A medida que se acercan los comicios de junio de 2024, emerge una reflexión sobre el panorama político y los personajes que lo protagonizan. Las elecciones, otrora eventos de profundo impacto democrático, parecen ahora más bien enfrentamientos entre élites políticas que no siempre despiertan entusiasmo en la ciudadanía.
El Frente Amplio no ha tenido el mejor de los desempeños en términos de coherencia y cumplimiento. Su proceso de selección ha sido tumultuoso, dejando al descubierto un aparente favoritismo hacia Xóchitl Gálvez y una desconcertante desorganización interna entre PAN y PRI.
Por otro lado, se ha presentado la figura de Claudia Sheinbaum con el apoyo de un reciente libro de Arturo Cano. El texto, más allá de ser un recuento biográfico, brinda al lector la oportunidad de acercarse a los diferentes matices de Sheinbaum: la activista, la científica y la política. Cano logra trazar un perfil multidimensional de una mujer que ha vivido y respirado la política desde muy joven, y que en varios momentos ha mostrado una humanidad refrescante y a veces desconcertante.
A pesar de su amplio bagaje, la percepción que se tiene de Sheinbaum como candidata no abraza a todos lo miembros de Morena, por lo que se espera una operación cicatriz de magnitud colosal al concluir el proceso actual antes de iniciar la búsqueda de la presidencia.
La reflexión sobre el papel de la historia y el futuro en la política mexicana nos lleva a pensar en el legado del presidente López Obrador, quien ha enfatizado la necesidad de mirar y sanar el pasado. Sheinbaum, a pesar de ser una mujer de ciencia, no siempre parece conectar con esta sensibilidad histórica que domina a gran parte de la población. La inclusión del término “futuro” en su retórica puede resultar desconcertante para aquellos que aún sienten el peso del pasado oprimido.
Las certezas sobre Sheinbaum son muchas, sin embargo, con todo y el alud de quejas exhibidas principalmente por Marcelo Ebrard, quien aún piensa que es él quien debe representar a la 4T como resultado de este proceso: “Es Sheinbaum o yo”, dijo recientemente.
En tanto, solo nos queda por ver si: ¿Puede la Claudia Sheinbaum de 2023 conectar con la activista de izquierda de los años 80? ¿Puede redefinir su estrategia y comunicación para realmente conectar con el pueblo y sus necesidades? Aunque los números actuales sugieran que no necesita hacerlo, sería refrescante ver a esa joven activista de antaño, que desafió sistemas autoritarios y luchó por un México más justo.
El desafío de cualquier candidato presidencial es titánico: un país con tantas carencias y desafíos necesita un liderazgo firme pero empático, un liderazgo que no sólo mire al futuro, sino que también comprenda y respete el pasado. En el horizonte político, la esperanza es que, más allá de las estrategias y campañas, surja un liderazgo capaz de unir y dirigir a México hacia un futuro prometedor.
David Gamboa
Mercadólogo por la UVM. Profesional del Marketing Digital y apasionado de las letras. Galardonado con la prestigiosa Columna de Plata de la APCJ por Columna en 2023. Es Editor General de ADN A Diario Network.