“…Es tiempo de hablar de la Patología…”
¿Qué sucede con las capacidades lógico-emocionales de AMLO, presidente de México? Esta interrogante que se hace cada vez con mayor frecuencia en distintos medios de opinión pública, es hoy abordada de manera propia por un par de excelentes y reconocidos editorialistas mexicanos, Voces Libres se aboca a citar textualmente una serie de argumentos publicados que tienen que ver con la referida problemática de expresividad del titular del ejecutivo federal mexicano. Cada vez se manifiesta con mayor intensidad el hecho de que en Palacio Nacional hay una ausencia de racionalidad. El lopezobradorismo puede aun tener una indudable fuerza electoral, pero es una nulidad intelectual, que ya actúa en un grado de enfermiza soberbia. Van pues estos abordajes con temas varios.
Raymundo Riva Palacio (El Financiero)
“…¿Cuánto tiempo lleva enojado el Presidente? Veintiún semanas, desde que perdió la Zona Metropolitana de la Ciudad de México en las elecciones intermedias, cuando su bastión se vio vulnerable. Como era previsible, se radicalizó. Andrés Manuel López Obrador, el ser humano, puede enfurecerse y gritar lo que quiera. Pero el presidente López Obrador está obligado a la mesura.
“…La ira del Presidente lo acompañará por varios meses, porque las cosas no le van a salir. No es un mal deseo, es la realidad. No se concluirá la refinería de Dos Bocas en los tiempos anunciados. Tampoco el Tren Maya. El aeropuerto en Santa Lucía avanza, pero no hay infraestructura terrestre para hacerlo funcional. La gasolina y el gas, que prometió no subirían, se elevaron y empujaron el costo de la canasta básica, afectando a quienes dijo que protegería más…”
“…Su gobierno tiene perdidas más de 15 millones de vacunas anti-Covid, y estamos cerca de los 500 mil muertos oficiales, cinco veces más de lo que anunció el gobierno sería el máximo durante la pandemia, que si se añade el exceso de mortalidad relacionada con la enfermedad, estamos en el umbral del millón de decesos. Cuántos de estos muertos son atribuibles directamente al gobierno por sus mensajes falsos y la incapacidad para manejar una crisis sanitaria, se sabrá con posteriores estudios, y todos ellos se agregarán a los asesinados por una violencia que prometió comenzar a bajar hace dos años y medio. El total de homicidios dolosos en la primera parte del sexenio rebasó a los que tuvieron los presidentes Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto juntos…”
“…¿Cómo no va a estar enojado si sus resultados son mediocres? Pero a nadie debía extrañarle su actitud, porque así ha sido a lo largo de su vida pública, escondido siempre en su beligerancia, ignorancia y reducidas capacidades intelectuales. Ser astuto, hábil y conocer de elecciones no es igual a saber. Político sin filtros e ideas fijas que oscilan en la geometría ideológica entre la izquierda antidemocrática, la derecha y la extrema derecha, todo el tiempo se mete en problemas por su pensamiento unidimensional rupestre. Sus últimos pleitos con la UNAM y la Organización Mundial de la Salud son una prueba de ello…”
“…La palabra de López Obrador nunca ha sido la de un presidente, sino la de un líder faccioso que representa al 30 por ciento de la población que votó por él, aunque ese apoyo se encogió en las elecciones de junio pasado. Pero su ira no puede tomar formas de pandillero. Se entiende que se indigne porque perdió la elección, pero no el trasladarla a quienes lo castigaron en las urnas o consideran que su gestión presidencial es perjudicial para el país. Sería magnífico que debatiera sus políticas con argumentos y métricas verificables, no con insultos y amenazas…”
“…López Obrador no puede contener su furia porque carece de madera de gobernante, y sigue sin quitarse –nunca lo hará– la textura de un líder social acostumbrado al chantaje y las presiones para obtener resultados. Las extorsiones políticas a gobiernos, que cedían para mantener paz social y la gobernabilidad, las dirige ahora, desde la Presidencia, a todos los grupos políticos y de interés, sujetos de ataques permanentes. El gran diferencial entre antes y ahora, es que antaño no tenía responsabilidad nacional ni tenía que rendir cuentas, como a las que ahora está sometido, como parte de una mirada crítica natural de sus acciones…”
“…El análisis de su gestión se potencia por su megalomanía y asumirse el centro de todo lo que pasa, sin repartir juego político a sus colaboradores para que, como en cascada, se repartieran las críticas. Todo lo concentra en él, y se magnifica por la exposición diaria que practica, donde no es director de orquesta o administrador de los humores y pasiones de una nación, sino promotor de la explosión de los sentimientos y verdugo de los infieles. Es un abusador al que no le gusta que se defiendan o respondan a quienes agrede, y cuando lo hacen se victimiza como el presidente más atacado en un siglo…”
