In Memoriam a una Amistad Fina e Impecable
La ultima expresión que recibí de parte de su persona fue, al devolver con su calidad humana de siempre, un saludo: “…Igualmente mi querido amigo pendiente!!…” textual.
Javier González Mocken fue un hombre preocupado por la academia, el conocimiento, la sabiduría y la cultura. Personaje de prosapia universitaria, desempeñó funciones directivas de primer nivel en su Universidad de origen, la UACJ, por supuesto y sabido por gran cantidad de gente, desarrolló también una vocación política que indudablemente abrevó en su estudio del “hecho político” y en su simpatía proyectada por los diversos estratos de la sociedad juarense.
“Mocken”, como lo refería la mayoría de la gente, hoy ya un puro personaje, representaba un tipo de inteligencia fina que se mostraba siempre sensible al quehacer intelectual y a la expresión bien articulada de un lenguaje que cuidaba ser leal a los buenos modos verbales y discursivos que impactaban a la ciudadanía y en general a la atmósfera de lo público.
En lo particular tuve el privilegio de conocerlo personalmente en mis andanzas como Comunicador, a través de diversos medios le realicé entrevistas que eran realmente conversaciones impregnadas de cordialidad y sentido del humor, por supuesto teniendo como fondo la inteligencia política que siempre le caracterizó. Conservo como un momento gratamente memorable un momento en el escenario de un programa de análisis político en conocido Grupo de Radio, al cual en exquisita cortesía de interlocución a manera de obsequio, se presentó con un libro sobre el extraordinario mexicano que fue Porfirio Díaz, obra escrita por Carlos Tello Díaz titulada “Porfirio Díaz, su vida y su tiempo”.
A lo largo del tiempo del vínculo amistoso, que por cierto él cultivaba con un aprecio extraordinario, prácticamente clásico en su textura civilizatoria, tuve la fortuna de observar a una personalidad que conjuntaba la auténtica preocupación por la academia, en su compleja relación con un efectivo pragmatismo político, incluso, como es sabido, al final de su ejercicio vital y profesional fue un reconocido defensor de los derechos humanos.
Pero ante todo, Mocken fue un gozador de la vida, disfrutó plenamente de la estética de la existencia humana, sabía admirar las diversas manifestaciones de la belleza de lo humano y lo convertía en sabrosa materia de plática de sobremesa al calor inspirativo de un buen tequila, en ese buen sentido, como lo expresa la literaria y filosófica afirmación, “nada de lo humano le fue ajeno”
Sin duda que quedaron pendientes varios proyectos importantes en el plano educativo que tanto quiso. Fue un destacado político porque fue un excelente servidor público, su concepción ética lo llevó a ocupar puestos de decisión y poder que a final de cuentas le otorgaron el reconocimiento ciudadano, no escatimó con mezquindades tan comunes en nuestro caníbal ambiente social, lo afirmo en lo personal, como comunicador y por supuesto, como funcionario público.
Estoy convencido de que lo que verdaderamente perdura en la condición humana es la Vida, no la Muerte, el humano que se va de este mundo nunca se va del todo, menos aún cuando deja un legado de valor y trascendencia en su quehacer de sentido por su vida y su obra plasmadas durante el prodigioso lapso que la existencia presenta en su duración encarnada. Javier González Mocken fue muchas cosas como humano, en el plano de la Amistad Noble e Inteligente pude percibir su innegable influencia.
Larga vigencia a su recuerdo.
Sergio Armendáriz
Comunicador en Radio, TV, Prensa Escrita y Portales Electrónicos. Académico Universitario. Funcionario Educativo. Miembro Consultivo en OSC.
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