En el restaurante Sanborns me enteré que durante la noche del martes habría una cena en honor de los candidatos al senado de la República, los priistas Georgina Zapata y José Reyes Baeza.
Soltó la sopa Héctor Staines, hermano del doctor Hugo Staines que ha sido candidato del PRI y funcionario público en varias administraciones. Ambos son unos tipazos.
Conocía a Hugo pero no a su hermano. El martes se apersonó en el Sanborns. “Soy Héctor Staines, el loco Staines”, me dijo con un tono amistoso. Acudió al restaurante para que alguien le dijera dónde sería la cena que se celebraría en honor de Reyes Baeza.
Gentilmente, el jefe de comunicación social de los candidatos a senadores, le explicó a Héctor Staines que en la agenda no aparecía ninguna cena y refirió que, de después del compromiso en el restaurante, Reyes y Zapata irían a la CTM donde tendrían un encuentro con la estructura obrera. Y, obviamente, el líder estatal de ese sector priista y padre de la candidata al Senado, estaría presente.
Además se le explicó a Héctor que el ex director del Issste se iría ese mismo día a la ciudad de Chihuahua a atender una actividad ya programada.
A unos pasos de Staines estaba René Franco Ruiz que sumaba ya varios minutos en una llamada telefónica. Sus expresivos ojos que se mueven al compás de lo que habla, denotaban que el ex funcionario estaba trabajando en una misión política, si no secreta, si especial.
José Luis Canales abrazó un día la decisión de ser sacerdote. Dios le movió la fibra espiritual que todos llevamos dentro y abandonó el mundo para convertirse en un seguidor de la fe romana. Por eso le dice el cura.
Sumido en el mundanal ejercicio de la política, el descendiente de una leyenda juarense, es ahora como la ficha blanca del dominó (el que tenga oídos para oír, que oiga).
Ha sido representante de dos gobernadores antagónicos y peleados a muerte. Con ambos se supo acomodar muy bien, como la ficha blanca del dominó, para que nadie sea suspicaz.
El problema de la ficha blanca o güera, en la eventualidad de un juego real de dominó, es que quien la posee no tiene puntos pero tiene la pieza y, en ese caso, puede perder el juego.
El caso es que don cura Canales hizo un Whatsapp con 140 priistas distinguidos con los cuales se comunica diariamente para informar como anda la tenebra en el PRI.
Dicen que ese chat es como los aguacates de Smart, los que se ponen aguados y morenos, son ‘eliminados’ del grupo para que no vayan a echar a perder a otros.
Lo dijo un político juarense: “son los 140 priistas que quedan en Ciudad Juárez los demás están en Morena”.
El caso es que a través de ese chat se informó de la cena en honor de Reyes Baeza. Sería en la casa del ex rector de la Uacj, René Franco Barreno, suegro de Ignacio Duarte, primo del malogrado ex gobernador César Duarte.
La reunión tuvo como corolario el discurso de unidad expresado por Reyes Baeza que ha resentido los embates de decenas de juarenses, algunos de ellos del medio político, que lo acusan de cínico y sinvergüenza al venir a pedir el voto para ser Senador de la República, no obstante el pasado tenebroso de su gestión como gobernador que dejó una estela de muerte y dolor.
Esos mismos detractores aseguran que tiene las manos y la cartera sucia. Dan cuenta de los episodios vividos en esa época y los divulgan como una verdad inocultable.
Y en la cena del oprobio, donde estuvo el doctor Staines y donde no se invitó a Héctor, otra vez, los grandes ausentes: los dirigentes estatal y municipal del PRI.
Ese día, en la cena privada, se dio a conocer un dato revelador: el abierto rechazo a todo lo que huela a Omar Bazán, el actual líder estatal del tricolor.
El mismo sentimiento se replica en ciudad Juárez con Oscar Nieto Burciaga, el dirigente local de ese partido. El arquitecto enfrenta los embates de esa guerra tricolor intestina, además padece una ‘enfermedad’ grave que se llama ‘institucionalitis aguda’ que lo hace perder la vista y, por esta causa, no alcanza a mirar la realidad de su partido.
Hace unos días el tricolor estuvo a punto de deponer al líder estatal de ese organismo político. De hecho la amenaza continúa. Omar Bazán ha sido condicionado en el CEN del PRI por sus propios correligionarios que lo ven como los empresarios a López Obrador, “una verdadera amenaza”.
Según información de los mismos priistas, corroborada por el mismo delegado del CEN del PRI, Sofío Ramírez, el affaire virtual que se le adjudico en una carta ‘anónima’ al senador guerrerense y lo convirtió, por lo menos en ese papel, como un cachondo don Juan, fue orquestado por el propio Bazán cuando se enteró que lo echarían de la dirigencia priista.