“…Al 22 de octubre, de acuerdo con Spin Taller de Comunicación Política, había celebrado 717 conferencias matutinas con un promedio de duración de 108 minutos, lo que significan 77 mil 436 minutos de exposición pública. Ese espacio lo usa para propaganda y difusión, sermones, instrucciones a su gabinete y un circo que llama conferencia de prensa donde a veces se cuelan preguntas de profesionales, pero es frecuentemente utilizado por paleros que allanan el camino para sus vituperios, insultos y disparos…”
“…La ira del Presidente se irá elevando en la medida en que siga haciendo agua su gobierno. Nunca admitirá responsabilidad por ello, porque es mejor culpar a otros que reconocer que ha fallado y que tendría que rectificar. Pero esto sí, no está en su esencia…”
Jesús Silva Hérzog Márquez (Reforma)
“…La paranoia conduce al hombre de poder a imaginar al mundo como una conspiración en su contra. De ahí sus sospechas, su agresividad, su tono apocalíptico. De ahí también su delirio de grandeza, su pomposidad. El paranoico ve a un monstruo de manipulación que se empeña en dominarlo todo. No está en la política solamente. Controla los medios, dirige las empresas, pervierte a los jóvenes, envenena las barrigas, siembra el vicio, destruye familias. Se esconde debajo de las piedras, en los mensajes más triviales, en los grandes acontecimientos y en la vida cotidiana. Por eso la labor de la política no es administrativa sino epopéyica. El propósito no es otro que la purificación…”
“…El psicoanalista italiano Luigi Zoja publicó Paranoia hace diez años, un libro que parece describir la marca esencial de nuestra política o, por lo menos, de la política presidencial. Delirio de grandeza y de persecución que se expresa como una forma exagerada de desconfianza. Un padecimiento que secuestra la inteligencia. La razón no busca entonces entender el mundo, ajustar la actuación al entorno, adaptarse a las situaciones cambiantes. La razón se empeña en encontrar confirmaciones….”
“…La conspiración ideada por el paranoico imprime sentido a su vida. Por eso, cualquier información que recibe se convierte en confirmación. Aún el hecho o el dato que refute directamente sus hipótesis se convierten de inmediato en validaciones. La paranoia se da cuerda a sí misma. No es un argumento puesto a prueba: es una fe. “La idea delirante es verdadera”, dice Zoja, “porque tiene las mismas características de una revelación religiosa. Y la verdad revelada de una religión no se puede modificar, porque su modificación no sería una enmienda sino una herejía…”
“…El psicoanalista junguiano agrega otras notas al perfil del paranoico. Destaco dos: la rigidez y la fragilidad. Los procesos mentales del paranoico son rígidos porque su mundo se ha petrificado. Por ello mismo, no puede cederle un centímetro a sus adversarios…”
“…Elias Canetti habló de la paranoia como la enfermedad del poder. Es tiempo ya de hablar de eso, de esa inocultable patología que es autoengaño, megalomanía, agresividad, acoso. Desprecio de la realidad, desinterés por las consecuencias. Ahora resulta que la Universidad Nacional ha sido otra madriguera del neoliberalismo. Que en los últimos años incubó ideas perversas, que olvidó valores, que fomentó el egoísmo, que fue cómplice del viejo régimen. El desplante no puede justificarse como han hecho algunos ni trivializarse como han intentado otros. El ataque reiterado a la UNAM culmina una serie de agresiones a los centros de pensamiento crítico del país. El Presidente imagina que una universidad cumple su función histórica si se constituye como centro de formación ideológica de su movimiento. Le incomoda que la universidad sea universidad, que no sea suya, que ofrezca foro para el debate y no pancartas para sus consignas. El ataque es gravísimo. ¿Alguien puede minimizar las palabras de un Presidente cuando dice, desde el Palacio Nacional, que la UNAM necesita una “sacudida”…?
La gravedad es tal que incluso el fino humorista Catón, ya pide que el tabasqueño sea presentado ante la mirada sanadora del especialista en control de la racionalidad, las especulaciones ya se desataron en cuanto a los peligros de una mente individual sumida en su laberinto de paranoia o megalomanía, no es para menos, está un enorme y gran país de por medio.
Sergio Armendáriz
Comunicador en Radio, TV, Prensa Escrita y Portales Electrónicos. Académico Universitario. Funcionario Educativo. Miembro Consultivo en OSC.
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