Hace unos días una compañera del trabajo me ofreció unos chapulines tostados, en el momento en que me disponía a comérmelos, todos me miraron con mucho asombro, en el norte de la República siempre han visto con extrañeza las distintas formas de comer de los del sur, que si comemos insectos, que si pedimos quesadillas con guisados, que si comemos tortas de tamal y tantas y tantas cosas que es difícil numerarlas, pero ¿Quién no ha comido algo extraño alguna vez en su vida?.
Hay algunos alimentos que sin ser extraños los han preparado mal y el sabor no es el mas agradable que uno haya probado, yo soy aficionado de hacer alitas y la primera ocasión que las cocine con tres valientes amigas Gabriela, Daniela y Jazmín los resultados no fueron tan halagadores, lo que salvo la noche fueron unas fresas coladas que hizo una de ellas muy exquisitas por cierto, no hay mejores hot cakes que los que he comido en la casa de mi hermana Lucia y recuerdo como mi hermana Olga hizo en una ocasión unos exquisitos hot dogs aunque el único detalle es que cuando metió los panes a baño maría lo hizo sin bolsa y eso se convirtió en una sopa de pan, que nadie pudo comerse.
Mi esposa hace una excelente sopa de pasta inigualable, hablando de sopas tengo que comentarles la historia del spaghetti del hermano de un amigo, todo comienza con un grupo de amigos y yo que a diario comíamos juntos, nos reuníamos de lunes a viernes comprábamos comida para todos y cada quien se dividía las distintas tareas de la cocina unos cortaban verduras otros preparaban la comida, algunos ponían la mesa y unos más lavaban los trastes ya terminando la comida, en una ocasión un amiga me comento que había un restaurante en Italia que para comprobar que la pasta este al dente la aventaban a la pared y si quedaba pegada, la pasta estaba en su punto.
Cuando nos reuníamos para comer , el menú era variado pero por lo menos una vez a la semana comíamos spaghetti ya sea a la boloñesa, a la mantequilla o con crema y atún, a veces es divertido aventar una pequeña parte de la pasta y esperar a que se adhiera a la pared, es como si uno jugar a la lotería y se sacara un premio, uno de mis compañeros seguro compartió este secreto de la cocina italiana a sus familiares, pero yo creo que se le olvido comentar que solo era una porción de una varita de la pasta, pero el hermano de mi camarada se atrevió a arrojar toda la sopa a la pared, no sé en qué momento pensó o como se imaginó que aventando toda la pasta podría hacer un excelente platillo, se imagina nada más poner en los platos la pasta que quedo pegada, y ¿Que habrá pasado con el agua caliente cuando aventó la olla a la pared? Yo no sé usted pero de probar una sopa de pan, unas alitas crudas o una pasta a la pared, prefiero definitivamente unos chapulines asados, todo esto sucedió y se los juro que son “Cuentos que no son cuento” hasta la próxima…
Adrián Cruz
Profesional con más de 30 años en diferentes medios de comunicación. En su columna, "Cuentos que no son cuento", comparte el anecdotario personal de un chilango viviendo en el norte del país. Muchas veces increíbles, pero siempre reales.
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