Y quien lo conoce, refieren que el referido delegado es demasiado cariñoso y expresivo, lo que, en ocasiones, genera la idea de que le está tirando los perros a propias y extrañas.
Realmente no me imagino a Sofío repartiendo candidaturas a cambio de sexo. Las consabidas aspirantes a representantes populares están muy definidas en cuanto a historias sentimentales… (el que tenga –otra vez- ojos para ver, que vea).
La información del affaire entre Bazán y Ramírez se divulgó ampliamente en los medios de comunicación locales y del centro del país y fue un tema recurrente en la cena de la unidad en la casa de Franco Barreno.
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Motivos hay para aclarar que la tía del Sanborns se extralimitó en la acusación que levantó contra el candidato de Morena a la presidencia municipal de Ciudad Juárez.
El día en que se hizo pública la huida del equipo de Javier González Mocken del restaurante del libanés más rico del mundo, sin pagar la cuenta de mil pesos, el propio candidato indagó lo ocurrido y, de entrada, rechazó un diálogo con la tía de los ojos maternales.
Esta nueva versión establece que el mismo día del evento se pagó una cuenta por casi mil pesos. Aunque el consumo no correspondía a un servicio solicitado por el equipo del candidato Mocken. Aún así se procedió a liquidar la cuenta para evitar suspicaces comentarios que denigren la incipiente campaña política.
El problema estaba más enredado que el hombre de la visitante originó la confusión en el Sanborns. Resulta que Yeidckol Polevnsky, presidenta nacional de Morena tendría un encuentro con González Mocken y se creía que sería en el aludido restaurante.
Una parte de la estructura morenista acudió a dialogar con Yeidckol, pero por una sabia estrategia la dirigente decidió utilizar el menos concurrido restaurante del hotel Lucerna, donde el café cuesta 55 pesos.
Decenas de morenistas, atraídos por Yeidckol llegaron al Sanborns y empezaron a consumir café y refrescos. La cuenta aumentó y al momento del cambio de sede dejaron intempestivamente el comedor generándose la famosa confusión.
Y aquí se aplicó la frase “el de atrás paga la cuenta” y el de atrás dijo que no tenía nada que ver en el asunto embarcando, de ese modo, al clan González Mocken.
Fue entonces que la tía entró en crisis al observar cómo los comensales se iban sin pagar la cuenta y, lo que es peor, sin que alguien se hiciera responsable. Comanda en mano, iba con uno y con otro. Los nervios estaban a punto de estallar porque sabe que Carlos Slim no perdona un peso a sus empleados.
La cuenta se cerró en 948 pesos, según datos del SAT ampliamente verificados. Y ese mismo día fueron liquidados por el abogado Héctor González Mocken.
El candidato de Morena lo refiere así: “se pagó todo el mismo día. Ni hay deuda, ni malos entendidos”, a quien los tetistas le dicen Pedro Weber.
El restaurante de la avenida Triunfo de la República aclaró también que todo se trató de un mal entendido y acusó a la tía de “ponerse nerviosa” al momento de hacer las cuentas.
Aclarado el punto, se cierra el capítulo.
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Las metidas de pata en el periodismo son “como un parto de la mente”, decía el maestro Alejandro Irigoyen Páez, quien dejó una profunda huella en el periodismo del norte del país. Fue director regional de la OEM y durante muchos años dirigió los destinos de El Heraldo de Chihuahua y el del desaparecido periódico El Fronterizo de Ciudad Juárez.
Y vaya si cuestan las metidas de pata. Me he equivocado en contenidos y cabezas mal escritas por años. Por ‘adelantado’ y querer ganar la nota, en muchas ocasiones di por válida información que me pasaban fuentes informativas que, eran confiables, pero no tenían confirmado el hecho que transmitían.
Me atrevo a decir que las columnas políticas, que abundan en este tiempo, son la más grande contradicción a la credibilidad y a la ética periodística. En base al principio de la especulación, se afirman hechos que nunca ocurrieron, que nunca van a ocurrir y que nunca fueron confirmados.
Una columna política es el mejor método de centaveo de los entes del poder. Se les teme mucho a los columnistas no por los datos verdaderos que revelan sino por las mentiras que se acostumbran escribir.
En esta frontera ya se hizo costumbre que los columnistas o los mal llamados editorialistas políticos escriban por encargo o bajo el consabido riesgo de jugarse el pellejo defendiendo o, más bien dicho, apostándole a una causa con la que se han comprometido económicamente.
