propuesta de ley. Debería.

    A final de cuentas, me estoy enterando, no se llevó a cabo la votación en el Congreso. Los diputados ponentes optaron por retirar el dictamen del orden del día para a escuchar a todas las voces, en pro y en contra. Bien por l@s diputad@s.

    Qué bueno que se siga legislando en favor de la mujer, aún falta mucho por hacer para alcanzar la igualdad y la seguridad, pero la cosificación de los hijos en contra de los hombres es un camino trunco, l@s hij@s deben protegerse del agresor, sea este hombre o mujer. Fomentar la obstrucción parental, no es el camino.

    Es cuánto.

     

     

    Jose Antonio Blanco SQR
    José Antonio Blanco

    Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.

    En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.


    Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.

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