Crónicas del Poder
“…Gatopardismo mexicano: cambiar todo para que todo siga igual…”
El populismo es reflejo y causa del crecimiento inequívoco de las tentaciones autoritarias. Según la extraordinaria Encuesta publicada recientemente por el Corporativo chileno Latinobarómetro, específicamente México muestra un preocupante avance en lo que respecta al “apetito” de autoritarismo que sectores importantes de la población expresan en la actualidad política de la República. A continuación, Voces Libres abre su espacio de publicación para que el prestigiado encuestólogo del periódico El Financiero, Alejandro Moreno, realice un planteamiento realmente inquietante en relación al acrecentamiento en el último par de años, es decir de 2018 a 2020, del talante autoritario que emerge cada vez con mayor poder en la mentalidad política de los mexicanos y su percepción de la viabilidad y pertinencia de los modelos de ejercicio del poder, tanto el prodemocrático como el proautoritario. En pieza nítida y muy ilustrativa nuestro invitado lo expresa de la siguiente manera:
“…El salto que dio México en las preferencias por un gobierno autoritario sobre uno democrático es uno de los datos más impactantes del estudio Latinobarómetro 2020. Tras casi dos décadas de estabilidad, promediando 15 por ciento entre 2003 y 2018, la preferencia por un gobierno autoritario creció de 12 a 25 por ciento entre 2018 y 2020…”
“…Creo que no es un cambio que se esperaría luego del entusiasmo ciudadano con las elecciones de 2018 y de las amplias expectativas que generó el arranque del gobierno del presidente López Obrador. Quizá tenga que ver con el proceso de creciente polarización política en el país, o con las dificultades generadas por la pandemia. Cualquiera que sea la causa, el apoyo al autoritarismo se duplicó en tan sólo dos años…”
“…Un análisis más detallado de la encuesta nos dice que la preferencia por un gobierno autoritario es más acentuada entre los jóvenes que entre los mayores. En ediciones previas del Latinobarómetro ya se había detectado una cierta desilusión con la democracia entre las nuevas generaciones de latinoamericanos, pero esto es un abierto apoyo al autoritarismo. Estamos hablando de las generaciones nativas digitales, más políticamente correctas, practicantes de un lenguaje incluyente y desde hace rato indignadas por la desigualdad. ¿Por qué estarían coqueteando las nuevas generaciones con el autoritarismo?…”
“…Pero eso no es todo. El apoyo a la democracia ha tenido una base muy importante en la escolaridad. Por lo regular hemos visto que a mayor educación, mayor apoyo a la democracia. Hasta cierto punto sigue siendo el caso. Sin embargo, los mexicanos con mayores niveles de escolaridad expresaron en 2020 un mayor apoyo a un gobierno autoritario. Esto también resulta intrigante, y redefine el rompecabezas al que estábamos acostumbrados a armar…”
“…Una tercera vertiente es la ideológica: un comentario en Twitter proponía que quizá se trate de un autoritarismo de derecha, reaccionando a la intención transformadora de AMLO, los denominados conservadores. Pero no es el caso. La preferencia por el autoritarismo en 2020 es ligeramente más alta entre los mexicanos de izquierda y centro. Sólo para dejar registro, la preferencia por la democracia es la misma a lo largo del espectro político. Las alternancias probablemente han contribuido a ello. No obstante, la izquierda de hoy luce más proautoritaria…”
“…Más allá del perfil demográfico e ideológico de quienes prefieren un gobierno autoritario, parece haber una conexión con otras opiniones políticas. Quienes prefieren a la democracia están más satisfechos con su vida y perciben una mejor situación económica en el país; quienes prefieren al autoritarismo están más insatisfechos y expresan un mayor malestar económico. Los mexicanos prodemocracia tienen más confianza en el gobierno; los proautoritarios una mayor desconfianza…”
“…En términos políticos, quienes apoyan a la democracia están más satisfechos con el funcionamiento de esa forma de gobierno; quienes apoyan el autoritarismo están más insatisfechos. Esto sugieriría un rechazo a la democracia por desempeño, no por principio. Pero mire lo siguiente. Los proautoritarios sí manifiestan una confrontación abierta con la democracia: casi la mitad de ellos está en desacuerdo con que la democracia es la mejor forma de gobierno. También están más dispuestos a apoyar a un gobierno militar en reemplazo de uno democrático…”
“…Por otro lado, los proautoritarios están igualmente interesados en política que los prodemocráticos. No obstante, están menos dispuestos a participar en formas de acción política convencionales, como firmar una petición o tomar parte en manifestaciones autorizadas, acciones que tienen un mayor aval entre los prodemocráticos. En contraste, los proautoritarios están más dispuestos a las formas de participación no convencionales, como los saqueos o la ocupación de edificios. También están más convencidos del poder de la protesta que del poder del voto. No les entusiasman tanto las elecciones como a los prodemócratas. También están menos convencidos de las redes sociales como vía para influir en política, afirmando que tan sólo crean la ilusión de participar. No obstante, los proautoritarios no manifiestan actitudes más hostiles hacia los migrantes, aspecto que sugiere que no se trata de un autoritarismo xenófobo…”
“…El autoritarismo que revela el Latinobarómetro en México no es de labios para afuera, es real y parece estar encontrando vías de expresión política propias. Habrá que seguir monitoreándolo con las encuestas…”
Sin duda que la impronta populista y autoritaria ha dejado huella en la idiosincrasia mexicana en su etapa actual, dos años de atizamiento del odio y del resentimiento no pueden haber pasado impunes, desde atávicos tiempos los mexicanos sentimos una especie de añoranza por la presencia de los liderazgos fuertes que desatan el atractivo apasionamiento político, en su versión más próxima tenemos la etapa del presidencialismo corporativo de cuño priista, lo que Enrique Krauze bautizó como “Presidencia Imperial”.
Hoy observamos puntualmente una especie de reedición actualizada, que algunos denominan como “Presidencialismo Exacerbado” que ya no se finca en columnas corporativistas, sino en el manejo agonístico, confrontativo populista de las demandas de insatisfacción popular agregadas y articuladas en torno a la acción del líder carismático, en este caso, AMLO. Los partidos políticos pasan en la disputa por la hegemonía a segundo plano, al primero pasa la explotación populista de un régimen fincado en las emociones producto de los odios y los resentimientos con hambre y sed de revancha, por cierto el genial Payaso “Brozo” le ha llamado a esto “Revanchocracia”.
Abismo de Servidumbre es lo que espera a México si no se reivindica la frialdad gris pero institucional del modelo democrático de gobierno. Quizá la democracia resulte aburrida, por el contrario, el camino de la furia es ánimo de aventurerismo pasional poderosamente imantador, y eso anclado al odio vengativo es inmensamente seductor, sin duda. Sin embargo, ese sendero es ruta fatal al abismo, para encontrarnos con indudable probabilidad en su potencial escenario crítico, ante un régimen fascistoide de marca militarista, tal y como vamos, de ninguna manera es imposible tal escenario, anque en este momento aún lo percibamos como improbable.
¿A dónde queremos ir como sociedad democrática en renovada aspiración , como cuerpo de ciudadanos y ciudadanas…? Hacia donde empuja realmente el populismo autocrático encarnado en el personaje de AMLO…?
Bien vale la pena no olvidar el horizonte político.
Sergio Armendáriz
Comunicador en Radio, TV, Prensa Escrita y Portales Electrónicos. Académico Universitario. Funcionario Educativo. Miembro Consultivo en OSC.
Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.