En Ciudad Juárez se dirime entre los periodistas una guerra muy sui generis que tiene su origen en la defensa de los personajes de la vida publica que pagan ‘publicidad’. La autoridad y partidos políticos han sido hábiles para invertir los recursos del pueblo en ‘empresas’ periodísticas de muy baja reputación, pero que generan controversia social. Es el nuevo método de la guerra sucia.
El empresario y periodista juarense, Marco Antonio Torres Moreno diría que son medios de comunicación “pedorros” pero que han sabido venderse bien.
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En 36 años de vida activa en el periodista y a punto de llegar al 37, tuve el privilegio de dirigir cuatro medios de comunicación escritos y participar en otros más ejerciendo el digno cargo de reportero, jefe de información y coordinador de áreas editoriales especializadas, como en el periódico Norte de Juárez, que incursioné en la página financiera teniendo como jefa a la periodista Paty Villaescusa.
Esa misma actividad la repetí en el área de publicidad de El Diario, encargado de las secciones especializadas que adquirían paquetes publicitarios.
Una de las funciones dentro de los periódicos que dirigí fue la de cabecear las notas informativas que aparecían en las primeras planas, además de corregir y editar las notas más destacadas.
Los excesos de confianza me llevaron a cometer errores garrafales, que muchas veces se convirtieron en una oda a la estupidez al no aplicar el principio infalible que nos enseñó el señor Maldonado en el periódico Norte de Chihuahua, “cheque siempre dos veces lo que escribe…si algo no cuadra, chéquela dos veces más”, decía este hombre que pudo haber sido un monje franciscano o un corrector de la Real Academia Española de la Lengua.
Me tocó fundar el periódico Novedades de Delicias que inició como una sección y años después encabecé la dirección editorial del periódico Novedades de Chihuahua, propiedad del magnate Eloy Vallina; en 1989 el periódico fue vendido al gordo Castilla y se convirtió en el periódico Vanguardia, que también dirigí por un leve periodo de tiempo.
En 1990, El Heraldo de Chihuahua, me abrió las puertas y me tocó estar a cargo de la sección nacional y la sección de cierre, que es donde caían las notas de última hora; en Ciudad Juárez, asumí las funciones de jefe de información y editor de la sección local de El Diario y durante 18 años fui director del periódico El Mexicano de la Organización Editorial Mexicana.
En esas más de tres décadas cometí muchos errores que se convirtieron en un verdadero dolor de cabeza. Sacar a la calle un ejemplar impreso 365 días del año, por más de 27 años que dirigí medios de comunicación, es una tarea difícil y de muy alto riesgo; el resto del tiempo, casi 10 años, los dediqué a reportear…y también cometí serias omisiones.
Cada error nos replica en la cabeza y en ese momento se planta en nuestra mente un solo pensamiento: desaparecer junto con el ejemplar de la faz de la tierra y, de paso, correr a escondernos en la madriguera más profunda para que nadie nos ‘tontee’ como suele ocurrir en esos casos.
En una ocasión, un empleado de segundo nivel de la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial en la ciudad de México, me ‘chamaqueó’ de lo más lindo.
Se estaba dando en Chihuahua el destape a la gubernatura por parte del PRI y se hablaba con insistencia que el gran negociador del Tratado de Libre Comercio, el chihuahuense Herminio Blanco Mendoza sería nominado como abanderado del PRI.
Como reportero acepté como válida la declaración de un empleado de ‘segunda’ quien, enfáticamente, me dijo que Blanco “no competiría por la gubernatura de Chihuahua…es más, en este momento, ni siquiera está en México”, me dijo la fuente. En esa ocasión no tuve un sustento que pudiera documentar que la noticia era real…¡y ya sabrán!, la presidencia de la República pidiendo explicaciones y yo mudo, sin saber qué decir.
¿Pero quién le dio la nota?, me preguntaba una y otra vez el subdirector de El Diario de Juárez, Jaime Pérez Mendoza y, con justa razón, no sabía ni qué contestar porque nunca pregunté el nombre del funcionario, menos su cargo y vinculación con Blanco Mendoza.
También en El Diario de Juárez, tuve enfrentar el embate de la estructura de la presidencia de la República, que es paranoica y abusiva.
Todo se derivó de una nota que acudí a reportear a la colonia Felipe Ángeles. Ese día corroboraba la versión de un colono que aseguraba que el sector se estaba transformando de la noche a la mañana como si algo fuera a ocurrir.
Se habían pintado las casas, se habían arreglado las calles de tierra y se habían colocado focos de luz mercurial en una amplia zona de la populoso colonia, además de que cientos de elementos del Ejército Mexicano se habían apostado en diversas partes del sector.
Gobernaba Fernando Baeza y el alcalde era Jesús Macías Delgado.
Un fotógrafo y yo seguimos la ruta de la limpieza de calles hasta llegar a un lugar donde trabajaba un grupo de funcionarios de los tres niveles de gobierno. Pude distinguir en ese equipo de servidores públicos al ingeniero Ernesto Mendoza Viveros, entonces director de Obras Públicas del municipio. Él fue el quien me confirmó que en una casa del sector se quedaría a dormir el presidente Carlos Salinas de Gortari y me pidió que no lo citara.
Se daban los últimos toques a la humilde vivienda que había sido transformada en cuarenta y ocho horas. El programa de Salinas ya estaba listo, el gran demagogo de este país se quedaría a cenar, a dormir y a almorzar en la Felipe Ángeles.
El programa social, conocido como Solidaridad lo llevaba a alucinar y a cometer ridiculeces entre los pobres y los reporteros nos dábamos vuelo difundiendo notas humanas del presidente, mientras su hermano, Raúl Salinas, saqueaba al país.
En la redacción de la nota, que se publicó en El Diario de Juárez, se me ocurrió utilizar una frase que hizo rabiar al Estado Mayor Presidencial y al equipo de prensa de Salinas. Dije que “los muebles viejos de la casa donde se quedaría el presidente fueron echados a la calle y, en su lugar, se colocó un nuevo menaje de mobiliario”.
Esa palabrita “echaron”, generó que el teléfono directo del dueño del periódico, Osvaldo Rodríguez no dejara de sonar. Fue entonces que me ordenó, a través de la secretaria, que acudiera rápido a su oficina.
En un principio pensé que me felicitaría porque la nota que se había publicado ese día era ‘exclusiva’. No fue así. El reclamo fue duro “¡pero ¿cómo se le ocurrió poner esa pinche palabra de que los muebles los ‘echaron’ a la calle? Estos cabrones del Estado Mayor ya me tienen hasta la madre hábleme y hábleme toda la mañana…a ver cómo me compone esa chingadera”.
Y en realidad, no se contó una mentira, ni se utilizo mal la gramática española. El problema era la connotación peyorativa de una realidad que no se podía ocultar. Los muebles viejos realmente fueron echados a la calle porque estaban maltratados y alteraban la decoración del hogar elegido por la seguridad del presidente.
Eran muebles cucaracheados y desvencijados que no eran dignos para la alta investidura del personaje principal del libro que habla del fusilamiento de la sirvienta de la familia Salinas de Gortari.
Al día siguiente tuvimos que maquillar el asunto. Dijimos que en “una muestra de solidaridad, el gobierno de la república había obsequiado gentilmente un nuevo mobiliario, como un gesto de reciprocidad por tan bella y ejemplar iniciativa de quien gobierna este país, al elegir una casa enclavada en la colonia Felipe Ángeles, que lleva el nombre del prócer revolucionario chihuahuense que luchó, como Carlos Salinas, por las cusas populares de los menos necesitados…” y terminé la crónica con una sensación de náuseas.
Toda la parafernalia terminó en nada, en una nota de color donde se narraba lo que comió el presidente, lo que platicó con los miembros de aquella familia y lo que prometió a uno de los niños que llegó a creer que el presidente era como un dios.
A Chuy Macías se le ocurrió elegir una familia del sector, porque eran muy priistas, y con tan mala fortuna para el aparato oficial porque uno de los niños de casa tenía una enfermedad conocida como el Síndrome de Guillain Barré que obligó al presidente Salinas a ofrecer un tratamiento médico.
La promesa nunca se cumplió, jamás llegaron los médicos que aseguró el presidente que estarían en pocos días tocando la puerta de la vivienda.
La casa temporal del presidente fue acondicionada con un equipo especial para la purificación y suministro de agua, además fue pintada por dentro y por fuera, se le remozó el techo, fue equipada con un sanitario y un lavabo presidencial para que el hombre más poderoso de México atendiera sus necesidades básicas.
Y como dice el ex alcalde Teto Murguía “en política hay que esperar de todo, hasta las embarradas de mocos…” Salinas así concebía la política y la vida pública y se retiró de Ciudad Juárez después de una buena dosis de pueblo y de mocos.
Antes de abordar la Suburban blindada se tomó fotografías con algunos vecinos, que no durmieron ni hicieron ruido, emocionados por tener como vecino, por una noche, al mismísimo presidente de la república.

Rafael Navarro Barrón
Periodista y Analista Político.
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